El concurso Internacional de vinos Gilbert & Gaillard ha perdido parte de su prestigio al otorgar la medalla de oro a un vino del supermercado belga Delhaize de tan solo 2,5 euros. La broma fue a cargo del programa de la televisión belga ‘On n’est pas des pigeons’.
Según los medios belgas, los jueces del concurso internacional de vinos fueron engañados por el programa de la RTBF después de que Éric Boschman, elegido el mejor sumiller de Bélgica en 1988, accediera a participar en el reportaje para demostrar cómo los concursos vinícolas internacionales han perdido profesionalidad.
En este concurso de cata de vinos, las bodegas participantes deben pagar una cuota de inscripción de 50€, enviar muestras para degustación y proporcionar datos de laboratorio, como los niveles de alcohol y azúcar. Este último requisito se pudo eludir fácilmente, ya que los organizadores del concurso no pagan sus propios análisis de laboratorio y no verifican los datos proporcionados por los productores del vino.
El sumiller eligió un vino de poca calidad y le cambiaron la etiqueta, creando una más llamativa. Incluso inventaron una historia para el mismo, afirmando que estaba hecho con variedades de uvas autóctonas en las Côtes de Sambre y Meuse (Valonia).
La buena presentación del vino y los comentarios excelentes de Éric Boschman sobre el mismo, fueron suficientes para que el jurado le concediera la Medalla de Oro tras una cata a ciegas en la que dijeron que se trataba de un vino «muy interesante, con color rojo granate brillante. Nariz tímida que combina frutas de hueso, grosellas, roble discreto. Paladar suave, nervioso y rico con limpios aromas jóvenes que prometen una agradable complejidad. Evolución sobre finas especias».
Tras anunciar el resultado, los organizadores también informaron a los ganadores de que podrían comprar 1.000 pegatinas doradas para exhibir en sus etiquetas de vino por tan solo 60 euros.
Esta metedura de pata del jurado revela una tendencia nada divertida, la proliferación de este tipo de personas a las que le falta profesionalidad y que viven sólo del dinero que pagan muchas bodegas para acceder al concurso sólo por temas de marketing. Desde luego, deja en evidencia no sólo a la organización, sino también a los jueces, quienes deberían ser profesionales del sector.
Esta broma planificada por un canal de televisión revela la verdad detrás de algunos concursos de cata de vinos. Y es que tener una o más medallas adornando la botella puede aumentar las ventas hasta en un 15%, una forma de que el consumidor compre esa u otra botella. ¿Y tú?¿Te dejas influir por los premios en los vinos?
Categorías: Actualidad gastronómica
Salvo alguno de los grandes, como Galt Milleu, los premios de los vinos hace mucho que solo son publicidad pagada. Y los gastronómicos ídem de lienzo.
Es flipante lo que pasa en el mundo del vino, eso sí, me imagino que no todo será igual, habría que profundizar más en el artículo. Me gusta el nuevo giro de Recetas de Rechupete con artículos de gastronomía, no sólo recetas… Buena vida!!
Yo no me dejo. Yo compro el mejor vino del mundo: Albariño de Galicia. Aunque el Viña Esmeralda, catalán, también está muy bueno. :-D
La verdad es que como mi presupuesto no alcanza para comprar vinos caros, no tengo mucha posibilidad de ser influenciado, pues esos supuestos catadores se dedican a vinos de gama media o alta. Es como los programas de TV de cocina donde uno dice «¡qué rico que es eso!» cuando solo lo vio por una pantalla que ni siquiera puede emitir (por ahora) cosas que tengan que ver con el olfato.