Las Kardashian ponen fin al fenómeno televisivo del siglo XXI

Soplan vientos de cambio en las televisiones y plataformas digitales. La pandemia ha acelerado un proceso que prometía durar años y que está sucediendo en meses. La revista «Variety» anunció la semana pasada la cancelación de «Keeping up with the Kardashians», un reality que llevaba 14 años en la cadena E! de NBC.

«Tras 14 años, 19 temporadas, cientos de episodios y numerosas variaciones, estamos más que agradecidas a todos los que nos han seguido durante este tiempo, en las buenas, las malas, las felices y las tristes. Siempre recordaremos los maravillosos recuerdos que hemos compartido», escribió en sus redes Kim Kardashian.

Famosos porque sí

Desde su estreno en 2007, «KUWTK» ha sido un éxito, primero en E! y después en Netflix, donde se emite en varios países. En España también se puede ver en Fox Life. El clan Kardashian-Jenner cambió la forma de consumir televisión y el significado de ser una celebridad cobró impulso. La fama, hasta entonces en manos de actores, cantantes y demás talentos, pasó a manos de los atrevidos, de los que osaban ser famosos por que sí: los/las influencers.

El imperio de estas cinco hermanas echa raíces en la moda, la belleza, los videojuegos, el mercado inmobiliario y el entretenimiento. Ni el clan Kardashian-Jenner ni la cadena explicaron los motivos de este divorcio. El pasado martes, Kim Kardashian West agradeció a E! «por ser un gran socio». Desde NBC Universal se despidieron de toda la familia, así como de la compañía de producción, Bunim/Murray y Ryan Seacrest Productions, «por embarcarse juntos en este fenómeno global».

100 millones

El imperio se alimentó en estos casi tres lustros del drama familiar, aunque es cierto que en los últimos tiempos los índices de audiencia habían caído y es posible que NBCUniversal no quisiera seguir pagando 100 millones de dólares por una serie que perdía audiencia semana a semana.

La salida de las Kardashians habla claramente de la transformación del directo. El público, especialmente el más joven, abandona la televisión tradicional en busca de otras opciones como Fortnite y TikTok. Y las Kardashian-Jenner van allí donde su audiencia pasa la mayor parte del tiempo: las redes sociales. Con la rápida adopción de aplicaciones, ya no necesitan un intermediario para comunicarse con su público. Ellas venden su realidad y tienen la capacidad de monetizarla como nadie en cualquier formato. Ese es su talento.

A pesar del confinamiento del público, se espera que 2020 sea un año récord en espectadores que abandonan la televisión de pago. Las Kardashian no fueron una excepción y de los 4,8 millones de espectadores de 2010 han pasado a tener menos de 800.000.

Conscientes de que el negocio está en otra parte, se marchan de la televisión por cable para sumarse a la moda del TikTok y acercarse a la generación Z. Estas aplicaciones se impulsan por algoritmos que satisfacen a sus consumidores de forma diferente. Kanye West, marido de Kim, contaba que negociaba con TikTok para solucionar sus problemas en EE.UU.

Las Kardashian han demostrado su capacidad de mantenerse por delante de sus rivales cuando se trata de seducir a sus seguidores. «Su relevancia no está en la tele, sino en Snapchat, TikTok, YouTube, en las redes sociales», dijo Eunice Shin, socia de la consultora de marca y negocios Prophet. «Son especialistas en marketing de marca y para eso existen. Ya no necesitan a la televisión». De cualquier modo, se dice que Kris Jenner, madre y cerebro del clan, puede terminar firmando un acuerdo con Netflix al estilo de los Obama o los Sussex y conseguir una serie para cada una de sus hijas.

Independientemente de lo que hagan, seguirán siendo una máquina de dar titulares, capaces de llamar la atención sin tener ninguna cualificación. Este año, con el marido de Kim presentándose a las elecciones presidenciales y el matrimonio hecho trizas, era natural que se tomaran un descanso del reality. Su popularidad no se apaga con la cancelación de la serie. Siguen siendo las influencers más importantes del planeta.