Flaco favor
«Cari, fue la ultraderecha». Ojalá todos pudiéramos decirlo cuando las cosas se nos van un poco de las manos

Flaco favor al colectivo, le reprochan al denunciante de la nalga inscrita, pero ¿qué iba a hacer? Ante una dificultad hizo lo que todo el mundo, lo que ve en la tele, lo que le han enseñado, a lo que está acostumbrado: culpar al ... fascismo. «Cari, fue la ultraderecha» . Ojalá todos pudiéramos decirlo cuando las cosas se nos van un poco de las manos.
Ultraderecha es la palabra-pin que abre los palacios de la información. Nuestros clásicos venían descansados del veranito y entraron con la fuerza de los mares, el ímpetu del viento; el primero Jorgeja, que muy digno y jurando y todo afirmó que ya no se siente seguro en Madrid. El periodismo ‘multislip’ (varias capas de rostro) no iba a ser menos, por supuesto, y se volcó casi literalmente en el tema con la finura y la ponderada ecuanimidad que acostumbra.
Si esta campaña nos parece de repente escandalosa, se estará olvidando que peor fue la que promovieron cuando el asesinato de Samuel. Ni es nueva, ni será la última, porque para eso está el concepto homofobia, palabro que les permite relacionar las opiniones de un conservador en materia de educación sexual con la talla de una nalga en Malasaña. ¿Cuál es la cadena directa de acontecimientos necesaria? Ninguna. No les hace falta. La homofobia es como otro efecto mariposa: una mariposa bate sus alas en Japón, un tornado se desencadena en alguna parte.
En realidad, todo empezó como la fantasía sexual de alguien que se fue amplificando hasta convertirse en una fantasía colectiva y quizás también un poco sexual.
El resultado es un bochorno como para que dimita alguien y otros se vayan un tiempecito a alguna cueva de Afganistán ahora que las dejan libres los talibanes. También algunos liberalios que con flexibilidad de Nadia Comaneci intentan la trece-catorce. La trece: se ha demonizado a toda la derecha y al Madrid de Ayuso y Almeida. La catorce: tan bulo era la homofobia como la xenofobia. Pero hay un pequeño gran detalle que desmonta el artefacto y son las palabras del alcalde Almeida en la Ser: « Quizás sea excesivo» relacionar lo de Malasaña con el discurso de… ¿de quién dijo?
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