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Televerité

Ni a Bin Laden

Telecinco le está haciendo a Isabel Pantoja un «doce meses, una causa»

Hughes .

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Telecinco se ha convertido en un canal temático dedicado a Isabel Pantoja. El otro día recordaban a Encarna Sánchez y cómo le gustaba criticar: «Cuando le daba por hablar de alguien…». Pero Encarna no llegó jamás a lo de la Cadena Amiga, que dedica su mañana, su tarde, y más de una noche a hablar de la Pantoja. A hablar mal de la Pantoja. Es que ni a Bin Laden se le ha tratado así. Difícilmente puede ser constitucional que una cadena se dedique íntegramente a poner verde a una persona, por mala que sea. Todo lo que Telecinco no le ha dicho al Gobierno se lo está diciendo a ella, quedando como sigue la división de funciones del duopolio: Mediaset le hace a la Pantoja un «doce meses, una causa» mientras La Sexta normaliza a Otegui.

Cómo será que el otro día acudió un invitado en calidad de «exfan». Le decía a otra fan rival que grabara el programa dándole «a lo coloraíto». Al parecer, Isabel les pedía que a Cantora no fueran con las manos vacías («200 euros y un cupón»). También contaron que se hacía perfumar por dos personas que le daban al fluflú a su paso. Les falta por contar que Pepi Valladares llenaba la piscina con leche de burra como si fuera Cleopatra o Mariah Carey. Y que la burra era del vecino.

Telecinco ha movilizado a sus efectivos encabezados por Matamoros (al que Belén Esteban llama «el licenciado Matamoros») más un Rivera en plató, Anabel por skype, un reportero de guardia en la casa de Kiko, Isa P en el reality e Irene Rosales los sábados en el programa que fuera de la Campos, a la que tienen en barbecho. Lo de la nuera recuerda a una cosa que decía Joan Rivers: «Le dije a mi suegra que mi casa era su casa y contestó: sal inmediatamente de mi propiedad». Mejor no arriesgarse.

Todos hablan mal de la Pantoja. La atacan como madre, esposa, prima, amiga, vecina, contribuyente y hasta como artista. Ni de Trump hablan así. Solo queda una persona por hablar mal de la Pantoja: la propia Pantoja. Es la única salida que se adivina, que pida perdón en un Deluxe y declare que todo fue culpa del heteropatriarcado, del machismo taurino y el tabú de esa España. Que la primera víctima fue ella, que no era libre. Liberada, abrazada a lo nuevo, será perdonada.

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