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Joaquín Cortés: «Ni tengo la Medalla de Andalucía ni me han llamado nunca de la Bienal de Flamenco»
El bailaor cordobés estrena la obra 'Esencia' el 17 de marzo en el teatro Cartuja Center tras años de ausencia de los escenarios
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![Joaquín Cortés en el patio de butacas del Cartuja Center, donde actuará el próximo día 17 de marzo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/queplan/2023/03/02/joaquin-cortes-cartuja-ROIpePzGrU7O6y7mscfMrIM-1200x840@abc.jpg)
A los 19 años decidió dejar el Ballet Nacional de España, algo que para muchos significa una meta, pero para este bailaor era una frontera. Fundó su propia compañía, creó la obra 'Cibayí', luego 'Pasión gitana' y montó la revolución. ... Joaquín Cortés (Córdoba, 1969), regresa a los escenarios tras seis años de ausencia con la obra 'Esencia', que el próximo 17 de marzo se podrá ver en Sevilla en el teatro Cartuja Center.
Llega Cortés con sus sempiternas gafas de sol y su sonrisa de pillo, que no ha perdido a sus 54 años, «porque sigo conservando el niño que llevo dentro». Espigado, como en sus mejores tiempos, afirma que se cuida muchísimo y que cuando está en el escenario «salgo a darlo todo, no comprendo actuar si no es de esta forma. Echaba de menos el escenario».
Pisó Broadway, bailó en los Oscar, en los Grammy, fue el niño mimado en Nueva York, llenaba estadios de fútbol con 60.000 personas, bailó con figuras míticas de la danza como Maya Plisétskaya o Sylvie Guillem. Sus amigos Giorgio Armani o Jean Paul Gaultier diseñaban su vestuario. Su foto salía en portadas de revistas, su romance con Naomi Campbell llenó páginas y programas de televisión y se lo rifaban las marcas publicitarias para sus productos.
Tiene premios internacionales, le han nombrado hijo predilecto de muchas ciudades y en 2009 la Unesco nombra su legado artístico como Patrimonio inmaterial de la humanidad, 12 años antes de que este mismo nombramiento le fuese otorgado al propio arte Flamenco. «Yo luché muchísimo para que esto pasara y hablé con muchas instituciones como embajador Cultural de la Unesco. Pensaba, está el jazz, el blues, y no el flamenco..., y nunca nadie me ha dado las gracias», dice el bailaor.
Está en posesión de la Medalla de Oro de las Bellas Artes, pero no tiene ni el Premio Nacional de Danza ni tampoco la Medalla de Andalucía, aunque reconoce que «si me la dieran sería un orgullo, soy andaluz, aunque sea ciudadano del mundo. Pero este tipo de cosas te hacen más ilusión con menos años, sobre todo a mí, que he hecho tanto por la cultura de nuestro país en el mundo, no sólo en España. Ilusión con 54 años..., es como el Premio Nacional de Danza, y Premios Max tuve de casualidad, porque 'Pasión gitana' es la obra de flamenco más vista del mundo, si no, ni eso. Hay un antes y un después de la Danza Española cuando monté esta obra».
Dice que su amigo Julio Iglesias y él son los únicos españoles que han ido a países que ningún otro artista español ha pisado, y que tras los estrenos en España, en el Liceo de Barcelona y el Kursaal de San Sebastián, empezará con 'Esencia' una gira por Estados Unidos. «La obra cuenta la historia de un niño que quería ser bailaor y que imitaba a su tío que era su ídolo, Cristóbal de los Reyes». Lleva 18 músicos, ocho bailaoras, dos bailarines invitados, «mi prima Natharet Reyes y el bailarín de contemporáneo Nicolás Rambaud».
A pesar de sus 40 años de carrera, nunca ha actuado en la Bienal de Flamenco de Sevilla. «Ahora que no están ni Paco de Lucía ni Camarón, no traen al máximo exponente del flamenco que soy yo. Habría que preguntar a los que dirigen el festival por qué no me traen a la Bienal, porque cuando he venido a Sevilla he llenado y el público responde».
Grabó la película 'Flamenco' con Carlos Saura y le pidió al director hacer alguna escena junto a su ídolo, Antonio Gades. «Yo estaba entonces empezando y me hubiera hecho mucha ilusión, pero Saura me dijo que Gades no quería. Hubiera sido algo que habría quedado para la historia».
Tras seis años de silencio, en donde se ha mudado a Portugal y ha tenido dos hijos, regresa a la escena con 'Esencia'. «Han sido tres años de pandemia. Este año último no he hecho nada porque estaba con mis niños. Además, cuando nació Romeo hice un año sabático, quería estar con mis hijos. En 2019 estrené 'Esencia' en Atenas ante 12.000 personas, y justo cuando estaba programada la gira mundial, empieza el follón y la pandemia para el mundo. Además, entre medias de todo eso, tuve una lesión muy fuerte en Cascais, haciendo un concierto al aire libre ante 3.000 personas. Me rompí el hueso de la cadera. Estuve ocho meses de rehabilitación con los mejores recuperadores, como si fuera un deportista de élite. Es una lesión típica de futbolista, algo muy raro. Yo nunca había tenido graves lesiones, en eso hasta ese momento era un hombre afortunado».
