parrillada mixta
Pucherazos a ojo
Ponerse a contar manifestantes es puro voluntarismo, si no martingala
Los cazafantasmas (14/11/2023)
Elena Francis '23 (13/11/2023)
Siempre comprometida con el avance social y atenta al bien común, la Ser ha empezado a emitir unos anuncios que garantizan que su 'app' avisa al oyente y en tiempo real de cualquier complicación viaria provocada por las manifestaciones callejeras –'muros' en el argot ... de la nueva movilidad urbana y cívica– que se registran en esta hora de España: congestión en Ferraz, atasco en Neptuno, colapso en Cibeles, etcétera. La Ser dice dónde está la gente, pero no cuánta hay; se dice el pecado, no cómo está la cola del confesionario. Cuantificar el volumen del rechazo ciudadano al proceso constituyente de Pedro Sánchez es un ejercicio de voluntarismo sesgado por el prejuicio ideológico y la cuenta de la vieja. «Luego diréis que somos cinco o seis», reza el clásico pancartero, actualizado estos días por las distintas fuentes del conocimiento y el desconocimiento cuantitativo de las mayorías sociales.
«El balance de pérdidas ha alcanzado un nivel insoportable y nos hemos visto obligados a cerrar», lamentaba en febrero de 2012 el máximo responsable de Lynce, empresa que contaba, uno a uno, los asistentes a manifestaciones y otras aglomeraciones y cuyas mediciones desmontaron la épica, vigente desde el arranque mismo de la Transición, de las adhesiones inquebrantables a todo tipo de causas. Lynce hizo estragos. Dejó en 55.316 el número de asistentes a una marcha contra el aborto que la Comunidad de Madrid, juez y parte, había elevado a 1,3 millones de manifestantes. Aún fueron menos los espectadores de un Orgullo Gay que Lynce rebajó hasta 51.500, cuando sus organizadores no se bajaban del carro y la carroza del millón largo de concelebrantes y concelebrantas.
Sin Lynce a la vista, nos queda el rigor de Antena 3, que el pasado domingo y con motivo de una nueva edición de 'Ponle freno' reunió a 18.000 corredores en el paseo de Recoletos, lleno al 50 por ciento y cuya extrapolación ocupacional puede servir de patrón geométrico para medir cualquier quedada de protesta antisanchista. A razón de 18.000 personas por medio paseo central de la ciudad de Madrid, llegar al millón de personas nos lleva hasta cerca de Navacerrada.
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