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The Leftovers: el amor, el sentido de pertenencia y la fe

El lunes finalizó la serie de culto de HBO. Analizamos algunas de sus claves

Nora y Kevin, protagonistas de The Leftovers
Fernando Muñoz

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[Aviso, esta noticia contiene spoilers]

« The Leftovers » ha sido un acto de fe. Fe de los espectadores, que decidieron confiar en una serie que podría haber decepcionado en su conclusión tanto como lo hizo « Perdidos (Lost) ». La tuvo Damon Lindelof , creador de ambas series, cuando aseguró que en esta haría lo que no hizo en la isla: cerrar las incógnitas y no perderse por las ramas. La tuvo HBO al volver a apostar por una historia donde la muerte, el amor, las vidas cruzadas y la pérdida hacían que todo avanzara. La fe es lo que hizo que Kevin Garvey se dejara arrastrar y se creyera inmortal. Él, como Jack Shephard , hombres racionales y sin necesidad de fiarse de falsos profetas ni destinos fijados, acaba deseando volver a ese lugar místico, ya sea físico o mental, en busca de respuestas.

« The Leftovers » fue, durante dos temporadas y siete capítulos, el viaje de Kevin Garvey para fundir su destino con el de Nora Durst . Pero en el capítulo final, el ocho de la tercera temporada, todo se da la vuelta (y no es la metáfora de «bajar» a Australia, ni la rueda que mueve una isla, ni el «tapón» de cartón piedra de la cueva). Es un giro completo donde descubrimos que «The Leftovers» no es la vida de Kevin Garvey, sino la huida de Nora Durst. Y ahí el espectador se da cuenta de que todo ese viaje de 28 episodios tiene que culminar en «El libro de Nora».

«The Leftovers» no es la vida de Kevin Garvey intentando fundir su destino con el de Nora. Es la huida de ella antes de querer asumir la realidad

Todo depende desde dónde se mire. No es igual mirar a ella que a él. No es igual mirar este mundo donde ha desaparecido el dos por ciento de la población mundial que pasear por un lugar donde lo que ha desaparecido es el 98 por ciento y solo sobreviven unos pocos. Hay una escena de la segunda temporada donde Nora, en pleno viaje hasta abrazar una creencia (y a un profeta negro que le quite el dolor) se enfrenta en un bar con un escritor de éxito que le pregunta qué probabilidades hay de perder a tres miembros de una familia en el desvanecimiento. Ella responde el dato con rapidez. Una entre varios miles de millones. En el otro lado, su desgracia es fortuna: ¿ Qué prababilidades hay de que tres miembros de una familia vivan mientras el 98% de la población mundial desaparece ?.

Finales y principios

La segunda temporada finaliza con una frase épica de Kevin: « Ahora vivo aquí ». En el cierre de la tercera y última temporada, Nora no es tan rotunda: «Yo no pertenecía a ese lugar». Y de esa manera, sutil y sencilla, cierra dos pasajes de toda la serie: uno, el amor de Nora por sus hijos y la necesidad de creer que seguían vivos era mayor que la promesa de un futuro en «Milagro»; y dos, Nora asume por fin lo que siempre supo pero mantuvo escondido, y es que ellos se han ido (ya sea que hayan desaparecido o que estén en otro lugar al que ello no puede pertenecer).

Por eso, tras ese discurso final en el que cierra toda la serie con una historia que el público puede creer o no, pregunta entre lágrimas:

–«¿Me crees?».

–«Te creo».

Kevin no puede responder otra cosa. Kevin cree a Nora porque él ya no es un creyente . No cree a quienes le dicen que Nora ha muerto, y menos en su porpia inmortalidad. Cuando le cuenta a Nora en la boda que sufrió un infarto y que tiene un marcapasos («te enseño la cicatriz, aquí, sobre el pecho») ya sabe no puede huir de la muerte. Que todos esos viajes al mundo de los muertos (hotel, pozo y el búnker donde su otro yo le arranca la llave del corazón para «matarse» en una lluvia atómica...) no eran más que probables proyecciones de la mente de un hombre en su penúltimo estertor (cuando bebe el veneno, cuando le disparan, cuando le ahogan...) ¿Murió y resucitó alguna de esas veces?

Toda la serie son actos de fe y al final ella, cuando ya ha dejado de creer, le pide a él que crea; pero ya no es un acto de fe si no de amor. Toda la parte «mística» de la serie son viajes al otro lado, al de los muertos, y su viaje final no es más que buscar cada verano a su amor en Australia , en el otro lado del mundo. De este mundo.

Uno de los momentos del reencuentro

La pérdida y el pecado

Se podría ver el capítulo final de « The Leftovers » sin haber visto nada de la serie antes. Es una metáfora que se explica a sí misma y a la serie al completo. Nora subiendo la cuesta para liberar al chivo y expiar sus pecados (querer morir), las palomas mensajeras con las frases de amor tiradas por el suelo que come el propio chivo, las palomas que regresan cuando por fin ambos asumen su destino... Son, además, imágenes de una fuerza que jamás tuvo «Perdidos».

En «The Leftovers» no hay capítulos de relleno, como sí había en «Perdidos»

La serie se ha convertido en una obra de culto cuyo interés no ha dejado de crecer gracias al boca a boca. Ha ayudado mucho la comparación con «Perdidos» en el doble sentido: ser como «Perdidos» pero sin que la trama se diluya por el camino. El propio Damon Lindelof dijo que esta serie era lo que no pudo hacer con la de J. J. Abrams. Desde el principio era una historia cerrada y concluyente. Aquí no hay rellenos (y había opciones para poder hacerlo). No hay capítulos como el de la araña de Nikki y Paulo que, recordado en la distancia, no son más que cincuenta minutos tirados a la basura.

Hay que agradecer haber mantenido lo bueno de aquella. Detalles sutiles, como en el último capítulo, cuando Nora y Kevin hablan y parece que están en una realidad alternativa porque el fondo es puro blanco, sin paisaje, que junto a las dudas de los protagonistas hacen creer al público que realmente están muertos o en ese purgatorio reconocible . O como en el capítulo siete de la tercera temporada, que termina con un flash blanco que significa que todo se ha dado la vuelta y que ya se vio al final de la cuarta de «Perdidos» cuando, por primera vez, las letras «Lost» se sobreimpresionan negro sobre blanco. Y también hay que agradecer los riesgos visuales que han tomado de la mano de HBO. Desnudos, algo impensable en otras series, recursos cinematográficos lejos de las normas convencionales de la televisión... Se podrían decir mil cosas de la serie. Casi todas buenas. Pero todo concluye como lo hacen los protagonistas. Agradeciendo el viaje.

¿Estuvo en el lado de los muertos Kevin?

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