Hazte premium Hazte premium

Crónica

Joaquín Sabina se despide de Sevilla por la puerta grande

El genial cantautor brindó anoche un brillante concierto en la Real Maestranza ante 6.500 espectadores

Joaquín Sabina le dedica su concierto a Curro Romero: «Siempre he venido a la Maestranza a ver al Faraón de Camas»

Joaquín Sabina, durante su concierto de anoche en Sevilla Juan Flores/ VÍDEO: FERNANDO RODRÍGUEZ MURUBE

Fernando Rodríguez Murube

Sevilla

Noche para la historia de la ciudad la que se vivió anoche en la Real Maestranza de Sevilla. Y en esta ocasión no tuvo a un torero como protagonista. O sí. Joaquín Sabina brindó un gran concierto en el marco de una gira con claros aromas a despedida, algo ya de por sí para que cada uno lo guarde en los anales de su memoria, pero el momento que quedará para el recuerdo de cada espectador y de Sevilla es ese encuentro entre Sabina y Curro Romero.

El cantautor, nada más empezar el concierto, tras arrancar con 'Cuando era más joven', dedicó unas sentidas palabras al torero, que se encontraba en la quinta fila. «He venido bastantes veces a la Maestranza, siempre a ver al Faraón de Camas, a Curro Romero. ¿Cómo puede ser tan loca la vida y a veces tan emocionante? Me acaban de decir que está aquí con su mujer, Carmen Tello. Curro, maestro, este concierto es para usted. No se puede pedir más a la vida». De maestro a maestro, ambos de pie y el público ovacionando. «Saber que estaba ahí delante el artista que más me ha impresionado en mi vida ha hecho que cambie mi guion del concierto», confesó un poco más tarde.

Galería. Joaquín Sabina, durante su concierto en la Maestranza FOTO: JUAN FLORES

Además de revisar gran parte de su excelso cancionero, el bardo andaluz también interpretó tres de sus creaciones más recientes, 'Lo niego todo', 'Lágrimas de mármol' y 'Sintiéndolo mucho' («Por fin ayer llegó la hora tan temida de hacer balance de mi vida y terminar esta canción, y en vez de echar sal y vinagre en las heridas haré otra vez de tripas corazón»).

El tour, el concierto y las letras recién referidas son indiscutiblemente el particular canto del cisne a orillas del Guadalquivir del artista más canalla y lleno de talento de cuantos existen en la música de autor escrita en la lengua de Cervantes.

Dos horas de altísimo voltaje literario

Y lo hizo de manera memorable, dosificándose, sí, con la mirada demasiado atenta al telepronter para no olvidar ningún verso, con la voz igual de cascada que de costumbre, casi sin bajarse de su taburete, pero qué importa eso cuando la vieja fragua de su garganta funde de manera única los lamentos del corazón, qué importa eso cuando tamaño repertorio de altísimo voltaje literario suena a la perfección a manos de una banda (su «cuadrilla») repleta de grandes músicos –los habituales a excepción de Pancho Varona (¿alguien le echó anoche de menos? en el escenario al menos, no)–, qué importa eso si su sola presencia cautiva, qué importa eso cuando la suma de los factores da como resultado dos horas tan fecundas para el alma como las que se vivieron anoche en el ruedo del Baratillo.

Como el torero sevillano, el maestro Sabina no necesita armar una faena larga, en cuatro lances de su excelsa poesía musicada hay más verdad, más talento y más arte que en todos los maratonianos festivales que abundan cada primavera-verano a lo largo y ancho de la geografía española, más que suficientes para poner a todo el mundo de acuerdo y poner la plaza boca abajo. Pero es que, además, al igual que el Faraón de Camas, parece que el Flaco se gusta en la Maestranza.

Anoche se le veía más que cómodo, llevando la contraria a su dinámica en esta gira, el de Úbeda estuvo anoche muy cómplice con el público, hablando sobre lo divino y lo humano, marcándose, incluso, algún que otro baile socarrón marca de la casa. Aparte de brindarle la «faena» a Curro, el cantautor dedicó el concierto a «uno de los mejores actores contemporáneos», Antonio de la Torre, que también se encontraba entre las primeras filas ubicadas sobre el mismísimo ruedo maestrante y que disfrutó de lo lindo y de forma muy expresiva de la actuación de uno de sus ídolos.

Sempiterno embajador de la bohemia, pocos artistas han plasmado con tanto tino y arte como Sabina los sentimientos de las noches gobernadas como mano de hierro por la soledad y ese melancólico dolor que seca la garganta y humedece las mejillas, de las noches de barra de bar y humo en las que la sinceridad y la pasión son tan intensas y sinceras como efímeras. De sus temas legendarios no faltaron 'Por el bulevar de los sueños rotos', '19 días y 500 noches', 'Y sin embargo', 'Princesa' y, por supuesto, 'Y nos dieron las diez', ya en los bises y coreada por toda la plaza.

Tras su brillante y emocionante actuación de anoche, Sabina volverá a la Maestranza este domingo para ofrecer su segundo concierto en Sevilla, cita para la que, al igual que ayer, se agotaron las entradas hace casi un año.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación