La lasaña es un clásico de la gastronomía, no solo de la italiana, sino del mundo entero. La mejor sin duda alguna, la casera, ya sea de carne, pescado o de verduras. Lo importante es elegir unos buenos ingredientes de calidad, desde la pasta, pasando sobre todo por el relleno y por último la bechamel.
No sé si os lo comenté alguna vez, pero la lasaña es uno de mis platos de pasta preferidos. Quizás aprendí a hacer lasaña antes que canelones por una sencilla razón, a mi madre le encanta. Lo que más me gusta de la lasaña es esa corteza crujiente, tostada y a la vez caramelizada que se crea por encima. Y qué decir de la bechamel… Exquisita con un toque de nuez moscada. Vamos a una receta para chuparse los dedos.
Ideal para llevar en el tupper a la oficina o la universidad, y que sin duda triunfa entre los más pequeños de casa. Una receta bastante completa y te da para superar un día lleno de energía.
Es un plato muy socorrido y que se puede congelar muy bien, sin casi estropear. Aprovecha para hacer grandes cantidades y congelarla, tan solo debes tener en cuenta algunas recomendaciones a la hora de descongelarla para no perder la textura cremosa y exquisita como las recién hechas.
La congelo antes o después de hornearla
Lo ideal es congelarla antes de hornear; siempre es mejor comerte una lasaña recién horneada que recalentada.
- Para evitar perder la calidad de los ingredientes, cuantos más procesos la sometamos, mucho mejor. Si horneamos, congelamos, descongelamos y volvemos a hornear, está claro que la textura no será la misma.
- Si la congelamos antes de hornear, conseguirás más consistencia y no se desmontará al partirla. Pero en el caso de que os sobre la que ya has horneado, también se puede congelar, aunque perderá textura y algunas propiedades.
Congelar lasaña
Tanto si vuestra lasaña, está horneada como si no, para congelarla hay que tener en cuenta algunos detalles:
- Podéis dejar la lasaña entera o cortada en porciones individuales, en recipientes aptos para congelar y para hornear y recalentar. Ten en cuenta que las bandejas de aluminio pueden aportar con el tiempo un sabor metálico.
- Deja que se enfríe durante horas, hasta que todas las capas estén totalmente frías, y os recomendamos dejar el queso sin añadir, ya que al congelarlo pierden consistencia.
- Os aguanta perfectamente en el congelador hasta 3 meses.
Descongelar lasaña sin antes hornear
- Puedes ponerla en el horno sin haberla descongelado. Lo único que debes tener en cuenta es que el tiempo será el doble, y el consumo de luz también. Y tal como está la factura de la luz, es mejor descongelarla con tiempo.
- Añade por encima el tipo de queso que hayas elegido. Y “Voilá” está lista para deleitarse con este manjar.
Descongelar lasaña ya horneada
En este caso lo que vamos hacer es descongelar y luego recalentar, nunca volverla a hornear. En este caso podemos utilizar el microondas o el horno, con la diferencia que en el microondas la debes descongelar antes y en el horno la puedes poner sin descongelar, pero como hemos dicho previamente os llevará el doble de tiempo.
Si tienes prisa sin duda el microondas, aunque recuerda descongelarla con anterioridad, mejor en la nevera. La textura no será nunca como recién horneada, pero es aceptable.
Si tienes tiempo, la puedes recalentar en el horno, pero con mucho cuidado en la temperatura elegida y el tiempo, para no pasarnos y volver a hornear. Conseguirás una textura similar a la recién hecha, pero claro está, nunca igual. El motivo es por los cambios que sufren algunos ingredientes cuando se cocinan, después se congelan y por último se recalientan. Hablamos del almidón, los azúcares, las grasas y las proteínas. Los almidones absorben líquido, las proteínas se desnaturalizan, las grasas se licuan y los azúcares se caramelizan. Con todos estos procesos las propiedades cambian.
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