Pero no todo en la carrera meteórica de este bailaor ha sido un camino de rosas. La muerte de su madre fue devastadora. «Cuando ella murió, perdí el brillo. Se me apagó la luz de mis ojos. Estuve un tiempo muy mal y un día sentí un escalofrío porque alguien me abrazaba y me decía que me levantara, y me levanté. Me quedé como el de la película 'Naúfrago'. Dormía en la cama de mi madre, aunque no dormía. A los tres años murió mi padre. La vida te cambia con esto golpes tan fuertes. Luego es verdad que cuando nació mi hijo Romeo volví a recuperar la luz, el brillo de los ojos, las ganas. Yo veo a mis niños y me como el mundo, conmigo no puede nadie», asegura.
El público
Cree que el público no le ha olvidado, «hace poco hice una cosa pequeña para probarme y en hora y media se vendió todo. En el Teatro Real me dicen que la venta está casi agotada. A ver en Sevilla, no sé aún cómo va. Yo lo que quiero es llenar. Soy un artista grande, acostumbrado a meter diez o veinte mil personas en todo el mundo, y estoy acostumbrado a eso».
«He metido a 60.000 personas que han pagado su entrada en un estadio de fútbol, a ver qué bailarín ha hecho eso en la historia, ni español ni extranjero»
Joaquín Cortés
Es consciente de que creó el fenómeno 'fans' en el baile flamenco. «No hace falta que yo lo diga, es así», y cree que haber estado en el escaparate de la prensa rosa no le perjudicó. «La vida nos lleva adonde nos lleva, y aquí hay una historia y 42 años de carrera. Lo importante es seguir creando y soñando. Aquella época me abrió puertas en el mundo porque al final y sin falsa modestia, la gente dice eso de 'este se cree dios', y no, no me lo creo. He metido a 60.000 personas que han pagado su entrada en un estadio de fútbol, a ver qué bailarín ha hecho eso en la historia, ni español ni extranjero. La vida fue así y me benefició. Recuerdo que en el Auditorio Nacional de México Paco de Lucía metía dos mil personas y yo metía diez mil. Sucedió así, sin más, pero porque me había metido en un mundo de glamour..., pero luego me veían en el escenario y me llamaban el 'dios del baile', 'el Nureyev flamenco', 'el gitano universal'».
Vive a caballo entre Madrid, Lisboa y Miami, y volviendo la vista atrás dice que la fama no le cambió tanto. «Otra cosa es lo que la gente veía desde fuera. Tuve la suerte de que me criaron mis abuelos paternos, tuve dos padres y dos madres. Me pusieron la cabeza muy bien amueblada. Nunca se me subió el éxito, sabía muy bien lo que hacía y dónde estaba. Yo decía muy joven: quiero llenar las plazas de toros, y me decían, estás loco, y luego las llené. He hecho cosas que no ha hecho nadie de la danza. Sí es verdad que no es lo mismo ser estrella con 40 años que con 27, como yo. Estaba en todos lados, y todavía tengo imitadores (se ríe)».
Su estilo rompió moldes y asegura que, «hay un flamenco antes y después de mí. Ahora hablan de vanguardias, de hombres con bata de cola. Yo lo hice hace treinta años y me criticaban. Ahora está de moda la falda. Antes éramos sólo Miguel Bosé y yo. Debimos de ser visionarios».
Confiesa que no quitaría nada de su recorrido vital. «Hay que morir con lo bueno y con lo malo. La vida es así. El dinero viene y va, aquí lo importante es la salud y la familia. Yo vengo de una familia gitana de clase media, comía plato de jamón todos los días, pero luego puse a mi familia a vivir como reyes, y me siento orgulloso, porque nadie me ha regalado nada. Ha sido a fuerza de trabajo. La gente piensa que tú estás tirado en Malibú, y no, hay detrás un trabajo muy duro. Tengo 54 años, y sin falsa modestia, veo a chicos de ahora que en media hora están agotados, y yo me tiro en el escenario dos horas».
Los hijos
Si hay algo que le ha cambiado la vida y que ha afectado, para bien según confiesa, es el nacimiento de sus dos hijos. «La paternidad me ha cambiado mucho, me ha dulcificado. Hace muchos años, cuando me preguntaban cuándo iba a tener familia, les decía, la tendré, tarde pero seguro, porque yo quería tener descendencia, quería ser padre. Tras mis hijos, estoy más sensible». No le importa lo que digan de él en los 'papeles'. «Soy muy feliz, si hubiera vivido de las críticas no hubiera vivido y siempre he hecho lo que he querido».
Con 54 años asegura que su baile sigue teniendo mucha fuerza. «El público me va a ver. En unas cosas ganamos y en otras perdemos, pero los años te dan sabiduría, y sé que tengo mi sello. Eso sí, cuando salgo al escenario salgo a matarme, el día que no tenga esa fuerza, me retiraré. Son dos horas de espectáculo y me entrego a tope». Y termina haciendo un llamamiento a los responsables públicos: Hay que apoyar y revindicar la cultura, no es posible que otros países siempre estén por delante de nosotros, que además tenemos algo tan importante y único como el flamenco», sentencia.
'Esencia', de Joaquín Cortés
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Dónde:Cartuja Center
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Direccón: C/ Leonardo da Vinci, 7. Isla de la Cartuja
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Cuándo: viernes 17 de marzo de 2023.
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Horario: 20.30 horas
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Precio: Desde 40 hasta 110
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Entradas: www.cartujacenter.janto.es
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