«Westworld» 3: mucho lirili y poco lerele
Por mucha pirueta audiovisual, la serie de ciencia ficción de HBO ha cerrado su temporada más decepcionante hasta el momento
![Evan Rachel Wood en la tercera temporada de «Westworld»](https://s2.abcstatics.com/media/play/2020/05/07/dolores-westworld-kQYD--1248x698@abc.jpg)
A la tercera va la vencida, pero con «Westworld» , tras su recién finalizada tercera temporada , soy yo quien se da por vencido. Y eso que la superproducción de HBO creada por Jonathan Nolan (autor de «Person of Interest», de género periférico pero menor prensa por ser de la CBS) y Lisa Joy prometía una doble revolución tras los vibrantes últimos minutos de la segunda temporada; la de los robots contra sus creadores, a lo «Battlestar Galactica» , pero también la de la propia serie que, tras 20 maxiepisodios, rompía con sus propias reglas al abandonar su principal escenario.
Desde sus primeras entregas, emitidas en otoño de 2016, crítica y público habían estado teorizando con qué mundo y época se encontrarían los robots en caso de que Maeve ( Thandie Newton ) o Dolores ( Evan Rachel Wood ), lideresas de la revolución por separado, consiguieran alcanzar dichas coordenadas. De hecho, ya se habían dado algunas pinceladas a través de los personajes que provenían del exterior y de «flashbacks» de William/Hombre de Negro ( Ed Harris ) o la propia Dolores. Pero el primer paso en falso de los guionistas se produjo durante el final de la primera parte cuando una empoderada Maeve (se había tuneado ella solita tras descubrir que morir tenía truco) desistió en el último segundo abandonar el parque temático para seguir buscando a aquella hija que le habían arrebatado sus guionistas.
Tras marear al espectador durante una segunda temporada que pasó de puntillas por otros parques temáticos y recurrió al amnésico Bernard ( Jeffrey Wright ) para trocear por segunda vez el relato en varias líneas temporales, los guionistas propiciaron que Dolores pudiera traspasar la frontera entre Westworld y nuestro mundo; lo hacía además bajo la apariencia de la humana y retorcida Charlotte Hale ( Tessa Thompson ), a la que habían asesinado, con el robo de varias «perlas» (más robots) y la resurrección de Bernard. Él, sin embargo, ha acabado siendo un mero secundario (su «reencuentro» con su exmujer fue, aunque un pelín forzado, lo más emotivo) junto a Maeve, reconvertida en ambigua sicaria para el nuevo villano. Ambos, paradójicamente, parece que llevarán la voz cantante en la ya anunciada cuarta temporada...
![Thandie Newton en la tercera temporada de «Westworld»](https://s2.abcstatics.com/media/play/2020/05/07/maeve-westworld-hbo-kJaD--510x349@abc.jpg)
Aún así, y a diferencia de las anteriores tandas, sorprendió la rapidez y sencillez con la que los guionistas se pusieron a maquinar el inicio de esta tercera, menos dada a los galimatías. La vengativa Dolores tenía un plan para el devenir de la humanidad; Serac ( Vincent Cassel ) era su nueva némesis a batir; y la sociedad de este futuro postapocalíptico era gobernada por una Inteligencia Artificial, defensora de la meritocracia a la par que dedo acusador contra aquellas «ovejas negras» del rebaño, como el obrero Caleb ( Aaron Paul ), harto de no ascender profesionalmente porque el propio sistema se lo impide.
Como acostumbra el título desde el principio, nada es lo que parece, como la constante sospecha de quién es humano y quién es robot; que Stubbs ( Luke Hemsworth ) lo sea no aporta mucho excepto ser el guardaespaldas bufón de Bernard. Finalmente, Dolores no quería aniquilar a la humanidad, sino liberarlos de su destino marcado por la IA; y Serac era una mera marioneta de esa misma IA, enfrentada a una versión anterior y defectuosa, fabricada por el hermano de Serac, otra «oveja negra» apartada.
A partir del ecuador de la tercera temporada, la serie ya es una mera sucesión de escenas de acción y revelaciones
La sensación de repetición no solo se aplica a las escenas de acción (tiroteo por aquí, pelea por allí, plano aéreo de Los Ángeles) sino también a sus protagonistas (el enésimo e innecesario «flashback» de William para plantear si malo se nace o se hace) y los temas sobre los que el título parece querer reflexionar: ¿son los humanos realmente más libres que los robots? ¿Son las máquinas capaces de desarrollar una conciencia e incluso tener sentimientos?
