real madrid
Gareth Bale, la ambición de un humilde
Se ha integrado. Entiende los chistes en el vestuario. Ya no siente presión. Su golazo marcará un antes y un después. Así lo siente

Para estar herniado, este muchacho de mejillas sonrosadas no le pega nada mal a la pelota. Es difícil levantar al Bernabéu de sus asientos. Es un público que ha visto jugar aquí a Di Stéfano, a Gento, a Kopa, a Zinedine Zidane , a Ronaldo Nazario de Lima. Y a Cristiano Ronaldo . Este galés fichado el 28 de agosto sin hacer pretemporada es un portento. El sábado volvió a poner de pie a la afición madridista con un trallazo con la izquierda, como hizo con sus disparos frente al Galatasaray, el Valladolid y el Sevilla. El gol llegó cuando la grada ponía en duda su rendimiento. Se llama Gareth Bale y piensa que esa diana marcará un antes y un después. No es ninguna tontería. Es una sensación íntima del jugador. Ha venido al Madrid «a hacer historia», aunque muchos esperen su fracaso para cargar contra Florentino Pérez.
Sabe el británico que la severa crítica que persigue su rendimiento son balas de doble cabeza, también dirigidas contra quien le contrató por 91 millones. Ya se ha quitado esa presión. Su enorme potencia muscular y su gran calidad le permite luchar contra todo y contra todos. La carencia de pretemporada le ha hecho ser baja en diferentes encuentros. Con estos inconvenientes, Bale realiza una buena campaña en su estreno con el Real Madrid . Suma doce goles y diez asistencias en veinticinco encuentros. Y, lo fundamental, se siente adaptado. «Ya entiende las bromas y los chistes de los compañeros», subrayan en el club. «Ya no depende siempre de Modric, está integrado». Y piensa jugar mejor a partir de ahora. «Quiero ser importante en esta fase decisiva de la temporada», manifiesta con esa humildad que no esconde su enorme ambición.
Llega la Champions, el Schalke, y sueña con entrar en la historia del equipo que hizo grande la Copa de Europa. «Mi primer recuerdo de la Champions es el gol de volea de Zidane en la final de Glasgow». Sucedió en 2002. Tenía doce años. Le gustaría emularlo con un disparo en la final de Lisboa, en mayo, similar al que supuso el 2-0 contra el Elche. «El gol soñado».
No se siente más que nadie. Su modestia es una virtud que ha sorprendido en la plantilla. No se siente más que nadie, aunque su precio le coloque en el segundo puesto del mundo, solo superado por Cristiano (96 millones costó en 2009). En el Madrid reflexionan que a Gareth le ha venido bien no fijarse en la prensa en los últimos meses. Sus lesiones fueron portadas muchos días. El galés se desmarcó del foco mediático que le perseguía. Alquiló la mansión que Kaká dejaba en La Finca y se centró mentalmente en acoplarse al Madrid y a su idiosincrasia.
Lo primero que intentó fue entender la vida española. Los horarios de las comidas son distintos. A él no le afectan demasiado. Puede comer a la una, como en Inglaterra, después de los entrenamientos. Lo hace en Valdebebas, donde hay una alimentación especial, o en casa. La cena la realiza a las siete y media junto a su familia.
Al llegar a España supo de verdad lo que era el calor. Le afectaba. Hoy está preparado para ello. Se ha acoplado a la capital. Ya juega al golf, su otra pasión, en los contados días libres que disfruta. España le permite hacerlo en invierno, qué lujo. Comienza a gustarle vivir aquí. Es un paso clave para triunfar en el Madrid. Ha firmado un contrato por seis años. Es una apuesta a largo, plazo. «Ganar títulos en mi primera temporada es mi objetivo». Detrás de esa «timidez» que Ancelotti comenta hay un jugador muy ambicioso. Hacer historia en la Liga de Campeones es su obsesión. El Tottenham no le permitía hacerlo. Por eso firmó por el club que hizo legendaria la Copa de Europa. Imitó a Modric. «Para vivir la Champions hay que jugar en el Real Madrid ». Es el anhelo de ambos.
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