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Crimen y desaparición en Atlanta: Los niños perdidos

Racismo y continuos asesinatos: cuando la meca afroamericana de Estados Unidos se convirtió en un circo mediático

HBO España dedica una serie documental a la desaparición y asesinato todavía sin resolver de más de una veintena de chavales negros en Atlanta entre 1979 y 1981

Una imagen de archivo empleada en «Crimen y desaparición en Atlanta: Los niños perdidos», la nueva serie documental que estrena HBO España HBO España
Óscar Rus

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Este artículo se ha escrito tras ver los dos primeros capítulos de la serie documental de HBO España «Crimen y desaparición en Atlanta: Los niños perdidos», pero no contiene detalles reveladores.

Incluso JonBenét Ramsey sale en «Crimen y desaparición en Atlanta: Los niños perdidos» , la nueva serie documental de HBO España . Aquella niña de 6 años, cuyo asesinato en 1996 sigue sin resolverse, recibió la rápida pero desproporcionada atención mediática; tenía todos los ingredientes (la familia acomodada como principal sospechosa; la pequeña como participante en concursos de belleza) para atrapar a la audiencia estadounidense.

«Para que un niño fuese importante, tenía que ser hijo de alguien»: es el testimonio de uno de los entrevistados de la nueva serie documental de HBO España, cuya primera entrega llegó este lunes a la plataforma; en total serán cinco entregas, de 50 minutos cada una, con las que se intentará desenredar la desaparición y asesinato sin todavía resolución de casi 30 niños, adolescentes y jóvenes negros en la ciudad de Atlanta entre 1979 y 1981.

Cuarenta años han pasado desde que supuestamente el veinteañero Wayne Williams (ahora un sexagenario presidiario) se dedicara a aterrorizar a la comunidad afroamericana de la capital del estado de Georgia (Estados Unidos), pero 2019-2020 parece ser el momento pertinente para resucitar esta macabra historia que demuestra que la realidad siempre supera a la ficción. Sí, a aquel fotógrafo con aspiraciones a locutor de radio se le atribuyó la mayoría de las muertes, pero la realidad es que en 1982 fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de sólo dos hombres adultos.

Ya desde la primera entrega del documental se rescata una pregunta perenne: ¿cómo un tipo como Wayne, tan poca cosa, se había cargado a tanta gente? Él podría haber sido un chivo expiatorio, pues los investigadores llegaron a barajar la posibilidad de múltiples asesinos: sectas religiosas , el mundo de la droga y del porno, imitadores e incluso las propias familias desestructuradas.

La serie de Netflix «Mindhunter» , sobre asesinos en serie, eligió precisamente estos hechos como la columna vertebral de su segunda y última temporada . Nada nuevo: desde que se cerrara en falso el caso en 1982, películas para televisión, miniseries y documentales han regresado una y otra vez a aquellos dos años de terror y paranoia, en los que cualquier accidente parecía formar parte de un complot.

Radiografía de una sociedad

Pero, como acostumbra el género «true crime», «Crimen y desaparición en Atlanta» no es solo la historia de un asesino y sus víctimas mortales; es también la de una ciudad que se había convertido en la tierra prometida de la comunidad afroamericana como clase media; la de sus políticos (los asesinatos se produjeron durante el mandato del primer alcalde negro de la ciudad, Maynard Jackson ), la de su policía local (más diversa pero acusada de ignorar las desapariciones por motivos económicos) y la de sus vecinos, muchos de ellos aún pobres, aterrorizados por si su hijo iba a ser el siguiente en desaparecer y aparecer muerto semanas o meses después en un río, debajo de un puente o tras un cubo de basura.

El racismo (por muy abierta que fuese Atlanta, rondaba por sus calles el Ku Klux Klan y seguían luciéndose símbolos y banderas confederados) y la aporofobia (a muchos de aquellos niños no les quedaba otra que pasar el día en la calle y ganarse la vida) de la época arrinconaron los primeros asesinatos hasta que el número de víctimas evidenció que algo más grave estaba pasando y los vecinos arrimaron el hombro en la búsqueda de los cuerpos. Era de sobra conocido que algunos vecinos eran incluso pedófilos, pues Atlanta también era la meca de la pornografía.

A aquella ciudad, tras sumar desapariciones y asesinatos, acudieron todo tipo de personalidades: desde una vidente que colaboró en la investigación hasta la ONG «Ángeles Guardianes», que enseñaba a los niños a defenderse, pasando por justicieros armados o finalmente el FBI. Incluso famosos como Michael Jackson y Muhammad Ali contribuyeron económicamente a la investigación.

Como también acostumbra el género «true crime» , «Crimen y desaparición en Atlanta» combina varias líneas temporales (pasado y «presente») con multitud de personajes; uno clave para entender este renovado interés por el asesinato de aquellos chavales es el de Keisha Lance Bottoms (50), la actual alcaldesa de Atlanta que hace un año anunció la reapertura de estos casos sin resolver gracias a los avances en la tecnología de pruebas de ADN. Ella había sido una de tantos niños que no salían a jugar a la calle por mandato de sus atemorizados padres: «Marcó nuestra infancia. El demonio era real». Otro personaje clave que aparece es la telegénica Camille Bell , madre de uno de los chavales asesinados, que se convirtió en adalid de la causa junto a otras madres afectadas.

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