El revolucionario arte de burlarse de la corrección política
Creada por Mariano Cohn, Gastón y Andrés Duprat, la serie 'Bellas artes' se estrena el próximo jueves en Movistar Plus+
'Bellas artes', una comedia que refleja la sociedad a través del arte contemporáneo
![Óscar Martínez, en un fotograma de la serie 'Bellas Artes'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/04/05/bellas-artes-kPI-U601856217112ga-1200x840@diario_abc.jpg)
El arte es por definición y por vocación valiente, imprevisible e incómodo, para el poder y también para quien lo consume. Revuelve, interpela, irrita y emociona. Como la serie 'Bellas artes', que Movistar Plus+ estrena el próximo jueves. «Lo único que no tiene que ser ... es indiferente», dice el guionista Andrés Duprat, creador, junto a Mariano Cohn y Gastón Duprat ('Nada', 'El encargado'), de esta «introducción» al mundo de los curadores de forma «irrespetuosa, con mala hostia», pero sin hipérboles.
En un mundo al revés, cohibido por la corrección política, lo revolucionario es ser conservador y esta serie, por la osadía de tratar lo que es terreno vedado para el humor, entra en la categoría de contracultura. «Nuestra forma de contar es más punk que conservadora. Es mucho más ácida, es mucho más irónica. Más que a contracorriente, vamos por las tangentes, por las fisuras, por las grietas del sistema», dice Cohn, que admite no ver muchas series, por eso la duración de las que 'oficia' no pasa de los treinta minutos: «Es nuestro tiempo máximo».
Más aguanta su protagonista, un director de museo con mucha mala baba y experto en apagar incendios contra los políticos o resistir, en pie, ante las embestidas de las nueva normatividad. Él, que es «hombre, blanco y heterosexual», se convierte en una especie de Don Quijote, un loco para el sistema pero el único capaz de denunciar los desvaríos de un mundo cultural plegado a la frivolización y a tantas minorías que al final terminan siendo mayoría. «Si querés estar bien con todos, no vas a estar bien con nadie», reinvidica Andrés Duprat, guionista y también director del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. «La corrección política es facilísima», afirma el curador, que reconoce su postura crítica respecto a «los temas que trata la serie, la cancelación, revisar el pasado personal de los artistas, el ser políticamente correcto, el ser inclusivo», aunque asume que «es la realidad del mundo actual en el arte».
El argentino Óscar Martínez, que encabeza un elenco en el que figuran Aixa Villagrán, José Sacristán o Dani Rovira, lo resume así: «Los personajes son decididamente incorrectos, dicen las cosas que quieren decir pero que nadie se atreve. Es gratificante decir en nombre de otro lo que uno quiere decir».
Podría pasar por comedia exponer, como obra de arte, el cadáver pútrido de una beluga; o convertir el museo en un velatorio. Pero lo más aterrador de la serie, renovada antes de su estreno para una segunda temporada, es que, aseguran sus creadores, todas las anécdotas, o casi, están inspiradas en hechos reales. «Un amigo nuestro compró un calamar crudo en el supermercado y lo metió en un zapato de su padre y lo puso en un museo», cuenta Gastón Duprat. «Nada de lo que pasa en la serie es exagerado, pero es ridículo. Pero eso, a la vez, es lo lindísimo del mundo del arte. Me parece fascinante que en un mundo tan globalizado, tan homogéneo, tan moderno, sigan pasando este tipo de cosas tan locas, como que una cosa que no entendés valga cinco millones de euros», apuntala el mayor de los Duprat.
Durante la presentación, es Sacristán quien sentencia al respecto: «Es el tiempo el que va depurando y considerando lo que merece la pena». Sin embargo, una cosa es esperar que el pasado venga hasta a ti y otra, muy distinta, acercarte tú al pasado a ajustar cuentas. Contrario al revisionismo de la historia en busca de pureza moral, Andrés Duprat asegura que «ir al pasado con los parámetros actuales es canalla». «Los horrores hay que mostrarlos, porque es la única manera que tenemos de aprender [...] Lo que es loco es tratar de reescribir la historia y hacer desaparecer aspectos negativos o miserables que tuvimos como sociedad».
Y dice, respecto a la descolonización que pretende el ministro de Cultura español: «Juzgar el pasado, a tus abuelos, que vivieron por ahí la posguerra, con tus parámetros de ahora, que vivís en una España rica sin demasiado problema, es injusto».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete