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Crítica de «The boys» 2: sigue igual de tosca y dispersa

Los nuevos episodios de la serie de Amazon, supervisada por Eric Kripke, han contado con una superheroína nazi que está en contra de la inmigración y adora a Capitán América

«The Boys», el (superhéroe) que no corre, vuela

Aya Cash y Antony Starr en la segunda temporada de «The boys» Amazon
Óscar Rus

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Que la segunda temporada de «The boys» , la serie de Amazon sobre superhéroes guaperas pero cainitas , se despida con «God Only Knows», de The Beach Boys , es una elección poco sorprendente para un título que siempre está buscando noquear al espectador con sus salidas de tono; primero, por el nada sutil parecido entre ambos títulos (los chicos, los chicos) y segundo, porque a su principal guionista, Eric Kripke («Sobrenatural», «Timeless» ), le encanta meter un clásico por episodio.

¡Spoilers!

En el octavo y último de este segundo volumen, la superheroína metida a espía Luz Estelar ( Erin Moriarty ) le pregunta al mortal viejoven Hughie ( Jack Quaid ) por qué siempre está escuchando a Billy Joel ; cosas de madre, revela él a su medio novieta . Parece que es el propio Kripke quien está justificándose ante los televidentes. «Un montón de series utilizan canciones muy actuales y nueve de cada diez veces, esa música expira en un año. Si revisionas esa serie en un futuro, la canción está pasada de moda. Es más efectivo utilizar canciones que ya han aguantado la prueba del paso del tiempo; hace que tu serie sea más mítica y atemporal», contó el guionista a ABC durante la promoción de las nuevas entregas el pasado verano . Modesto, baja… «Es raro que demos con ello mientras escribimos; normalmente es con los editores cuando nos sentamos con ellos e intentamos docenas de canciones hasta que damos con la que funciona», explicó. Correrá con los gastos Amazon, claro.

Defendía entonces Kripke, imbuido por esa actitud supuestamente rebelde de la propia serie (las garras del capitalismo y corporativismo, en la diana, aunque la produzca Amazon), que él no quería caer en la trampa de la secuela, o sea, el «más y mejor» porque sí; él prefería profundizar en los personajes ya presentados durante el primer año y ponerles contra las cuerdas. Uno de sus intérpretes, Laz Al onso (Leche Materna), prometía mayor cancha a esos chicos que dan nombre a la serie. Y así ha sido... más o menos.

Sobre la panda de tiraos que caza superhéroes por venganza, la mayor revelación se produjo en el sexto episodio con un salteado de «flashbacks», a lo «Perdidos» , que desvelaron la trágica conexión entre Frenchie ( Tomer Capon , el más achuchable) y su exjefa Grace ( Laila Robins , que lustra cada escena en que aparece) y por qué este foragido es tan sobreprotector con Kimiko ( Karen Fukuhara ); también se mostró la violentísima relación de Carnicero ( Karl Urban ) con su padre (cameo-cortesía de John Noble , también Padre del Año en «Fringe» ) y se dejó entrever el motivo familiar por el que L.M. busca venganza.

Si hay un obvio nudo entre las múltiples pero dispersas tramas de «The boys» (la excesiva duración de los episodios no ayuda) es la turbulenta relación entre padres e hijos de toda clase y condición. Le ocurre a Luz Estelar, que no quiere saber nada de su conservadora madre tras descubrir que sus poderes no son obra y gracia de Dios, sino talonario mediante, y le ocurre sobre todo a Patriota ( Antony Starr ), dueño y señor de la nueva temporada, tras descubrir que es papá de un chavalín que desconoce su propio mestizaje (de padre «súper» y madre humana).

En la ficción, la sutileza sigue brillando por su ausencia y, en este segundo año, el mejor ejemplo de ello es la revelación de que el personaje de Stormfront ( Aya Cash ), fichaje femenino por cuota, es básicamente una nazi; no una «feminazi». Está bien no andarse con rodeos, pero sus guionistas dejan muy poco margen para la interpretación. La actriz no podía destripar la motivación de su personaje para agitar el avispero desde dentro, pero dio en la tecla durante la promoción: «A veces las cosas malignas vienen en paquetes dulces y pequeños». Clave es una de sus últimas frases antes de morder aparentemente el polvo: «A la gente le gusta lo que digo, pero simplemente no les gusta la palabra "nazi"». Stormfront había clamado en un mitin contra los extranjeros, por si entre ellos se colaba algún terrorista con superpoderes...

De hecho, el inicio del séptimo episodio de esta segunda temporada muestra las letales consecuencias de que alguien como ella, reina de internet junto a los gatetes , extienda su discurso de odio con palabras bonitas: el miedo hacia «el otro», la sangre en las calles. Es cierto que, a veces, el conflicto no es tan subrayado como el que se produce entre Stormfront y su compañero A-Train ( Jessie T. Usher ), al que básicamente no quiere en la banda por negro (no por ser un «drogas», vaya).

A «The boys», por otra parte, se le puede afear que caiga en lo que mismo que critica. Maeve ( Dominique McElligott ), su particular Mujer Maravilla , es víctima del «lavado de imagen rosa» por parte de su empresa, Vought, después de que Patriota la saque del armario a patadas y en directo en televisión: nosotros también tenemos una lesbiana y encima, femenina (aunque sea bisexual; menos vendible). Sin embargo, McElligott ha sido más secundaria que protagonista este año hasta esa paliza de ella, Luz Estelar y Kimiko (sororidad macabra) a Stormfront que el espectador, sin duda, celebró. El otro superhéroe en tener menos tiempo en pantalla ha sido Profundo ( Chace Crawford ), pero aquí sí tiene una justificación: el personaje es expulsado de la banda de «súpers» por tocón y acaba en una secta, que recuerda inevitablemente a la Cienciología , interesada en reformarle.

La serie, encima, se cree más rompedora de lo que realmente es. El polvo «rompetechos» de Patriota y Stormfront (él es su ojito derecho y el futuro del supremacismo blanco ) ya lo hizo «Buffy, cazavampiros» hace casi veinte años; y no se emitía en una plataforma donde supuestamente hay barra libre creativa.

El mejor episodio de este año ha sido el sexto en que los chicos descubren que la fábrica de superhéroes, Vought, está experimentando con adolescentes y adultos para producir más. Y lo más entretenido, en general, es ese divertido «cómo se hizo» ( making of ) que protagoniza el personaje de Ashley ( Colby Minifie ), supervisora del «relato» que mejor convenga a los superhéroes.

Está por ver cómo se desarrollará el último volantazo de guion con esa congresista demócrata (con un sospechoso aire a Alexandria Ocasio-Cortez ) que ha hecho carrera contra Vought, pero esconde tener superpoderes (era ella quien explotaba cabezas a diestro y siniestro). La serie ya se había puesto política con esa trama secundaria en la que el Congreso debía votar sobre la incorporación de los superhéroes al ejército. De la derecha a la izquierda.

La primera y segunda temporada de «The boys» están disponibles en Amazon. Ya está renovada por una tercera.

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