Café Quijano en Sevilla: una noche de nostalgia, amor y boleros
Los tres hermanos de León han viajado a la ciudad para ofrecer un espectáculo en el que el público pasó de cantar y aplaudir tímidamente a gritar las letras, saltar y bailar con entusiasmo
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Café Quijano ha regresado a la capital hispalense para presentar su nueva gira 'Miami 1990 tour', un recopilatorio de los temas más icónicos de su trayectoria. El Cartuja Center CITE ha sido el escenario de esta cita musical, cuyo hilo conductor ha sido el amor. Tras diez minutos de cortesía, el telón se abrió para dar paso a Manolo, Oscar y Raúl Quijano, una entrada que fueron recibidos con el aplauso de alrededor de dos mil personas.
La primera mitad del espectáculo se caracterizó por la tranquilidad del ritmo de las canciones, del público y del trío artístico. En cuanto a género musical, hubo un protagonista indiscutible: boleros. No era casualidad, porque «el bolero nos ha salvado muchas veces la vida, ha sido un canal para desahogarnos, una vía de escape», admitió Manuel Quijano. «¿Quién nos iba a decir que después de tantos años, los sufrimientos convertidos en boleros nos iban a dar tantas alegrías?».
El público apenas cantó las primeras canciones, a pesar de ser letras que muchos conocían: 'No, no soy yo', 'Me dejaste solo' o 'Qué será de mí'. Ni siquiera había móviles grabando, una imagen que suele ser habitual en conciertos. Los asistentes tampoco aplaudieron con ímpetu al final de cada canción, en parte, por la serenidad que transmitían esas primeras canciones de Café Quijano. Sin duda, la serenidad reinaba el ambiente.
Algo que llamó la atención fue el profundo agradecimiento de los artistas, que a lo largo de la noche repitieron lo agradecidos que estaban por tener tan buena acogida en la ciudad. Manuel señaló que «cada día somos más conscientes del privilegio que supone estar sobre el escenario. Aquí hay dos mil personas, y cada uno de vosotros ha elegido estar aquí en vez de estar haciendo cualquier otro plan. No queremos defraudar. Os aseguramos que para nosotros, estar aquí, en Sevilla, es un disfrute».
Tres «románticos empedernidos»
A lo largo de estos casi 30 años de carrera, la pregunta más repetida ha sido si los temas son autobiográficos. Ante esta duda, Café Quijano tiene la respuesta clara: «No somos los protagonistas de las canciones que cantamos, lo que somos es unos románticos empedernidos». Un dato que, considerando los mensajes de sus composiciones, no sorprendió a Sevilla.
A pesar de no ser protagonistas de todas sus historias, si hay algo claro es que nadie queda exento de sufrir, en mayor o menor medida, un desamor. El amor -de pareja, hacia uno mismo, por el dinero, por el trabajo, los viajes…- mueve el mundo, es un motor. Estar enamorado y que sea recíproco es uno de los mejores sentimientos, aunque terminar con el corazón roto pueda ser un precio alto a pagar. Esto es, precisamente, lo que motivó a Andrés Calamaro a grabar 'No me reproches' con los hermanos Quijano, porque, como ellos -y la mayor parte de la población-, «él también había sufrido por amor».
Anoche Andrés no estuvo presente, pero todos disfrutaron de ese «bolero rockero», como también hicieron con el tema que el trío tiene con Joaquín Sabina, «una voz que nos acompañará para la eternidad», 'No tienes corazón'.
A medida que iba pasando el tiempo, el espectáculo fue 'in crescendo' en todos los sentidos: las canciones se volvieron más animadas, el público empezó a aplaudir con más emoción, y cada vez se iban escuchado más voces al unísono seguir el ritmo de la música. Incluso, a partir de 'Las llaves de Raquel', todos se pusieron en pie; algunos, hasta el fin del show.
La nostalgia terminó convirtiéndose en energía, pero siempre manteniendo la esencia del amor, y hubo parejas que, independientemente de si la música era lenta o movida, se abrazaban constantemente y se dedicaban frases de temas como 'Me enamoras con todo'. A nadie le importó que aún faltara casi una quincena para celebrar San Valentín, el Día del Amor, porque, aunque es un sentimiento que debe manifestarse y celebrarse a diario, por eso Café Quijano se decantó por adelantar su homenaje.
Tres décadas dan para mucho, de ahí que, para estos hermanos, dejar las canciones que han consolidado su posición en el panorama musical fuera algo impensable. Uno de los momentos álgidos de la noche, cuando el Cartuja Center se vino especialmente arriba, fue cuando llegó el turno de 'La Lola'. Llegados a este punto, Manuel optó por presentar a la banda que le acompañaba, destacando la participación de su hermano Óscar, «que hace 12 horas estaba en la cama con un cólico nefrítico», de ahí que recibiera una ovación.
Una vez terminada la interpretación, se despidieron del público. Lo que no sabía Sevilla es que aún quedaban cuatro canciones más: 'Miami 1990', 'Desde Brasil', 'Na de na' y 'La taberna del Buda'. El último tema dejó a más de un asistente con el corazón a mil pulsaciones por minuto después de cientos de saltos. Ese sí que había sido el verdadero final.
Café Quijano regaló a Sevilla una noche cargada de nostalgia, pero sobre todo de emociones. Lo que en un principio parecía un concierto tranquilo, donde el público se limitaba a ser espectador, terminó con los asientos de la platea temblando por tanto baile. Los hermanos subieron al escenario para ofrecer una velada llena de recuerdos, pero, sobre todo, para recordar que el amor existe, solo hay que encontrarlo; porque no hay nada más gratificante que sentirlo.
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