Parrillada mixta
Jenni, hermosa, mejor tápate
TVE anuncia la retransmisión de las campanadas sin mentar la bicha de la futbolista
Televidencia (19/12/2023)
Lo que no tiene nombre (12/12/2023)
El fichaje estelar de Jenni Hermoso para dar la campanada, valga la redundancia, en la Nochevieja de TVE debió de ser idea del que asó la manteca o del que congeló el turrón. Consciente del rechazo que puede provocar nuestra campeona del mundo ... entre los espectadores, la propia emisora pública ha decidido ocultarla en la campaña con la que anuncia la retransmisión de las uvas, en la que solo aparecen Ramón García y Ana Mena, libres de toda sospecha y hasta la fecha ajenos a los tiberios que sostienen nuestra cultura de progreso. Como invitada especial de las uvas de TVE, nuestra Jenni lo mismo interviene desde la discoteca Ushuaïa, junto a sus amigas. De momento no hay rastro de ella. A la inversa que la Pedroche, mujer contra mujer, mejor que se tape.
El uso comercial del victimismo no es nuevo en TVE, donde ya Ana Obregón fue utilizada para que llorase en directo la desaparición de quien con el tiempo, no mucho, se convirtió en padre póstumo de su nieta de laboratorio. La gente tiene corazón y se compadece de quienes sufren, y ahí tenemos a Jenni Hermoso como símbolo nacional de un 'solo sí es sí' que, como la muerte, no es el final, sino un depende. Nuestra Jenni –no confundir con la de Gump, Forrest Gump– ha sufrido tanto en este año que acaba que no podía ser otra la elegida para despertar la misericordia del público en una noche tan indicada para la introspección y el repaso como la de San Silvestre.
En Jenni, nuestra Jenni, hay que reconocer como mérito su decisiva aportación al fútbol femenino como soporte del salseo, imprescindible para su comercialización en el mercado del ocio, con Rubiales en el papel de galán cómico y gañán trágico. Como activista del victimismo, sin embargo, lleva la penitencia en el pecado, que no es otro que el de la sobreactuación y la farsa que distingue a quienes tapan con la dramaturgia de su llanto ensayado la pena de quienes en verdad sufren el mal que denuncian. Hay tantas mujeres que son víctimas de la violencia marital y la agresión sexual que sacar a Jenni no solo es un contradiós de progreso, sino una ofensa vicaria.
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