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Por qué merece mucho la pena «Perdida», la nueva serie española más popular en Netflix

El thriller producido por Atresmedia, cuyos once episodios están disponibles en la plataforma, no fue un éxito de audiencias en Antena 3, pero sí es una de las ficciones del año

Adriana Paz es Angelita, la abogada mexicana del protagonista de «Perdida» Atresmedia/IMDb
Óscar Rus

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Este artículo se ha escrito tras ver la temporada completa de «Perdida», pero sólo contiene detalles del primer episodio.

En la notable y muy entretenida «Perdida» , serie de Antena 3 ahora disponible en Netflix, hasta funcionan los planos cenitales rodados con dron desde las alturas; una manía de la que toda serie española ( «La unidad» , «Néboa» o «Presunto culpable» , por citar tres thrillers recientes) se ha contagiado para demostrar el parné o, al menos, parecer más cara. Hay ocasiones en la que el repetitivo uso de la misma perspectiva desactiva su propósito (¿incrementar la sensación de acción?), pero en la creación de los guionistas Natxo López , Ruth García y David Oliva siempre funciona esa vista de pájaro porque su principal escenario, la gris pero también colorida Bogotá (Colombia), se presta a ello y porque, para sus personajes, lo que les está ocurriendo es cuestión de vida o muerte. La constante banda sonora, a cargo de Julio De La Rosa («La isla mínima»), y la breve duración de cada escena tampoco dan respiro al espectador e incrementan esa sensación de desasosiego y carrera contrarreloj.

Así que no sorprende que, desde su incorporación a la plataforma el 5 de junio, se colocara durante la semana pasada entre las diez series más populares en España; signifique lo que signifique eso debido a la opacidad de las audiencias, pero peores propuestas ( «Toy boy» ) lo han hecho anteriormente...

Eso sí, la premisa y el primer episodio de «Perdida» pueden ser un arma de doble filo: atraerá a aquellos que disfruten con cualquier policíaco decente sobre una desaparición o asesinato («Malaka», de TVE, es otra excelente alternativa ) pero pondrá sobre aviso a aquellos que no suelen llegar al desenlace pues se estira el enigma con múltiples pistas falsas. La producción de Atresmedia y Big Bang Media sí recurre al estereotipo de «chica desaparecida/muerta» (aquí niña) para echar a rodar la acción, pero sale de ese jardín al final del primer episodio con una revelación que reconfigura lo contado durante los 45 minutos anteriores.

Con dos líneas temporales y dos escenarios principales (Bogotá presente, Valencia pasado), parece a priori una básica historia de venganza: Daniel Grao , dado últimamente a personajes corrompidos, es Antonio, un pobre diablo al que cazan en el aeropuerto como una mula más que pretende sacar droga de Colombia; sin embargo, su desinterés en salvarse el pellejo responde a otro plan: entrar en la cárcel de La Modelo, donde está preso Cruz ( Juan Carlos Messier ), el hombre que secuestró a su hija muchos años atrás en España.

La historia en prisión, con su obligada ristra de variopintos personajes (el funcionario corrupto, el leal compañero de celda, el bicho malo que hace la cruz al recién llegado) y conflictos (bandas rivales, motines, planes de fuga) es la parte más formulaica y, aún así, tiene momentos vibrantes como el que sucede, más adelante, en la morgue. La detención de Antonio funciona, además, para presentar a su abogada de oficio, la mexicana Angelita ( Adriana Paz ), que tiene lo suyo. Ella y su rápida pero eficaz presentación a golpe de acción (hace natación), diálogo («No, papi , usted no es maricón ») y reguetón son la primera revelación del episodio uno; que la serie dedique bastantes minutos al día a día de Angelita tiene su porqué, revelado poco a poco.

Los actores Carolina Lapausa (Izq.) y Daniel Grao (Dcha.), durante un «flashback» ambientado en Valencia, en la serie «Perdida» Atresmedia/IMDb

Porque «Perdida» es, como todo thriller , un puzzle desordenado en el que cada entrega (de máximo 50 minutos cada una: estupendo) se va entregando al espectador algunas piezas; pero aquí los constantes giros de guión están siempre anclados en el pasado y las motivaciones de todos y cada uno de sus personajes (protagonistas, secundarios y episódicos, víctimas y verdugos), que guardan estrecha relación entre ellos. Es una elección caprichosa por parte de los guionistas (el espectador suele ir un pasito adelante que el personaje, con alguna excepción), pero está justificada por el bien del entretenimiento.

¡Spoilers!

Y, aunque «Perdida» parezca una narcoserie por y para tíos-tíos con un villano a la altura, Quitombo ( Fernando Solórzano ), la serie va descubriéndose como un conjunto de historias sobre diferentes mujeres que tuvieron y tienen que tomar decisiones difíciles en sus vidas: está la exmujer de Antonio, Inma ( Carolina Lapausa ); la policía española encargada del caso del secuestro, Eva ( Melani Olivares ); una actriz de telenovelas colombianas, Milena ( Ana Maria Orozco ); y la niña desaparecida, ya mayor de edad, Soledad ( Veronica Velasquez ). Por poner una pega: es la trama de Olivares, en la Valencia actual, la de menor gancho pero aún así contribuye al leitmotiv de los once episodios: la multitud de formas en que emerge la corrupción dentro del propio sistema y en cada individuo por deleite, por «necesidad» (de ser madre a toda costa, por ejemplo) o por purita supervivencia.

La primera y única temporada de «Perdida» está disponible en Netflix España.

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