Para 10 1.25€/pers. 398kcal/100g
Ingredientes
- 75 g. de azúcar
- La piel de 1 limón
- 3 huevos medianos
- 200 g. de almendra molida
- 50 g. de harina de trigo
- 2 láminas de hojaldre rectangulares
- Aceite en abundancia para freír
- Azúcar glas para espolvorear
Los fardelejos son un dulce típico de La Rioja, concretamente del municipio de Arnedo, cuyo origen nos traslada temporalmente a los siglos IX y X. Se trata de una especie de empanada de hojaldre rellena de una crema con base de almendra que recuerda al mazapán, pero más ligera. Su forma rectangular es muy característica, así como el borde en relieve de zigzag.
Como ocurre con todas las recetas tradicionales, es un dulce que se consume mucho en las fiestas populares y patronales. Ideal para desayunar, para merendar o como postre de la comida. Son facilísimos de preparar, sobre todo sí compramos el hojaldre listo para usar, o puedes probar hacer hojaldre casero. El objetivo es que no haga falta estar en La Rioja para disfrutar de ellos.
Os invito a explorar esta receta de toda la vida y, con ello, ampliar el repertorio de dulces de vuestros recetarios. Es deliciosa. Crujiente por fuera y cremosa por dentro. El toque de limón del relleno es sutil, pero su presencia no pasa desapercibida. También puedes probar con otros dulces tradicionales como son los orelletes de Ibiza, las rosquillas francesas de San Isidro o los frixuelos asturianos. Pero ahora, ¿nos ponemos con la receta?
Receta fardalejos
Elaboración paso a paso
- Empezamos rallando el limón, para lo que usamos un rallador fino. Tiene que quedar lo más menudo posible.
- Añadimos la ralladura de limón al azúcar y mezclamos con los dedos, frotando bien para que ambos ingredientes queden bien unidos.
- A continuación agregamos los huevos y batimos con unas varillas eléctricas durante unos cinco minutos, a velocidad media. Tenemos que conseguir que la mezcla se vuelva cremosa y que crezca en volúmen. También cambiará de color volviéndose más blanquecina.
- Una vez conseguido lo anterior incorporamos la almendra molida y la harina de trigo, esta última tamizada para evitar que se formen grumos. Mezclamos suavemente con ayuda de una lengua de silicona, haciendo movimientos envolventes de abajo hacia arriba, evitando perder el aire que hemos incorporado con las varillas.
- Pasamos la mezcla resultante, que será cremosa y aireada, a una manga pastelera y la guardamos en la nevera durante unos minutos. Con el reposo espesa ligeramente, así que no sintáis la tentación de añadir más harina ni más almendra.
Damos forma al hojaldre
- Mientras tanto extendemos las láminas de hojaldre sobre la mesa de trabajo, usando el papel vegetal en el que vienen envueltas como soporte. Las estiramos un poco con ayuda de un rodillo, procurando mantener su forma, y las cortamos en seis rectángulos cada una.
- Pincelamos el contorno de cada porción de masa con un poco de agua y colocamos un poco de relleno en el centro. Doblamos la masa sobre sí misma, como si estuviéramos haciendo empanadillas, y presionamos los bordes suavemente para que queden bien adheridos.
- Cortamos los bordes con un cortador de zigzag para dar a los fardalejos su forma característica. En caso de no disponer de este utensilio los podemos cerrar con un tenedor, presionando todo el borde con sus púas.
Toca freír
- Calentamos abundante aceite en una sartén y freímos los fardalejos a temperatura media alta hasta que estén dorados, volteando cuando sea necesario.
- Según van estando listos los pasamos a una fuente con papel absorbente para que escurran el exceso de aceite.
- Una vez fritos todos los fardalejos, escurridos y atemperados, los espolvoreamos con azúcar glas y listos para consumir. Deliciosos con un vaso de leche a la hora de la merienda o con el café de la sobremesa.
Consejos para unos fardalejos perfectos
- Podríamos hacer el hojaldre para que los fardalejos fuesen 100% caseros, pero lo cierto es que hay masas industriales muy buenas y conseguidas que nos ahorran un montón de tiempo. No obstante, lo dejo a vuestra elección.
- Una vez fritos, los fardalejos aguantan en buenas condiciones y crujientes durante 24 horas. Mantienen su textura crujiente sin necesidad de guardarlos en un recipiente hermético. Basta con cubrirlos con un trapo fino.
- Hay quienes usan mucha más cantidad de almendra en el relleno o quienes ponen menos huevo, pero yo no lo recomiendo. El relleno, aunque resulte más fácil de manipular, queda demasiado mazacote y poco cremoso
- Se pueden hacer más pequeños, de bocado, simplemente cortando cada lámina de hojaldre en más porciones. Quedan igual de buenos.
Hemos trabajado 2 horas y 35 minutos para que disfrutes esta receta. ¿Cómo se calcula?
45 min. cocinando, 30 min. para hacer y editar las fotos, 45 min. para redactar y 35 min. para organizar y publicar todo en la web y en redes sociales.
😊 Sin contar lo que dedicamos a investigar cómo hacer la mejor receta, comprar los ingredientes, comerla (y repetirla si no ha salido de rechupete), leer vuestros comentarios y responder a las dudas.
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