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Blanco Hollywood

La gala de los Oscar es cada año más tediosa

Ganadores de los Oscar 2023: del éxito de 'Todo a la vez en todas partes' al ninguneo a Spielberg

La actriz Hunter Schafer en la fiesta posterior a los Oscar 2023 que organiza 'Vanity Fair' EFE
Fernando Muñoz

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Pasa en las familias, en las empresas y, claro, en la cultura. Se ensalza lo de fuera y se castiga lo de dentro. Quien critica los Goya en comparación con los Oscar es porque solo ha visto el brillo de las estrellas de Hollywood y no ha soportado el tedio de su ceremonia. Es obvio: conocemos las miserias de nuestra casa y de la de enfrente nos dejamos embelesar por la fachada, ignorando que dentro hay más polvo, caos y miseria de lo que creemos.

Los dentistas llaman ‘blanco Hollywood’ a esas sonrisas brillantes e ideales que de tanto buscar la perfección y la simetría ya no parecen humanas. Detrás de la impostación de todo lo que los Oscar quieren representar, de los vestidos de miles de euros, las joyas y los cientos de periodistas tapando las noticias con anécdotas, ésta no deja de ser una gala más. Porque una ceremonia de entrega es igual en esencia aquí, en Hollywood o en Corea del Norte. La diferencia es que en lugar del Amado Líder o de Luis Tosar, quien aparece en pantalla es Bradley Cooper. Y que canta Rihanna y no Lolita o el coro popular de Pionyang. Lo demás, lo mismo: premio tras premio, discurso tras discurso, hasta la victoria final.

El glamur no es tanto lo que se ve como lo que se intuye. Ese fue el secreto del éxito en la industria de Hollywood desde sus inicios. Su idealización. El misterio que envolvía a nombres que, décadas después, siguen evo-cando algo a lo que aspirar.

Todo consiste en saber estar. O mejor: en estar ubicado. Por eso, los presentadores del especial en España de los Oscar vestidos de boda hortera en un estudio a las afueras de Madrid inspiraban más reparo que elegancia. Al acabar, en lugar de ir a la fiesta de ‘Vanity Fair’ como los nominados a los que imitaban, chándal, taxi y a dormir.

Eso ya lo hizo ‘Sálvame’ cuando sacó las cámaras del plató: de pronto, el público constató algo que sólo intuía, que detrás de los decorados, de los focos y del maquillaje lo que hay son cables, paredes de pladur ennegrecidas y técnicos con ganas de volver a casa.

Desde España, de madrugada y con sueño, solo queremos que los Oscar nos enseñen su casa y que sea realmente mejor que la nuestra. O si no, que al menos un bofetón anime la cosa para confirmar lo que sabemos, que tampoco son mejores. O igual, solo igual, bastaría con que premiaran a Spielberg .

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