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Muere Jesús Guzmán, uno de los rostros más entrañables del cine y televisión españoles, a los 97 años

Particularmente inolvidable resulta su personaje Braulio, el cartero de 'Crónicas de un pueblo'

El actor Jesús Guzmán, medalla de oro de Amite en Albacete

Jesús Guzmán ABC

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Uno de los rostros entrañables del cine y televisión españoles nos ha dejado. Jesús Guzmán falleció ayer a los 97 años, según informa Artistas Intérpretes, Entidad de Gestión de Derechos de Propiedad Intelectual (AISGE).

Su participación en 155 películas y en más de 300 comedias, aparte de en varias decenas de series de televisión, encumbran una carrera de 81 primaveras, en donde destaca su personaje Braulio, el cartero de 'Crónicas de un pueblo'.

Según le contaba en una entrevista a AISGE, por su noventa cumpleaños, Guzmán comenzó a trabajar a los 9 años en la compañía teatral de sus padres. «Siendo hijo, nieto y biznieto de actores, estaba condenado a ser actor. Y de ellos lo aprendí todo», explicaba el intérprete madrileño.

Dedicado al teatro durante su juventud, Guzmán fue un pionero en actuar en la pequeña pantalla, incluso antes de que esta llegara a nuestro país. Fue en 1954, en Puerto Rico cuando giraba con una obra de teatro, que participó en una de estas producciones televisivas en el país caribeño. Y dos años después formó parte de las emisiones semanales de Televisión Española.

Su debut en el cine llegó en 1956 con 'Manolo, guardia urbano', al lado de Tony Leblanc. Y después llegaron filmes tan populares como 'Atraco a las tres', 'La gran familia' o 'Sor Citroën', normalmente en papeles de secundario.

Pero su personaje más inolvidable fue Braulio, el cartero de 'Crónicas de un pueblo', por el que todavía se le seguía recordando sobre todo y en concreto. Es más, fue tal su éxito con este papel que montó su propia compañía de teatro sin dejar de participar en las últimas décadas en cine y en televisión como en 'El gran Vázquez' o 'Los del túnel', por ejemplo.

Y un detalle final divertido. Contaba Guzmán que estuvo a punto de no hacer de su mítico Braulio. De camino al pueblo del rodaje, Santorcaz, entre Madrid y Guadalajara, se perdió porque fue conduciendo él con su 600. Y estaba tan confuso y llevaba dando tumbos tanto tiempo que pronunció aquello de: ‘Si el siguiente pueblo tampoco es, me vuelvo a casa’. Finalmente, alguien le indicó que no estaba tan lejos e hizo la última intentona. Lo logró. Y su vida dio así su gran volantazo.

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