Si toda nuestra preocupación fuera por la cena de Navidad, seguramente se esfumaría en cuanto termináramos la digestión. Pero es que no estamos hablando de sólo una comida en la que sobrepasamos los límites. Lo que en realidad nos preocupa, es la suma de veces que salimos de nuestra rutina alimenticia y caímos en un espiral de excesos.
Fiestas, celebraciones, brindis por aquí y allá, comidas de empresas, el reencuentro con amigos después de un año sin verlos, las despedidas y, sí, también las cenas y comidas de Navidad y Nochevieja.
Y por si fuera poco… hasta el 7 de enero no cesan las posibilidades de comer y beber de más, como si no hubiera un mañana. Pero el 8 de enero llega enseguida y no hay que desesperarse. Eres parte de la gran mayoría de humanos que se deja llevar por las festividades y se desborda. Y así como no engordas por una comida muy copiosa, tampoco vas a adelgazar por no cenar esta noche.
¿Cuántas veces has hecho dietas restrictivas (no cuentan las recetadas por el médico o nutricionista)? ¿Cuántas veces has abandonado esas dietas? Es más, es posible que hasta la palabra “dieta” te dé un poco de grima, con sólo pensarla.
Y es que asociamos esa palabra al no comer lo que nos gusta y al efecto rebote. Así, no hay quien se entusiasme con bajar de peso.
Si haces un tratamiento de shock tipo dieta detox de 15 días, lo más seguro es que el día 16 vuelvas a coger peso, además de que mientras dure la restricción de alimentos tus ánimos, tus ganas y tu energía estén por el suelo.
Entonces ¿cómo adelgazar después de Navidad?
De la misma manera que se adelgaza durante el año: cambiando el comer mucho por comer mejor.
Porque no existe el “undo” automático como en el ordenador. Es hora de tomar las riendas y elegir qué ingerimos y cómo. Para que cada bocado te juegue a favor.
Usa la lógica
Hay algo en el estilo de vida de alimentarte que te ha traído a cómo te sientes hoy. Y como estamos viendo cómo es eso de comer mejor, te contamos qué significa eso:
- Por regla general, cuanto más cerca de la planta, mejor. Para las carnes, cuanto más cerca del animal, mejor. Es decir, cuanto más real sea la comida, mucho mejor. Eso es lo principal. Básicamente, aléjate de los ultraprocesados.
- Las harinas refinadas, tampoco se ponen de tu parte. Cuanto más cerca del grano entero, mejor.
- Evita el consumo de azúcar en todas sus formas: azúcares añadidos, sacarosa, dextrosa, jarabe de fructosa, etc.
- Revisa que los productos estén elaborados con aceite de oliva virgen extra y no con aceites vegetales o refinados.
- Evita los que contengan nitratos.
- Lee las etiquetas, si el producto principal no es lo que estás comprando, sospecha. Si la etiqueta te muestra que tiene más de 5 ingredientes, es posible que sea un ultraprocesado.
- Cereales para el desayuno. Lee la etiqueta. ¿contiene grasa de palma? ¿Cuánta azúcar tiene? ¿Tiene más de 5 ingredientes?
- ¿Quesos?, mientras sea leche y cuajo, perfecto.
- Si vas a comprar procesados busca, por ejemplo:
- verduras y carnes congeladas, así te servirán para hacer rápidamente diferentes platos.
- Las conservas, suelen estar muy bien.
- Siempre opta por pescados frescos o congelados, pero si te decides por uno de lata, que sea al natural o con aceite de oliva.
- Leches, yogures, postres. Ojo con el azúcar. Incluso lee las etiquetas de las leches vegetales.
- Por supuesto, ponte en movimiento. Te hará sentir mejor, te ayudará a verte mejor y estarás más saludable.
La vida es mucho más fácil cuando entiendes qué estás comiendo. Lo principal es ser consiente de los productos que estamos consumiendo, para elegir si realmente queremos seguir por ese camino.
Con esto en mente, empecemos con la acción.
Por dónde empezar
Ahora, vamos a distinguir qué es comer y qué es alimentarse. Mientras lo primero es ingerir productos, lo segundo se refiere a nutrir tu cuerpo de una forma saludable, aportándole todo lo que necesita para funcionar correctamente.
Ambos te sacian, la diferencia es el impacto que tienen en tu salud, tus emociones y en la manera en que te ves y te sientes.
Es el momento de ver qué tienes a tu alcance
- Ve a tu alacena y fíjate qué alimentos estás guardando. ¿Estás seguro de que el sentirte lleno y pesado sólo fue las por las comidas de Navidad? Es posible que esta sensación, la estés sintiendo desde hace tiempo.
- Pan blanco, azúcar, bollería, cereales, galletas, ¿tienes algo de esto? Deshazte de ellos y de todos los dulces de Navidad que queden. Ese polvorón que quedó en tu cajón del escritorio de la oficina, también.
- No te ayudan en lo más mínimo y si los tienes, los comes. Pero ¿están alimentando tu cuerpo, o simplemente te dan la sensación de saciedad?
