Contadora

En el capítulo anterior escribía que había un colaborador que le había decepcionado. Era Kiko Matamoros . La llamó para interesarse por ella cuando ya lo había dicho en 'Semana' pero todavía no se había publicado. Todo bien. Hasta con Jesulín («Estoy muy contenta de cómo está la situación con la persona que tiene que estar»: o sea, su hija). Utilizando lenguaje salvamítico, también adelantó que su hija «conoce a la personita que ha venido». Pero eso es lo de menos en su vuelta. Lo mejor es su relato de las cosas. Relato en el buen sentido, es decir, en el sentido de eso que escribió Javier Pérez Andújar («Cuando éramos libres un relato era una manera pedante de decir cuento»). Con respecto a lo adelantado en 'Semana' (la tristeza constante o lo mala paciente que es), añadió que su endometrio aparecía en una ecografía más grande de lo normal. Un pólipo. Había que extraerlo. Y analizarlo. Juro que me he roto la tibia y el peroné y hubo que operar (hace unos años). Juro que he tenido un pólipo este año en el útero y ha habido que quitarlo y analizarlo. Pero qué envidia. Mi historia es vulgar. La de Belén Esteban, enorme. Eso es Belén Esteban, una contadora de historias fabulosa, cosa que no vamos a descubrir ahora.

¿Actriz? Bueno, ya saben lo de Christian Salmon de que lo que pasa en televisión no es real, que incluso la espontaneidad es construida, falsa, un sucedáneo. No va a venir ahora la ministra del extraño prestigio a dar lecciones a Belén.