La verdad viuda de Raquel Mosquera
Hay algo góspel en ella, siempre lo hubo, ubérrimo, de mujer espiritual lo mismo de Móstoles que de Alabama con una sentimentalidad que se derramó en lágrimas reales

Se hizo justicia a Raquel Mosquera . Justicia televisiva, al menos. Acudió el domingo a 'Viva la vida' a contestar al nuevo documental de Rocío Carrasco, en el que con gran ánimo conciliador se refiere a su familia como 'la jauría'. Amador Mohedano apenas ... ha dicho nada («estoy apuntando todo»), pero Raquel Mosquera se plantó en la tele sin cobrar, «sin amigos», y con el único apoyo de La Verdad, pues, repitió varias veces, «la verdad solo tiene un camino».
Estuvo como siempre, emocional, intensa, pero correcta, esforzándose mucho por no perder el hilo de sus explicaciones. Cuando ella hablaba, los periodistas más cercanos a Rocío Carrasco se contorsionaban, ponían caritas, miraban a otro lado o directamente se tocaban la faz, como hizo Avilés, gran revelación del género rosa que no debería dejarse abducir por El Movimiento.
En este tipo de alegatos televisivos, cuando alguien esgrime su verdad dispara el dedo índice, la vindicación empieza siempre como algo digital, como el dedo enhiesto de lo único, de la unidad, del yo, y de la acusación, y así lo hizo Raquel Mosquera , que cual predicadora llegó a terminar con «Dios es grande» una de sus intervenciones. Es curioso que nombrara a Dios varias veces pero no a Fidel, al que se refirió como «el susodicho» o «la mano negra que mece la cuna».
Hay algo góspel en ella, siempre lo hubo, ubérrimo, de mujer espiritual lo mismo de Móstoles que de Alabama con una sentimentalidad que se derramó en lágrimas reales, cristalinas, incuestionables cuando la periodista Marisa Martín Blázquez contó una conversación con Pedro Carrasco, callada durante años, que confirmaba lo dicho por ella. La táctica 'fact-checker' del 'rociitismo', un subfeminismo aplicado a la tele, antijurídico, mimado, faccioso y revanchista, era buscar cualquier renuncio en la hemeroteca para desacreditarla, igual que en un juicio se intenta eliminar a un testigo. Pero Mosquera estaba hablando de su vida, y pareció revivir un amor sincero. Con ella tampoco han tenido miramientos. Su condición de mujer, de viuda, y su salud mental han importado poco.
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