La ventana indiscreta
El huevo de Hitler
La vida, sin espectáculo, corre el riesgo de ser aburrida. Y así nos va, convertidos en marionetas o peor, en pobres criaturas
Viacrucis de un amor
![El huevo de Hitler](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/04/12/rodolfo-sancho-daniel-sancho-kWdF-U602014042679gWB-1200x840@diario_abc.jpg)
Lo profetizaba Gay Talese en el título de su libro sobre los Bonano, sobre la mafia, sobre la familia, pero incluso él se quedaba corto. Ya no se oposita para ser mejores ni para triunfar, solo para honrar al padre... y ahora también para ... salvar al hijo.
Dice Rodolfo Sancho, que tiene en los genes sangre de bandolero, en la docuserie de HBO Max sobre el juicio a su hijo Daniel, que lleva toda la vida preparándose para eso. Falta, claro, definir el «eso», porque en estas cuestiones tan categóricas, lo del demostrativo neutro solo bordea el límite. Puede que su desafortunada intervención sea por culpa de un pésimo asesoramiento mediático o, quizás, «eso» no sea más que parte de un macabro plan para labrarse una intachable reputación y después tirarlo todo, incluso el prestigio, por el desagüe, como podrían haber desaparecido, a lo 'Breaking Bad', los restos de Edwin Arrieta. Para que conste, y porque ahora todo hay que matizarlo, es ironía.
No le vendría mal a la familia Sancho alguien como Eddie Horniman (Theo James), el gran duque de resolver marrones en 'The Gentlemen: la serie'. Claro que hasta él, que hereda título nobiliario y sangre azul saltándose la cláusula del primogénito, es de esa clase de personas expertas en salir de los líos pero solo porque también lo es en meterse en ellos, en generarlos.
Todo responde a un principio tan básico que asusta. La vida, sin espectáculo, corre el riesgo de ser aburrida. Y así nos va, convertidos en marionetas o peor, en pobres criaturas. Nos empeñamos en mejorar, en prepararnos para algo toda la vida y resulta que al final seguimos siendo un poco los de siempre, los mismos. Si nuestros antepasados cambiaban héroes por bandidos lanzando fruta podrida en una plaza pública, nosotros esperamos, desesperados, que alguien la pifie para aplaudir, porque todo es como la función de un circo, si nadie tropieza ni descarrila, no habría numerito, ni serie, y la vida sería menos vida.
¿Qué vino antes, el huevo o la gallina? Después de ver la serie de Guy Ritchie, con ritmo y frescura a pesar del incordio de saber que alguien (el hermano o el porrero) van a meter siempre la pata, yo digo: el huevo, pero de Hitler. Porque en la vida, como en la guerra, gana quien comete menos fallos, pero no hay nada mejor que errar, por si al final se aprende algo.
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