«No podíamos verlo así»: Feijóo saca su lado más personal hablando de la muerte de su padre

Casi tres millones de espectadores siguieron la entrevista de Pedro Sánchez en 'El Hormiguero'. La segunda entrega más vista del programa de Antena 3 de la actual temporada dejaba un buen montón de titulares y mostraba a un presidente del Gobierno en pie de gracia que le hacía pasar un mal rato a Pablo Motos. Tras el cara a cara con Sánchez, le tocó este miércoles 28 de junio recibir al líder de la oposición. Toda una prueba de fuego para Alberto Núñez Feijóo, que se estrenaba en el formato.

Pero Motos y Núñez Feijóo entablaron una charla bastante más amable, nada que ver con el festín de encontronazos y tensión de la noche anterior. El propio presentador proclamó una declaración de intenciones antes de empezar. «La entrevista va a ser diferente a la de ayer, porque usted no ha gobernado cuatro años. Quiero saber quién es usted, qué quiere y la fortaleza de sus ideas».

De hecho, la conversación arrancó con una anécdota personal en la que el candidato del PP habló de su hijo. Después de lanzarle una pulla a Pedro Sánchez apostillando que «la primera vez que mi invitas, aquí estoy», confesó: «Estoy preocupado».

Según explicó Feijóo, el motivo es que «va a ser el primer programa que vea mi hijo de seis años». Eso sí, por la cara de desconcierto del conductor de 'El Hormiguero' tuvo que hacer una aclaración, revelando que el motivo de su inquietud no era el que Motos se pensaba. «Es por las hormigas».

Siguiendo con las anécdotas personales, Feijóo relató que nació en un pueblo de 300 habitantes, por eso piensa que «puede ser el primer presidente del Gobierno nacido en la España rural».

Además, en el momento de abordar su punto de vista sobre la ley de la Eutanasia, dando a entender su intención de derogarla, acompañó sus declaraciones narrando uno de los episodios más difíciles de su vida: la muerte de su padre. «Yo estuve cuando sedaron a mi padre. El médico nos dijo que no había solución. Era una cuestión de horas, de días. Llevaba 15 años con Parkinson, se estaba ahogando por una parálisis pulmonar. Hablé con mi hermana, no podíamos ver a nuestro padre así. El médico nos dijo: 'es el momento de la sedación, y nosotros dijimos que sí'.»