- Ahora revisa la nevera. Busca embutidos, lácteos, carnes procesadas, salsas, refrescos y bebidas. Usa tu lógica basándote en el listado anterior y descarta los productos que no te ayudarán a cumplir tu objetivo de comer mejor y bajar de peso.
- Tienes pasta, harinas, ¿qué más? Si no te juegan a favor para cumplir tu propósito, fuera de casa.
«En definitiva, todo lo que no te alimente, fuera de tu alcance»
Nuestros consejos para bajar esos kilos de más
Vamos por paso a paso.
- Fíjate un objetivo. Si quieres llegar a algún sitio, márcate a dónde quieres llegar. Pero sé
- Deshazte de los productos que no te ayudan, como hemos visto antes.
- Planifica tu menú para que perder peso, no impacte negativamente en tu energía ni en tu salud. Bajar de peso no es pasar hambre. Haz un menú o una lista de comidas que puedas hacerte durante la semana o qué cosas te gustaría tener en la nevera o en casa. No hay nada más frustrante que abrirla y desear ver la respuesta al “qué como” Si lo planificas, no tendrás ni qué
- Fuera todo lo que tenga azúcar añadida, refrescos, grasas saturadas, bollería, etc. Cuando decimos “todo”, no significa “un poco” o “casi todo”. Todo es todo. Tienes miles de opciones para donar alimentos o pasárselos a alguien que aún no sea muy consciente de su alimentación.
- El alcohol, tampoco te ayuda. Opta siempre por agua.
- Mantente hidratado.
- ¿Qué hacer cuando tengas antojos? Recuerda tu objetivo y analiza si es ansiedad o hambre lo que sientes. Si ha pasado mucho tiempo desde la última comida, es posible que sea hambre. Sino, puede ser ansiedad. Busca un picoteo que juegue a tu favor: Lácteos, vegetales o carnes. Frutas, frutos secos (que no sean fritos, ni caramelizados, ni nada eso. Cuanto más cerca de la planta, siempre mejor.) Puedes combinarlos con un yogur. Unas tostadas integrales o de centeno o de grano, con hummus casero, te ayudarán a reponer fuerzas. Come cuando tengas hambre, es la señal que te da el cuerpo para decirte que necesita combustible. Hambre no es angustia ni nervios.
- Muévete. Si aún no le has hecho la carta a los reyes, puedes pedirles un pulsó Con él podrás contar los pasos y dependiendo de la marca, también podrá animarte a moverte. Motivarte es lo principal. Caminar… es verdad que “nadie” tiempo. Hasta que se lo hace. Eso sí, hacer más ejercicios comiendo mal, no te llevará a ningún sitio. En cambio, si comes mejor y te mueves, potencias los resultados positivos. Planifica tu rutina con un entrenador de verdad. Seguramente él podrá darte ejercicios que contrarresten tu falta de tiempo.
- Disfruta. Disfruta mucho de tus nuevas elecciones.
Siempre es buena idea consultar a un nutricionista para que te haga pruebas para saber si tu cuerpo necesita algún alimento en especial o si por el contrario, hay alguno que debes moderar en tu alimentación.
Recuerda, estos consejos son generales. Nadie como un experto en cada materia para que pueda orientarte en qué puedes hacer.
No te olvides de descansar
- Cuando dormimos, el cuerpo entra en estado reposo, se repone y coge fuerzas para el próximo día.
- Cuando descansamos bien, el cerebro funciona mejor y hasta el ánimo te cambia. Además, puede repercutir en tu peso.
Inspirándote para el nuevo menú
¡Estás en un blog de cocina! Aquí tienes miles de opciones para cocinar. Recuerda que también tienes el libro de cocina de taper. O recetas de la abuela.
¿Con estas pautas bajarás de peso súbitamente?
- En cuanto cambias tu alimentación, lo notas. Lo verás en la piel, en tu estado de ánimo y tu energía. Y luego en tu ropa. Estarás más ágil, más liviano, evitarás sentirte hinchado y te evitarás las ganas de boicotear tus objetivos.
- Por supuesto, estas son pautas genéricas, nada como ir a un nutricionista para que te recomiende un menú diseñado para tu cuerpo. Y para ponerte en movimiento, tu mejor aliado será tu entrenador personal.
- Ambos profesionales pueden trabajar en conjunto para potenciar los buenos resultados de tu nuevo estilo de alimentación.
Categorías: Actualidad gastronómica Aprende a cocinar
No lo podríais definir mejor, caímos espiral de excesos. A mí me pasa que hasta los últimos días no soy muy consciente y mi conciencia se relaja. Es como si mi cuerpo fuese una masa que dejas reposar y como si nada, en unos días empezase a fermentar él solito… Qué desastre!! Me encantan vuestros consejos, muchas gracias!
Muchas gracias Ana! Espero que te guste todo lo que tenemos preparado para este año, muchas recetas y consejos. Por ahora, volvemos a la rutina alimentaria y por supuesto a la normalidad… pero asoma la cabeza Carnaval… no digo más.