No lo verás en televisión

Déjese querer por una loca

Bella Baxter, el personaje al que da vida Emma Stone en 'Pobres criaturas', reduce a la caricatura al pobre Mark Ruffalo, un tipo que hasta entonces creía que lo tenía todo

Crítica de 'Pobres criaturas'

Emma Stone en 'Pobres criaturas' Disney

La mejor forma de desarmar a un listo es hacerse el tonto. Lo descubre a las malas la buena de Bella Baxter, toda ella pura luz e inocente ardor encarnado por Emma Stone en la película 'Pobres criaturas', que se acaba de estrenar. ... Ella, cerebro de mosquito insertado en un cuerpo en plena madurez adulta, sale al mundo entre los brazos del autoproclamado mejor amante del Londres victoriano y retrofuturista que lleva a la pantalla el director Yorgos Lanthimos. Él –un Mark Ruffalo más grande que cuando hace de Hulk– es pura seguridad, alguien capaz de engatusar a la novia, a la madre de la novia y al cura si se lo propusiera. Tan listo que no es consciente de su fragilidad. Y una mañana, ella, Bella Baxter, que le decía sí a todo todo el rato, ya no amanece en su cama. Él descubre que el sí de la niña (su cerebro no está al nivel del cuerpo) no era por sus habilidades de conquistador, sino por puro interés, puro egoísmo. Aprender a base de decir que sí para, de pronto, no tener que decir nada más. Asentir, coger la maleta y desmontar todas las seguridades, todas las cosas que se daban por hecho y que de pronto un día ya no estarán ahí. Él se rompe como se rompen las cosas que parecen eternas: con un crac seco y sin estruendo. Y odia a quien antes manejaba a su antojo, porque ya no le queda nada salvo su propia caricatura –la de un hombre destruido–; una caricatura tan exagerada y cómica en las manos de Ruffalo que cuesta ver que esconde una tragedia asombrosa.

Pero, ¿cómo culparlo? Ella es ese tipo de persona del que es imposible huir ni en las vidas pasadas, esa a la que cantaba La costa brava y que, como Emma Stone, «guardaba la luz en su cabello rubio». «Déjese querer por una loca, es único», recomendaban en una canción que, a diferencia de la adaptación de Lanthimos, era de los tiempos previos a la deconstrucción.

https://www.youtube.com/watch?v=epMYkj7dmKo&ab_channel=LaCostaBrava-Topic

La caída de esa 'pobre criatura' –que podía ser cualquiera, de cualquier género, en cualquier situación– encaja en estas páginas como metáfora de esa televisión que siempre pensó que mantendría el dominio del ocio:de tanto dar por hecho que la audiencia siempre iba a mirar a la tele no se dieron cuenta de que, cuando miraban, ya no veían lo de siempre. Y un día no quedaba nadie en el sofá.

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