Los canónigos son plantas comestibles utilizadas en infinidad de platos, siempre en fresco y como hoja de ensaladas de patatas, templadas e incluso tortillas y sopas. Otros alimentos a los que acompaña adecuadamente son la remolacha, el nabo, la col, la nuez, la uva, el tomate, la manzana, la judía verde, el champiñón, el apio y los espárragos. El aliño perfecto para los canónigos siempre será la sal, el aceite y el vinagre, pero siempre se agregará en el último momento con el fin de que la hoja no pierda su frescura característica. Esto se debe a que los canónigos son una planta terriblemente perecedera.
Si pretendemos utilizarla en una ensalada, deberemos mantener la forma de roseta de las hojas, completa, retirando únicamente sus raíces. Para lavarlas, solo tendremos que mantenerla debajo de una corriente de agua fría para después escurrirla de una forma delicada. Nunca deberá dejarse a remojo. Las hojas son terriblemente delicadas y si se fracturan, corremos el riesgo de perder ese sabor tan fresco y especial, además de su preciosa forma. Primero vamos a conocer un poco más sobre los canónigos.
Los canónigos. ¿Qué son?
Conocida con el nombre de canónigos entre la población de carne y hueso, la Valerianella locusta se trata de una variedad herbácea que suele emplearse dentro del mundo culinario. Se consume en crudo y a modo de condimento o de ensalada. La hierba se produce de forma anual y llega a alcanzar una altura de entre 7 y 40 cm. Sus hojas poseen un color verde apagado o grisáceo y brillante. Asimismo, la forma en la que están distribuidas es una estructura de roseta.
Además, las flores están colocadas de tal manera que nacen tres ramitas o más del tallo central. Esas flores son pequeñas y suelen poseer un color blanco o azulado, son hermafroditas y los elementos sexuales de la misma maduran al mismo tiempo, por lo que su maduración es homógama. Las semillas de los canónigos son dispersadas gracias a la gravedad y en una zona cercana a la planta madre. El periodo en el que se produce la floración es de mayo a julio principalmente.
El cultivo de los canónigos suele producirse en lugares que se encuentran a plena luz del sol y en suelos de tierra vegetal ligeros. También en ambientes en los que las temperaturas tienden a ser frías o frescas y en ambientes húmedos. Esta planta es increíblemente resistente a las bajas temperaturas. No tolera la sequedad y requiere un abonado algo específico. Sus semillas se siembran de forma directa en los huertos, y tienden a distribuirse en forma de hileras o incluso a voleo.
Tras su siembra, es necesario el transcurso de un mes y medio para obtener la cosecha y puede seguir cultivándose hasta la primavera. Gracias a la primera llegada del calor, se producen las pequeñas flores que cubren su parte superior y es en ese momento en el que la calidad del canónigo decrece y deja de ser tan apta para su consumo, pero se preservan para la obtención de semillas.
Al tener un tamaño pequeño, puede cultivarse entre otras especies cuyo ciclo sea más extenso, como, por ejemplo, la col, el nabo, la zanahoria o el puerro. Por norma general, las plagas no son muy corrientes en esta planta y esto se debe a que suele encontrarse en entornos más rústicos. Lo único que puede afectarle en mayor medida son los hongos ya que la humedad del ambiente en el que debe encontrarse, por norma general, es bastante alta. Sus hojas poseen un sabor ligeramente ácido pero delicado, como es el caso de las nueces, y de igual manera, el olor que producen también tiende a tener una suave acidez. Por otro lado, las hojas más sabrosas son las que tienen menor tamaño.
Si buscas inspiración para disfrutar de los canónigos en tus comidas, estas tres recetas te ofrecen combinaciones deliciosas y variadas que destacan por su frescura y equilibrio de sabores. Desde la ensalada de pera y anchoa con pesto de rúcula y canónigos, hasta la ensalada de canónigos con frutos secos y aguacate, y no te pierdas tampoco la ensalada de canónigos con queso de cabra, nueces y mermelada de frambuesa. Recetas ideales para sorprender en cualquier ocasión.
Tres ensaladas con canónigos
Ensalada de pera y anchoa con pesto de rúcula y canónigos
La ensalada de pera y anchoa con pesto de rúcula y canónigos resulta una combinación increíble en términos de sabores y texturas. La dulzura y jugosidad de la pera se equilibra a la perfección con el sabor salado del pescado, proporcionando una amalgama de experiencias al paladar. A esto se añade la frescura y amargor natural del pesto, lo cual le añade más carácter. No deja de ser una ensalada peculiar.
Ensalada de canónigos con frutos secos y aguacate
Hoy te traemos otra ensalada, la ensalada de canónigos con frutos secos y aguacate es un plato fresco y nutritivo que se prepara en base a ingredientes simples, pero que arrojan un resultado delicioso. Los canónigos dan un sabor base, suave y levemente dulzón, mientras los frutos secos brindan un toque crocante y enérgico. El aguacate es el de textura aterciopelada y sabor suave es el que reúne todo lo mencionado, rindiendo un plato de nivelado y reconfortante.
Ensalada de canónigos con queso de cabra, nueces y mermelada de frambuesa
Te traemos una ensalada de lo más curiosa, pero con un sabor inigualable, trata de la ensalada de canónigos con queso de cabra, nueces y mermelada de frambuesa. Esta receta no pasa desapercibida, ya que trae una combinación de sabores y texturas que crea una experiencia equilibrada entre la mermelada y las nueces. Los canónigos tienen un sabor suave y fresco, lo que les convierte en la base perfecta para el queso de cabra, al igual que estas tres recetas de ensaladas.
Categorías: Recetas con pocos ingredientes Recetas de ensaladas Recetas de ensaladas con frutas Recetas de ensaladas con queso Recetas de ensaladas de ahumados Recetas de ensaladas originales Recetas de ensaladas verdes Recetas de verano Recetas fáciles y rápidas Recetas frías, sin cocinado
