‘Daisy Jones & The Six’. Una fábula sobre pecados y virtudes capitales
No sé a qué viene cambiar el título original por el ‘Todos quieren a Daisy Jones’. Primero porque no es de recibo y segundo porque a Daisy Jones no la quiere ni su madre
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![Imagen de 'Daisy Jones & The Six'](https://s1.abcstatics.com/media/play/2023/03/29/daisy-jones-the-six-kx5C--1248x698@abc.jpeg)
Antes de entrar en el meollo de esta fantástica serie de Amazon Studios necesito hacer un llamamiento. Desde aquí le pido a las plataformas y a sus traductores e intérpretes que abandonemos de una vez por todas esa costumbre tan española de inventarse los títulos de series y películas al adaptarlos al castellano. Casos como los de ‘La jungla de cristal’ , ‘Agárralo como puedas’ y tantas otras son de sobra conocidos. Era otra época y hasta puedo llegar a entenderlo en su contexto. Pero en los días que vivimos en los que para sacar plaza de barrendero piden nivel medio de inglés creo que ya es hora de parar. Especialmente si, como es el caso que nos ocupa, se trata de un nombre propio como el de una banda de rock.
Que yo sepa a los Rolling Stones no les llamamos los Cantos Rodados ni a The Beatles, Las Cucarachas. Pues no sé a qué viene cambiar el nombre de la serie por ‘Todos quieren a Daisy Jones’. Primero porque no es de recibo y segundo porque a Daisy Jones no la quiere ni su madre. Literalmente. Hasta su madre la odia en la serie. Dejen de inventar y respeten la obra original, por favor. Dicho esto, vamos al lío.
‘Daisy Jones & The Six’ nos cuenta la historia de el meteórico ascenso de una banda de rock desde los oscuros antros de Pittsburg a la fama mundial en la década de los setenta. Y como las leyes de la física se aplican incluso a las bandas de rock con la salvedad de ciertas capacidades metabólicas milagrosas del cuerpo de Keith Richards , tras el ascenso viene la caída y la desaparición. Quizá lo más sorprendente es que consigue contar la historia evitando casi todos los estereotipos y lugares comunes de películas y series musicales y lo hace centrándose en temas universales en lugar de temas particulares.
En lugar de sexo, drogas y rock and roll nos habla de pasión, soberbia y creatividad. La serie nos cuenta una historia pequeña a través de temas grandes y personajes perfectamente definidos. Como si de una historia de ángeles contra demonios se tratase, cada personaje representa un pecado o una virtud capital. Ante la envidia de Daisy Jones tenemos la generosidad de Camilla Dunne. La diligencia de Warren Rojas rivaliza con la pereza de Eddie Roundtree. Un equilibro perfecto de luz contra sombra de la condición humana personaje a personaje.
Para redondear una serie que no solo sobresale en los aspectos interpretativos y por supuesto musicales con una banda sonora excepcional, contiene enseñanzas valiosas y profundas como buena fábula. Quizá la más importante de ellas es que para crear algo es necesario destruir algo. Así es el universo, así es la vida. En el caso de la música se destruyen vidas, relaciones y futuros, pero a cambio, en ocasiones muy especiales, se crean obras maestras que disfrutan millones de personas. Un sacrificio que sólo los autores de esas obras están en posición de decir si es justo o excesivo.
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