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La balada de St. Pedro que enmudeció al auditorio: así se triunfó en la segunda semifinal del Benidorm Fest

La inteligencia artificial en directo salva a Almácor, favorito en las apuestas, que pasa por los pelos a la final junto a Jorge González, St. Pedro y María Peláe

Estos son los finalistas del Benidorm Fest: conoce sus actuaciones y sus canciones

Nebulossa y Angy coronan junto a Sofía Coll y Miss Caffeina la primera semifinal del Benidorm Fest 2024

St. Pedro durante su actuación en la segunda semifinal de este Benidorm Fest 2024 ABC
Adrián G. Peñacoba

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La noche se aclara y lejos quedan algunas nubes grises ensordecían el ambiente de la costa de Alicante. Continúa el Benidorm Fest con su segunda semifinal de esta edición en la que se dan a conocer al resto de finalistas, que tratarán de aguar al fiesta a Angy, Nebulossa, Sofía Coll y Miss Caffeina en la final de este sábado. Si el listón estaba alto en la gala anterior, esta ha conseguido redoblar el pulso.

La fiesta musical de esta noche no podía comenzar más fuerte con la actuación de María Peláe. La cantaora presentó 'Remitente' con cuatro bailarines vestidos solo con un calzoncillo blanco rodeándola. Ella, desde el centro del escenario, revestido de cruces simulando un cementerio, dejó una de las puestas en escena más duras y viscerales de lo que llevamos de edición.

Las letras que cantó con fuerza flamenca y el corazón en un puño hablan sobre su propio pasado familiar unido a los momentos más oscuros de la Guerra Civil y el Franquismo. El momento más fuerte de la actuación ocurrió cuando, uno por uno, los danzarines subieron unas escaleras colocadas en la parte del fondo del escenario y se dejaron caer de espaldas sobre una colchoneta como abatidos por un disparo sordo. La coreografía finaliza con sus cuerpos apilados sobre el suelo y bañados por una intensa luz de color rojo sangre. Una apuesta muy arriesgada que sedujo al jurado y al público, que la ovacionó al terminar durante más de 30 segundos.

Cambia el tono por completo en cuanto sale Dellacruz, que puso al público a bailar con la primera nota de 'Beso en la mañana', concebida como un 'hit' de verano. La interpretan visualmente a su alrededor dos enamorados, que se persiguen y se buscan sobre un escenario donde destaca un sofá con ruedas que resulta ser la parte de atrás de un Seat 600, donde las bocas de ambos se encuentran. El colorido momento de su actuación deja un efecto de videoclip de MTV, que, curiosamente, se repite en la siguiente actuación. Coge el relevo Marlena, el dúo femenino que esperó a más de la mitad de su canción, 'Amor de verano', para bajarse de la pequeña tarima de colores instalada sobre el escenario y sacar a sus chicas a danzar. El juego de cámara se esforzó por darle ímpetu a la actuación, que salva por los pelos una canción pegadiza. Blanco, blanco.

Previsiblemente tranquila y sorprendentemente emocionante fue la actuación de st. Pedro, que enmudeció a un auditorio emocionado. Interesante juego de luces y sombras de 'Dos extraños': la silueta de una mujer recortada sobre un cuadrado lechoso hace el efecto de ventana hacia la adolorida memoria del cantante, según dice la letra. Sabe muy bien a lo que juega y es difícil no conmoverse con su bellísima voz, cálida, suave y nívea.

Como un portazo se sintió la propuesta de Jorge González, que llenó de torsos brillantes el escenario. Comienza entre dos cabinas llenas de humo y testosterona, con una luz naranja y ardiente. Todo dentro de lo esperado en su propuesta, 'Caliente', que quizás bebe demasiado de 'SloMo' de Chanel. El público no perdonó el castigo del jurado, al que abucheó en directo y tuvo que salir a su propio rescate uno de sus miembros, Beatriz Luengo.

Mala suerte en cambio la de Yoli Saa, quien seguramente poco imaginaba que su juego de sombras iba a quedar repetido. Los láseres y neones con los que recreó su bosque la haicieron parecer una ninfa tribal y un doble beso lésbico sirvió como golpe de efecto, a ritmo de tambor. De vuelta a la balada con Roger Padrós, que salió descalzo, solo y al piano de cola, del que no se levanta hasta terminar. De color jaspe es la luz que proyectó con su voz y con sus manos a un polideportivo que quizás pedía algo más. El efecto visual más aplaudido fue una espiral de luz que salió de suelo.

Quien partía como absoluto favorito en la porra de la prensa era Almácor, que llenó el escenario él sólo gracias a luces estroboscópicas e inauditos efectos especiales hechos con inteligencia artificial: rayos láser que salen de sus ojos, fuego de sus manos y líneas que dibujan su silueta, con un resultado tan futurista que «aún ni me lo creo», como dice él en su canción, 'Brillos platino'. Duramente castigado por una voz que decidió divorciarse de la melodía. El efecto de fiesta que inundó el Palacio de los Deportes jugó muy a favor después de la balada inmediatamente anterior.

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