No lo verás en televisión
Un delantal negro: 'MasterChef' no engorda, ya solo quema
Ni la pirólisis podrá con un programa que ha sobrevivido a todo
Jordi Cruz abronca a una concursante de 'MasterChef' tras su abandono por salud mental: «Ahí tienes la puerta»
![Jordi Cruz, jurado de MasterChef](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/05/06/masterchef-kUvC-U602418067007sSE-350x624@diario_abc.jpg)
Hay ídolos nacidos del sinsentido, que van contra la lógica. Son casi contraculturales, ahora que el palabro se ha deslocalizado ya de cualquier sentido primigenio. En Estados Unidos, habituados a encumbrar vía catódica a cualquier elemento, han hecho de las Kardashian su familia real. Las ... estudian en las universidades y hasta a Harvard se fue Kim para dar una charla. En España, más mundano todo, la princesa del pueblo estuvo declamando durante décadas por los platós hasta que la exiliaron al 'streaming', que según cuando nos interesa es lugar de prestigio o de castigo. Entre medias, se nos dijo que lo que triunfaría en la televisión «en abierto» ya no sería la polémica sino «lo familiar», lo «blanco». Pero hemos descubierto que la tele en realidad no engorda, sino que ennegrece -o nos convierte en «racializaditos de África», según el chiste del pijo de Chemi en 'Muertos S.L.'-. Y en esas nos encontramos que hace ya más de una década unos tipos salieron de las cocinas para enseñar a unos aspirantes a manejarse entre fogones y frente a las cámaras. La idea funcionó: se convirtieron en las estrellas de La 1 contra toda lógica.
'Masterchef' nunca enseñó a los espectadores a cocinar, si acaso a respetar el trabajo detrás de cada plato. Ese fue el propósito de Franc Roddam, creador del formato en Reino Unido allá por 1990. El tipo (que antes había dirigido 'Quadrophenia', película de culto para varias generaciones) se inventó un 'show' que cuando llegó a España se fue afilando hasta parecerse más a un 'reality' que a un 'talent', según la jerga televisiva, que parece creada por un Chemi anglófilo cualquiera. Al final, el plató importaba menos que el 'beef' entre concursantes, y si se daban el filete dos aspirantes pues ya había relleno antes de lo importante: anunciar el vino, el campamento de verano, el restaurante, la escuela 'online' o los cuchillos. Todos en RTVE miraban para otro lado, y eso que han pasado muchos: administradora única, presidenta interina, ahora la provisional, los miembros del consejo... La productora facturaba y el formato, con cuatro versiones -la 'normal', 'celebrity', 'junior' y la de los abuelos- resistía hasta la pirólisis. Ni los picos robados a Tamara Falcó, ni la persecución a Verónica Forqué, ni meter a minorías para, según el caso, hacer mofa o sentar cátedra... les pasó factura. Echar del plató a quien pide ayuda por salud mental tampoco importará. 'MasterChef' no engorda, ya solo quema.
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