Las bailarinas de Chica Sobresalto en Benidorm Fest denuncian «precariedad» y ella responde: «Estoy sobrepasada»
El cuerpo de baile de la canción 'Mala feminista' asegura haberse sentido «utilizadas, ninguneadas y abandonadas»
Estos son los participantes y las canciones de la primera semifinal del Benidorm Fest 2025
Chica Sobresalto junto a sus bailarinas en Benidorm Fest
La resaca del Benidorm Fest está siendo de lo más movidita. Tras las inevitables polémicas por la elección de Melody para representar a España en Eurovisión, ahora ha surgido un pequeño escándalo protagonizado por otra de las concursantes, la cantante navarra Maialen Gurbindo López, conocida artísticamente como Chica Sobresalto. Sin mencionarla expresamente a ella ni al festival, sus bailarinas en el certamen, María Pizarro, María Gomis y María José Arcas Mouliaá, han denunciado en una carta pública la precariedad en el sector artístico tras ser contratada por «una artista» y actuar con ella en un «concurso de televisión».
A través de una publicación conjunta en Instagram, las tres aseguran que el suyo «no es un hecho aislado» en la profesión, y expresan su objetivo de «poner el foco en las prácticas que se llevan a cabo en entornos laborales artísticos y que perpetúan la precariedad y el trato injusto hacia los trabajadores», para «dar visibilidad y evitar que estas situaciones se repitan».
Pizarro, Gomis y Arcas aseguran que se acordó «un sueldo base, disponibilidad completa con permanencia en la localización durante las dos semanas que dura el concurso, alojamiento individual y dietas cubiertas por la organización», pero «desde el principio, por parte del equipo de la artista no había mucha claridad en cuanto a altas, contratos y pagos, ni una comunicación fluida». Y a la mañana siguiente de su actuación, tras no ser clasificadas para la final, les llegó un mensaje «en el que se nos informa de que tenemos que abandonar nuestras respectivas habitaciones cuatro días antes de lo acordado y volver a Madrid de forma inminente y sin ninguna alternativa».
Según ellas, lo que ocurrió es que Chica Sobresalto, que participó con la canción 'Mala feminista', decidió echarlas de allí para alojar a los miembros de su banda, que habían llegado «el día anterior a la primera semifinal en calidad de apoyo y amistad» y habían alquilado un apartamento ya que acudieron «de forma completamente externa» al concurso. «La justificación es que 'ya no tenemos nada más que hacer allí' y que necesitan nuestros alojamientos y dietas para el resto del equipo, aludiendo a razones económicas totalmente ajenas».
Tras intentar solucionar la situación «en persona» con Chica Sobresalto, «ya que se estaba incumpliendo lo acordado previamente y las formas no eran las pertinentes», la respuesta por parte de la artista y su equipo «fue rotunda y contundentemente negativa, comunicando que, por deseo propio, ha decidido que serán los miembros de su banda quienes pasarán a ocupar nuestras respectivas habitaciones y consumirán nuestras dietas, con el argumento de que tienen que trabajar en su próximo concierto, ajeno totalmente a nosotras y al evento en sí».
Las bailarinas argumentan que se ha incumplido el acuerdo contractual «bajo una orden impuesta por la artista y el equipo» y, por ello se sienten «utilizadas, ninguneadas y abandonadas», ya que tras redactar un «e-mail formal» sobre el asunto, no tuvieron respuesta. Su último comunicado dice: «Lamentamos que dichas prácticas sigan siendo habituales en el sector artístico y que se continúe denigrando y precarizando la profesión de esta manera. Un montón de buenas intenciones o unos ideales determinados no garantizan nada ni pagan las factura de absolutamente nadie. Es necesario abandonar esta visión idealizada que construye la profesión a través de ilusiones, 'brilli brilli' y palabrería».
Tras el revuelo generado por las palabras de sus bailarinas, Chica Sobresalto ha saltado finalmente a la palestra para dar una versión de lo ocurrido que, francamente, resulta poco convincente. «Llevo unos cuantos años trabajando en esto, siempre lo mejor que puedo. Por supuesto, me equivoco y peleo cada día por subsistir en esta industria. La realidad es que estoy completamente sobrepasada por esta situación», comienza el comunicado de la artista. «Se aprobó un presupuesto y por supuesto, se pagó lo acordado, cosa que no se puso en duda en ningún momento. Estuve durmiendo fuera del hotel para que todas pudieran tener habitaciones individuales».
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«Cuando terminó el trabajo en Benidorm -continúa el comunicado- pregunté si teníamos que quedarnos allí y me dijeron que yo sí, pero que las chicas podían volver. Decidí quedarme con mi banda, haciendo uso de las habitaciones y dietas que me correspondían, para trabajar en el concierto, canciones y producciones que teníamos por delante. Tres días antes de lo 'acordado'». Y concluye: «No he dejado de estar agradecida con mis trabajadoras en ningún momento y así se lo he hecho saber cada día que hemos convivido. No voy a convencer a nadie de que no soy una mierda de persona. He pedido perdón por privado y lo vuelvo a hacer en público».
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