First Dates
Un soltero sugiere que quiere 'echar un par de polvos', pero su cita le para los pies: «Esos que presumen tanto…»
Lo único en común que encontraron José y Manuela es que los dos querían a una persona más joven
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La directa petición de una soltera a 'First Dates' sobre su cita: «Me gusta que me empotren»

Carlos Sobera se reencontró la noche del 5 de febrero con una reincidente en el mundo de las citas a ciegas. Manuela (72), una sevillana que trabaja de limpiadora ya acudió a 'First Dates' hace un año buscando a su media naranja, pero en aquella ocasión no le gustó el hombre al que conoció, ni mucho menos su proposición de tener 'un aquí te pillo, aquí te mato'.
Así pues, Manuela decidió a repetir en el 'dating show', dispuesta a encontrar a alguien cariñoso y alegre. Como ella, que amagó recibir a su cita cantando. La soltera conoció a José (77), un taxista jubilado de El Coronil (Sevilla) al que en su pueblo conocen como el segundo cura, dado que le da conversación a todo el mundo. Lo que pasa es que el carácter extrovertido de José no fue suficiente para enamorar a Manuela, al menos a simple vista. «Es muy poquita cosa este hombre. Parecemos la una y cuarto», comentó a modo de primera impresión.
Después de un brindis se fueron a la mesa a empezar a conocerse. Sobera estaba convencido que Manuela podría encontrar en José esa persona cariñosa con la que llenar sus días de alegría. Pero en cambio, se obcecaron en sacarse 'peros'. «Esta gente de pueblo es más picarona que los de ciudad. Yo he vivido en Castilblanco de los Arroyos, y siendo de la capital te dan siete vueltas», apuntó ella.
El pícaro José
Además, los dos pensaron que el otro era demasiado mayor. Él esperaba ligarse a una mujer más joven para que lo acompañase por ahí con su moto, pues consideró que Manuela «como que no está ya para eso». «Ella lo quería de 70 como máximo. Yo todavía tengo mucha vida. Necesito un hombre que tenga la misma edad, o que esté igual de bueno como yo», argumentó la sevillana.
Quizá por ver que la cosa no fluía demasiado, a José acabaron traicionándolo los nervios y dejó que el silencio llenara la incomodidad. A su vez, el mutismo de su cita le dieron más razones a Manuela para no querer repetir velada ni compañía.

Pero no se esperaba que el hombre cogiera carrerilla al hablar de amores. Tenía razón Manuela, José resultó todo un picarón. «¿Cómo eres en la cama?, le preguntó a bocajarro. Ella se hizo la tonta, contestándole con un escueto y bromista «no me acuerdo». Sin embargo, a solas criticó la poca 'vergüenza' de su cita, alegando que «esas cosas no se preguntan, y más en una primera cita».
Ajeno a lo que pensaba Manuela, José siguió lanzado presumiendo de su faceta más pasional. Defiende que «la luna negra muy milagrosa y que el amor donde da más morbo es debajo de la luna de enero en medio del campo». Eso hay que probarlo, igual que «echar un par de polvos de cuando en cuando».
Pero inmediatamente la soltera le desmontó la idea de que fuese a pasar con ella ni una vez. «Esos que presumen tanto a lo mejor la tienen así de pequeña», espetó.
Eso sí, pese a que no habían conectado como pareja, quedaron en tomarse un café juntos y pasear por Sevilla.
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