«Debemos demostrar que la buena ficción en España no ha sido una oleada»
Teresa Fernández Valdés es cofundadora de Bambú («Fariña», «Velvet»..) y prepara ya «Un asunto privado» para Amazon

Es conocido que, en unos años, Teresa Fernández Valdés pasó de trabajar como dependienta en una tienda de ropa a convertirse en un referente de la industria audiovisual, puede que la mujer más poderosa. La fundadora de Bambú producciones , que no deja de ... ganar premios como ejecutiva, es también guionista y creadora de títulos que se han visto en medio planeta, como «Gran Hotel», «Velvet» y «Las chicas del cable».
Noticias relacionadas
Su productora acaba de empezar a rodar su primer título para Amazon Prime Video, «Un asunto privado», protagonizada por Aura Garrido y Jean Reno. Es una historia que transcurre a finales de los años 40 en Galicia, sobre una joven de clase alta que, con la única ayuda de su fiel mayordomo, se propone dar caza a un asesino en serie. «Es una serie de género detectivesco , que suma los pluses de la aventura y la comedia », describe Fernández Valdés.
Es de origen español y tiene alma española, pero su acento francés es brutal. Lo bueno es que lo hemos incorporado. El mayordomo tenía que ser un hombre refinado y de buenas costumbres. Así es casi más exquisito, aunque a veces le sale acento andaluz, por sus padres. Jean es muy simpático y genial.
Obviamente no me dejan dar cifras, pero la ficción ha dado un cambio radical. Antes manejábamos presupuestos de unos 500.000 o 600.000 euros por capítulo. Hoy eso es una irrealidad. Es verdad que es un lujo tener un protagonista como Jean Reno. Le han gustado los guiones, pero también tiene caché. Es una apuesta con un muy buen presupuesto, que nos permite hacer acción o más días de los habituales por episodio. Nos ha permitido pensar más grande, y ojalá quede como la soñamos.
Sabíamos que Amazon venía a España e hicimos una serie de propuestas. Cuando vas a una primera reunión así, llevas dos ideas muy distintas, para ver por dónde respiran. No sabíamos si querían un público más adulto o más joven. Se los presentamos a Georgia Brown, quien nos preguntó en cuál sentíamos una diferencia. En esta creíamos que lo teníamos, porque no plantea un universo amoroso. Es una serie atípica, porque la pareja de baile tiene 70 años. No había ni tentación de enamorarse. Marina no es un personaje asexual, le gustan los hombres y es muy descarada y moderna, pero no nos amarrábamos a universos ya explorados en la casa.
¡Mucho! Sobre todo después de «Fariña», que fue una gran experiencia: Esta serie se iba a rodar entre Madrid y Bilbao, pero por covid una gran ciudad era más complicado. Amazon nos propuso llevarla entera a Bilbao y ahí me salió el alma patria. Vamos a ver el mar, la parte de las Rías Bajas, los lugares más bonitos. La otra vez Ramón –Campos, su socio cofundador y marido– barrió para casa. Ahora nos concentramos en Pontevedra, Vigo y si nos asomaremos a la Ribeira Sacra, gran desconocida y maravillosa, un poco también a la zona de Orense y si podemos a las Islas Cíes, que es un parque único.
Hoy por hoy los contenidos ya se hacen para el mundo entero y nuestra apuesta es conquistar al público hispanohablante. En Francia también creo que va a gustar, por Jean Reno y por el género. Hace unos meses estrenaron la adaptación de nuestro «Gran Hotel». No estamos tan lejos Francia y España, en gustos y aficiones.
Es nuestra primera experiencia con Amazon y estamos dándolo todo, igual que con Netflix, por esa apuesta de quedarse en España. Nos gustaría que igual que este sueño ha sido grande, que vengan otros sueños detrás más grandes todavía. Necesitamos aliados potentes y con recursos. Hace falta conquistarlos y que vean que en España se hace muy buena ficción, que la ficción española que está en auge, sigue teniendo sentido y no ha sido una oleada. Se puede.
Además de «Un asunto privado», en Bambú también ruedan ahora mismo «Jaguar», para Netflix y con Blanca Suárez, y están a punto de empezar con otra serie diaria para TVE. También se ha anunciado ya otro proyecto con Starz, inspirado en la vida de Nacho Vidal, «un retrato de la industria del porno en España, desde un lugar desenfadado y divertido, pero provocador».
Hay veces que decimos: ¡Caramba!, cómo nos ha cundido el tiempo. Es como si hubieses parido 300 hilos. Ha pasado muy rápido y ha sido muy productivo. Ya no da vértigo, porque has pasado por ahí, pero sí te da un poco de nostalgia.
No la echo de menos. En la pandemia, como todo se paró tanto, nos metimos más en familia y en nosotros mismos. La vuelta ha costado, porque tenías que recolocar muchas cosas y nunca había pasado tanto tiempo con mis hijas. Me va a devorar la vorágine, pensaba, pero me pongo a trabajar y recuerdo qué feliz me hace. Antes de ser productora, sé que era feliz, pero hoy soy muy feliz.
En realidad se ha diluido mucho la presión. Antes había un dato, que era la audiencia, y te la daban a la mañana siguiente. Para bien o para mal, te ponía en tu sitio. Con la distribución en plataformas, y ellos no dan casi datos, vivimos un poco en una burbuja. Hemos ganado en calidad de vida, pero echamos en falta tener más parámetros de referencia.
De momento no. Y ocurren cosas muy curiosas, como que tu estreno en Brasil coincide con otro muy potente local y allí no te ve nadie, pero de repente, seis meses después, hay una pandemia y la gente se lanza a verte y te encuentras con un gran éxito con el que ya no contabas. Antes te quitaban la serie al tercer capítulo si la gente no se enganchaba, pero ahora el público decide y el éxito llega inesperadamente, como le pasó incluso a «La casa de papel». Hay oportunidades aunque algo no funcione en su estreno.
Sí, porque habrá un dato que nos acompañe cada día. Llevábamos dos intentos con TVE. Uno funcionó bien, «Seis hermanas», pero nos falta acabar de redondear la serie de ficción de mediodía. Hace un año incorporamos a Josep Cister, que había trabajo y liderando «El secreto Puente Viejo» y «Acacias 38», y ha conectado muy bien con nosotros. Ramón y yo estamos a su lado para darle cobertura y apoyo, pero también para aprender.
De todo el mundo. Cada vez aprendo más. Cuando uno es joven, tu ímpetu, tu manera de contar... lo impones mucho porque tienes pendiente demostrarte a ti mismo que puedes hacerlo, pero ahora, que ya hemos hecho ese viaje, me siento muy enriquecida por escuchar al que está a mi lado. Cuando viene un director o un actor que no está cómodo con el texto, antes forzabas un poco más y ahora preguntas qué le pasa y aportas una solución. Es lo bonito de este trabajo, también porque eres consciente de que no tienes la clave del éxito y atrincherarte en tu punto de vista… Lo que no haré nunca, eso también es verdad, es conceder algo que yo no siento. Pero estoy mucho más permeable. Si solo te escuchas a ti mismo, es muy fácil repetirte.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete