parrillada mixta
Los cazafantasmas
TVE necesita fondos para filmar en condiciones la ola reaccionaria
Elena Francis '23 (13/11/2023)
Banderas de vuestras momias (12/11/2023)
Presentador de telediarios e 'influencer' del tardofelipismo, Manuel Campo Vidal tuvo uno de sus mejores golpes, valga la expresión, en constante revisión semántica en la España de la amnistía, cuando al poco de llegar a Antena 3 desde TVE aseguró que la emisora de ... San Sebastián de los Reyes parecía «mexicana», alarde de supremacismo cultural y altivez metropolitana con el que quiso enmendar la plana –según pasa el tiempo las comparaciones son más odiosas– a Manuel Martín Ferrand, fundador de una cadena que, asfixiada por las carencias económicas, fue pasando de mano en mano en una época en la que lo más mexicano que pudimos ver en la tele fue la transformación del PSOE en un PRI cuyo mayor empeño era el control de los medios de comunicación.
Eso sucedió hace ahora treinta años y casi que no viene a cuento, pero nuestro acendrado gusto por el norteño, la ranchera o el corrido nos ha hecho reparar de unos días a esta parte en la deriva mexicana y chingona de TVE cada vez que sus profesionales se refieren a la gala sevillana de los Grammy Latinos, festejo que por exigencias del guión y de los contratos firmados por el canal público han pasado a ser, en puritito 'spanglish', los Latin Grammy (sic). Un millón y medio de euros dice Josefina G. Stegmann que va a poner el Gobierno de la excepcionalidad para que la gala quede en condiciones. Nos jugamos mucho. «En el nombre de España, en el interés de España, defiendo hoy los Latin Grammy», pudo decir Pedro Sánchez, talonario en mano.
Dedicar un millón y medio de euros a producir una gala no es que sea mucho, menos aún desde el criterio progresista de la excepcionalidad, pero si al Ejecutivo en funciones le preocupa realmente la imagen exterior de España y su papel en el mundo debería habilitar una partida, podría ser Next Generation, por su alcance europeo, para dotar de medios a los reporteros que desde que comenzó la protesta contra la amnistía salen a la calle en busca de lo más grotesco, radical, violento o estrambótico, con el único fin de descalificar, volvemos al supremacismo cultural, a quienes se manifiestan contra la rendición del Estado. Documentar el rugido de la ola reaccionaria, más grande que las de Nazaré, donde el surf, es una obligación moral. Por España, y por Europa. Next Generation.
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