Para 4 1.80€/pers. 350kcal/100g
Ingredientes
- 300 g. de harina de repostería
- 150 g. de azúcar moreno
- 100 g. de mantequilla (derretida)
- 200 ml. de melaza o miel de caña
- 1 huevo
- 200 ml. de leche entera
- 2 cucharaditas de jengibre en polvo
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 1/2 cucharadita de clavo molido (opcional)
- 1/2 cucharadita de bicarbonato de sodio
- Una pizca de sal
El bizcocho de jengibre y canela, también conocido como Sticky Gingerbread, es una auténtica delicia que combina los sabores especiados del invierno con una textura suave y pegajosa que se deshace en la boca. Este postre clásico, originario de Inglaterra, es perfecto para acompañar con una taza de té o café en una tarde fría, o incluso para servir como postre en una comida festiva.
Lo que hace especial a este bizcocho es su equilibrio entre el dulzor profundo de la melaza o miel de caña y las especias como el jengibre y la canela, que le aportan un aroma inconfundible. Además, la textura húmeda característica del Sticky Gingerbread se debe a la combinación de estos ingredientes con el bicarbonato, que crea una miga densa pero ligera al mismo tiempo. Este tipo de bizcocho tiene una larga tradición en la repostería británica y europea.
Si eres amante de los postres especiados, este bizcocho es una excelente opción. Y si quieres explorar más recetas de este estilo, puedes probar el bizcocho de zanahoria, un clásico de la repostería americana, o esta empanada de manzana gallega, con el contraste de la masa ligeramente abizcochada y con un interior cremoso.
Receta bizcocho de jengibre y canela
Elaboración paso a paso
- Comenzamos precalentando el horno a 180 ºC, con calor arriba y abajo. Engrasamos un molde rectangular o lo forramos con papel vegetal, asegurándonos de cubrir bien las esquinas para evitar que el bizcocho se pegue.
- En un bol grande, tamizamos la harina, el bicarbonato de sodio, el jengibre en polvo, la canela, el clavo molido y una pizca de sal. Este paso no solo evita grumos, sino que también asegura que las especias se distribuyan de manera uniforme por toda la masa.
- En un cazo, calentamos la mantequilla derretida junto con la melaza o miel de caña y el azúcar moreno, removiendo constantemente hasta que se mezclen por completo. Retiramos del fuego y dejamos enfriar ligeramente.
- Una vez que la mezcla líquida se haya enfriado un poco, añadimos el huevo batido y la leche, mezclando bien para integrar todos los ingredientes. Este paso es clave para conseguir una masa homogénea y suave.
- Vertemos la mezcla líquida sobre los ingredientes secos poco a poco, removiendo con una espátula o varillas manuales para evitar grumos. El resultado será una masa ligeramente líquida, pero no te preocupes: esto es lo que le dará al bizcocho su característica textura húmeda.
- Transferimos la masa al molde preparado, alisando la superficie con una espátula. Golpeemos suavemente el molde contra la encimera para eliminar posibles burbujas de aire.
- Introducimos el molde en el horno precalentado y horneamos durante 35-40 minutos, o hasta que, al insertar un palillo en el centro, este salga limpio. Durante el horneado, la cocina se llenará de un aroma especiado que te hará la boca agua.
- Retiramos el bizcocho del horno y lo dejamos enfriar en el molde durante 10 minutos. Luego, lo desmoldamos con cuidado y lo colocamos sobre una rejilla para que se enfríe completamente antes de cortarlo.
Consejos para un bizcocho de jengibre y canela perfecto
- Para un sabor más intenso, utilice jengibre fresco rallado en lugar de jengibre en polvo. También puedes ajustar la cantidad de especias según tu gusto.
- Si no tienes melaza o miel de caña, puedes sustituirla por miel normal o jarabe de arce, aunque el sabor será menos profundo.
- Este bizcocho mejora con el tiempo: guárdalo en un recipiente hermético durante un día o dos antes de servirlo para que los sabores se intensifiquen.
- El Sticky Gingerbread admite muchas personalizaciones. Por ejemplo, puedes agregar trocitos de jengibre confitado a la masa para darle un toque extra de textura y sabor. Otra opción es cubrir el bizcocho con un glaseado de limón, que aporta un contraste refrescante al dulzor de la melaza.
- El jengibre ha sido utilizado en la repostería europea desde la Edad Media, cuando se creía que tenía propiedades medicinales. En Inglaterra, el pan de jengibre era tan popular que incluso se vendía en ferias como un regalo especial.
- El bizcocho de jengibre y canela es mucho más que un postre simple: es un homenaje a los sabores cálidos y reconfortantes que tanto nos gustan, especialmente en los meses fríos. Prepáralo en casa y sorprende a tus seres queridos con esta receta llena de tradición y sabor. ¡Seguro que se convertirá en un clásico en tu cocina!
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