La ventana indiscreta
La muerte no es el final...
‘Succession’, que reseteaba todos los giros con cada nueva entrega, que vivía del pasmo de sus finales, adelanta el final definitivo a la mitad de temporada. Nada que Hitchcock no hiciera en ‘Psicosis’, pero igual de irreversible. Todo empieza ahora, cuando acaba
Las raíces shakespearianas de 'Succession': un culebrón de ricos que se apuñalan
![Kendall, Shiv y Roman Roy en 'Succession'](https://s3.abcstatics.com/media/play/2023/04/14/succession-logan-roy-klhC--1248x698@abc.jpg)
La muerte no avisa, improvisa. Mejor que muchos actores además, y sin los temidos spoilers. Aunque qué va a ser más terrible que desaparecer, extinguirse de todo menos de la memoria, tan frágil como irreversible es el final de lo que sea. Sánchez Dragó ... colgó un tuit con su gato dos horas antes de que se anunciara su fallecimiento; Logan Roy metió en un brete a su hijo Roman sin anticipar que su rabia hallaría por fin la escurridiza paz. Murieron el mismo día, sin esperar lo que les esperaba.
Lo de ‘Succession’, claro, era más predecible. Por lo obvio del título, que traicionaría si lo que el marido de Joan Didion llamó el Hombre Roto no acabara con el magnate cerrando para siempre los ojos. Lo inesperado fue cómo se ejecutó su tránsito, el tempo y, sobre todo, el momento.
El tercer capítulo de la última temporada se tituló ‘La boda de Connor’, aunque bien podría haberse llamado ‘La boda roja’. ‘Succession’, de la misma cuerda que ‘Juego de tronos’ y ‘El padrino’, entona el gorigori cuando se preparan las arras, sinónimo inevitable de tragedia, casi más que los tambores de guerra. El personaje de Brian Cox murió ni pronto ni tarde, moviendo los hilos del episodio sin ser su protagonista.
Tendido en el suelo, sin ocupar el plano. Como el dueño del motel del ‘voyeur’ de Gay Talese, la cámara espía, no lo sexual sino la agonía, la incertidumbre, a la espera, sin saber qué pasa, igual que aguardan Shiv, Kendall y Roman en un barco mientras a su padre se le escapa el último aliento en el jet privado. Les sobra el dinero, pero no hay billete que compre la vida eterna ni inteligencia artificial que dicte las palabras adecuadas en un duelo. Descoloca, traumatiza. Como a Tarantino ‘Bambi’, la muerte más cruel de Disney. A los Roy la de su padre les devuelve también a la infancia, y reaccionan como niños, entre patéticos e inocentes. «Papa, papi», dice Shiv. «No puedo perdonarte. No pasa nada. Y te quiero», alega Kendall. Roman es incapaz de créerselo, al menos hasta que esté muerto «clínicamente hablando»: «¿Sin corazón se respira?».
‘Succession’, que reseteaba todos los giros con cada nueva entrega, que vivía del pasmo de sus finales, adelanta el final definitivo a la mitad de temporada. Nada que Hitchcock no hiciera en ‘Psicosis’, pero igual de irreversible. Todo empieza ahora, cuando acaba.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete