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'Anatomía de Grey' y el fin del capitalismo
«Ellen Pompeo (Meredith Grey para los restos) confirma que se va de su serie. Esto es como si Jordi Hurtado se jubilara. Es como cuando Nietzsche mató a Dios»
![Ellen Pompeo (Meredith Grey), en una escena de 'Anatomía de Grey'](https://s2.abcstatics.com/media/play/2022/11/21/meredith-grey-kbPF--1248x698@abc.jpg)
Fredric Jameson dijo aquello de que hoy era más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Exageraba, claro. Lo verdaderamente difícil en esta vida es imaginar el fin de ‘ Anatomía de Grey ’, aunque ya cada vez nos acercamos más al apocalipsis: primero un misil en la frontera de Polonia, y ahora Ellen Pompeo (Meredith Grey para los restos) confirma que se va de su serie. Esto es como si Jordi Hurtado se jubilara. Es como cuando Nietzsche mató a Dios. Ya solo falta que cierre Twitter.
‘Anatomía de Grey’, en el fondo, es una historia sobre el apocalipsis, o algo así. Antes de que en ‘ Juego de Tronos ’ decapitaran protagonistas, Shonda Rhimes ya había tirado a George O’Malley delante de un autobús en marcha, para dejarlo desfigurado e irreconocible, para luego traumatizar al público con la identificación del cadáver. Ese fue su primer gran asesinato. Hubo muchos más. Llegó un momento en que cada cierre de temporada parecía escrito por los guionistas de ‘Destino final’. Cada catástrofe era peor que la anterior, más sangrienta, más gratuita: un accidente de tren, un accidente de avión, un accidente de ferry; un terremoto, una tormenta terrible, una bomba. En fin, si buscas en internet encuentras noticias así: «Las veinte muertes más tristes de ‘Anatomía de Grey’». Cómo nos gusta sufrir.
Lo bueno de la tragedia es que reconforta, de un modo extraño y macabro y egoísta. Siempre hay alguien peor que tú, aunque tú estés en un sofá encadenado por la reproducción automática y comiendo basura más o menos sabrosa. Es un placer de hipocondríacos. Puede que esto explique una parte del éxito de las series de médicos. