Televidente
'Cómo cazar a un monstruo': un pederasta en busca y captura se pasea por Barcelona
Lo más interesante que ha pasado en la televisión en los últimos meses lo ha hecho un 'youtuber', Carles Tamayo, con un documental
![Carles Tamayo, en 'Cómo cazar a un monstruo'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/09/17/tamayo-kZyC-U603079169332OgH-1200x840@diario_abc.jpg)
Lo más interesante que ha pasado en la televisión en los últimos meses (un infierno de lo igual, casi siempre) lo ha hecho un 'youtuber', profesión que, según Irene Escolar, consiste en estudiar poco y ganar mucho: lo mismo que actuar, pero al revés. Carles ... Tamayo, lejísimos de esa dicotomía, lleva años ejerciendo el periodismo gonzo por cuenta propia, y ahora se ha llevado esa narrativa del videoblog (¿la narrativa de nuestro tiempo?) al terreno del documental. 'Cómo cazar a un monstruo' (Prime Video) es un viaje de ida y vuelta del selfi al horror, siguiendo una tradición antiquísima en la que el periodista también forma parte de la noticia. Pero qué vas a hacer si el pederasta del que quieres hablar era el hombre que te abría el cine cuando eras pequeño para rodar allí tus primeros cortos.
La cosa empieza así: Tamayo recibe un día una llamada de Lluís Gros, un hombre condenado por la Audiencia de Barcelona a veintitrés años de cárcel por haber abusado de varios menores entre 2007 y 2011 y, después de mucha insistencia, acepta la cita. Tamayo cree que Gros quiere disculparse ante la cámara, pero lo que quiere es limpiar su nombre haciendo un documental sobre su vida. Esa distancia vertebra el relato: Tamayo sigue a Gros con su cámara, y por el camino va descubriendo nuevos crímenes aún no juzgados; mientras tanto, Gros exalta sus virtudes cristianas y niega todos los cargos con excusas tan gráficas como que él no puede penetrar a nadie porque es impotente (tampoco puede ser penetrado, argumenta, porque no le entra «ni un supositorio»).
Al principio del documental, Tamayo entrevista a sus padres y les pregunta por Gros. «Era una persona muy simpática», le dicen, antes de contar que sabían lo de las acusaciones de pederastia porque se lo había contado él mismo. «¿Y por qué me dejabais ir con él?», suelta Tamayo. La respuesta es un balbuceo que en el fondo viene a significar que puedes tener el mal delante de tus ojos y no verlo de tan cotidiano que es. Esto, que es delirante, se queda en una nota al pie por lo que ocurre después: Gros pidiéndole a un chaval que le haga una videollamada para verlo mejor, Gros en busca y captura paseando por Barcelona más tranquilo que Puigdemont... Tamayo cierra su historia llamando a la policía, para que lo detengan. Y la respuesta es más flipante que todo lo anterior.
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