Sonsoles Ónega, paralizada por lo que tiene que escuchar en directo: «La boquita»

Ó.R.

20/12/2022
Actualizado a las 09:18h.

Sonsoles Ónega se esperaba una conversación más serie con el padre y el hijo que 'echaron a patadas' a los dos atracadores que entraron en su hotel de Santiago de la Ribera (Murcia). El magacín de Antena 3, 'Ya es Sonsoles' , mostró las imágenes en la que el dueño del negocio era atacado a punto de cuchillo y su hijo reducía con un palo de hierro a uno de los ladrones (el otro, el compinche, fingió ser un cliente hasta que le cazaron). Ónega habló con el padre y el hijo, ambos llamados Jesús Montesinos.

«Madre mía, la mayoría de la gente se habría quedado paralizada ante semejante cuchillo. No nos queda ninguna duda. No sé yo si se han recuperado del susto», comentó la periodista antes de la conexión en directo con los hosteleros. «Bueno, susto el del ladrón. Yo voy a hacer un poco de risa [de broma] con esto porque a estos dos señores, a hostias, no se los gana nadie», intervino el colaborador de 'Ya es Sonsoles' Miguel Lago , al que la presentadora le reprendió por su lenguaje: «La boquita» . «Perdón, que luego mi abuela me riñe. Tienes razón», dijo él.

Tras el la regañina de Sonsoles Ónega a Miguel Lago, conectaron finalmente con Jesús Montesinos padre y Jesús Montesinos hijo, que explicó la situación: «Venía uno a cara descubierta para que le abriera la puerta y detrás entró el encapuchado con el cuchillo en mano y vino a por mí. Cuando vi que le puso el cuchillo a mi padre, reaccioné. Y detrás, mi hijo de 3 años». El joven reconoció que habría ido a por el atracador con lo que hubiera tenido a mano: una silla, un televisor... «Lo enganché en el suelo y le puse la rodilla en el suelo. El problema vino cuando vinieron los vecinos y dijeron 'Suéltalo, suéltalo' y se me escapó. Y el otro se escapó».

Ónega reconoció que no podía parar de mirar el cuello del padre. «No logró cortarme», reconoció el señor. «¡Hombre!», reaccionó la presentadora. El padre siguió explicándose: «En ningún momento me puse nervioso. Ese rato, más tranquilo que todas las cosas». Sonsoles Ónega no dio crédito a lo que acababa de escuchar: «¿Más tranquilo? ¿De verdad, Jesús, me está diciendo usted que estaba más tranquilo que todas las cosas?». Miguel Largo intervino: «Nos estamos flipando». El señor siguió explicando la situación sin reparo: «Mi hijo le decía que se llevaba el dinero. Le dio todos los palos que quiso». «Ni uno, ni dos», respondió Ónega con sorna. Lago echó más leña al fuego: «Se ve al muchacho bien comido, con camiseta de héroe. ¡Cualquiera os pide un cambio de toalla!».

El hotelero no paró con su historia: «Cuando estaba en el suelo,, como propina le di dos patadas en las costillas . Y me arrepiento de no haberle dado veinte. Le di dos, nada más. El que me pusiera un cuchillo en el cuello lo tiene que pagar. Cada vez que se movía, me hijo le pegaba un puñetazo en la cabeza. Lo tenía totalmente inmovilizado. Sentimos que el compinche se fuera y no se llevara ninguna [hostia]. No creo que vengan a detenernos. Además, la policía vino a la media hora y al fin y al cabo conocemos a todos. Los vecinos que vinieron a ayudar vinieron literalmente a dar por culo.

Sonsoles Óneg a: ¡Uy! ¡Por favor! ¡A ver, Jesús!

Jesús Montesinos padre : Es verdad. Mi hijo dice que me expreso muy claro. Es así.

Sonsoles Ónega : Se expresa usted divinamente... Le estamos entendiendo... Que ninguna duda nos queda de cómo actuó usted. Se les ha escapado los ladrones.

Jesús Montesinos padre : Se han escapado gracias a los vecinos.

Sonsoles Ónega : ¿Cómo? Explíqueme eso.

Jesús Montesinos padre : No ayudaron nada. Se escaparon gracias a ellos.

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