Con Bernard, Maeve y William en los márgenes del relato, esta nueva temporada ha dado mayor protagonismo a Charlotte-Dolores, que tiene que fingir ser jefaza de Delos y está empezando a conectar emocionalmente con su marido e hijo. Puede que los guionistas hayan simplificado la trama ( puntazo : Dolores empleó las «perlas» para multiplicarse a sí misma, así que poco duró el nuevo quién es quién ), pero las nuevas entregas se estancaron rápidamente en la idea de que el mundo exterior es otro Westworld: los humanos también están a merced de un ente superior que decide por ellos y aquellos que podrían poner en jaque al sistema son mandados a un correccional, donde podrán ser formateados gracias a todos los datos que había estado recopilando la empresa Delos con sus parques temáticos.
![Evan Rachel Wood y Tessa Thompson como dos versiones de Dolores en la tercera temporada de «Westworld»](https://s1.abcstatics.com/media/play/2020/05/07/dolores-charlotte-westworld-kJaD--510x349@abc.jpg)
A partir del ecuador de la tercera temporada, la serie ya es una mera sucesión de escenas de acción y revelaciones. En la web «The AV Club» encontré la analogía perfecta: «Westworld» lanza sus giros de guion como si uno leyera su entrada en Wikipedia. Ni hay emoción ni resulta del todo orgánico; algo que sufrió el personaje de Bernard durante la segunda temporada y este año le ha tocado a Caleb, del que se desvela que fue él quien mató a su compañero del ejército y fue uno de los descarriados con quien se experimentó. Ni siquiera impacta la revelación final de que él y Dolores ya se habían cruzado en Westworld, donde los robots eran empleados para entrenar a los militares; Dolores escogió a Caleb como salvador de la humanidad después de que él la salvara de una más que posible violación por parte de sus compañeros...
Sí, desde sus inicios ha sido un gustazo contemplar «Westworld», pero incluso en el aspecto visual ha acabado fallando este año; en su quinto episodio, «Genre», Caleb es drogado con una sustancia que le hace vivir la realidad a través de varios filtros: el blanco y negro de una película noir , un drama romántico con música clásica… Pero la serie narra sin gancho su experiencia alucinógena en primera persona y adopta tales géneros, saltando de uno a otro, mientras él, Dolores y el resto de rebeldes cruzan Los Ángeles, lleno de barricadas y fuerzas policiales. Y todo ello mientras Serac va desvelando a espectadores y a la propia protagonista su trágico pasado y el origen de la Inteligencia Artificial. ¿El motivo de todo ello? No lo sé.
![Aaron Paul es Caleb en la tercera temporada de «Westworld»](https://s2.abcstatics.com/media/play/2020/05/07/caleb-dolores-westorld-kJaD--510x349@abc.jpg)
He ahí otro problema; da la impresión de que «Westworld», aunque emitida semanalmente en una cadena de televisión, sufre el mal reciente de muchas series concebidas exclusivamente para ser «consumidas» de golpe en plataformas como Netflix. A la excesiva duración de cada episodio (estándar HBO), se suma otro inconveniente: la falta de empaque de cada entrega. Un episodio de televisión tiene que funcionar como entidad propia, pero también como parte de un relato que se expande a lo largo de una temporada. Y «Westworld» parece estar más preocupada de envolver el regalo y ponerle un lazo; su relato por temporada parece un trabajo universitario en grupo en el que cada alumno ha hecho su parte y luego se ha juntado. Quizás le vendría bien a «Westworld» adoptar otro modelo de narración como el de la reciente y magnífica «Watchmen» o «The Leftovers» (ambas también de HBO), que a partir de su segunda temporada reculó y empezó a contar cada episodio desde la perspectiva de un único personaje.
Que la serie vaya a reiniciarse nuevamente en su próxima temporada es un arma de doble filo: puede enmendar sus errores o engatusar a aquellos espectadores defraudados. Lo que está claro es que, tras 28 episodios, «Westworld» se cree mucho mejor de lo que realmente es a pesar de su presupuesto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete