Campaneras
Anne Igartiburu lleva los pantalones en la Nochevieja
Anne Igartiburu y Jacob Petrus en las Campanadas de La 1
No hay un espíritu ‘Cachitos’ . Ser gracioso es algo de toda la vida. Ágata Lys presentó así en ‘Aplauso’ al tipo que hacía de Orzowei: «Hace que canta el tema en castellano». TVE siempre ha sido la vanguardia. También cuando no había ... otra cosa. Por eso, lo mejor de la Nochevieja fue el especial de ‘Los felices veinte’, con Nacho Vigalondo y los suyos hablando con Javier Gurruchaga de ‘La última cena’, el especial del 88. Pero también fue lo mejor por dar las uvas con el reparto de la película ‘Espíritu sagrado’ , de Chema García Ibarra. Desde Elche. ¡Desde el bar Charlie!
Digo lo del espíritu 'Cachitos' porque hay quien lo ve en Martín Llade, comentarista del Concierto de Año Nuevo, a quien Cristina Pedroche le pareció un caballero del zodiaco . Nada sobre qué parecía Antonio Jiménez, con Rosa López, en Trece. Un Geyperman.
Rosa López, María del Monte (Canal Sur) y Pedroche (Atresmedia) son campaneras que se toman las uvas. La adorable Rosa López, además, habló con la boca llena. En su caso da un poco igual. Anne Igartiburu (superior siempre) tuvo de acompañante a Jacob Petrus. Que el deseo no sea un año nuevo mejor para nuestros hijos sino unos mejores hijos para el planeta, soltó el tío. Ni Igartiburu, que también habló de empatía, necesitaba sustituto de Obregón ni Ibai Llanos que lo acompañara Ramón García (el veterano equivocándose de año, tócate la capa).
Lo peor de las Campanadas es la tabarra . Aparte de los discursitos, lo de los cuartos. Hemos fracasado como país si todavía hay que explicarlo. Y más cuando salen chapas de Coca Cola u otro artilugio publicitario acompañando las campanadas. Ojalá una cadena donde no hubiera presentador. Sólo el reloj y algún letrero indicativo.
‘Cachitos’ fue un invento para Nochevieja que se vino arriba y ha abierto franquicias de superioridad moral e intelectual. Reírse de Francisco (no el Papa), hay que ver. O irse a La Central. Uy, cuántos libros. Lo de Raffaella Carrá fue un coñazo. ¿Quién quiere escuchar a Ana Guerra cantar ‘En el amor todo es empezar’ como un disco de 45 a 33? Exploooota, explooota… Qué dolor, qué dolor.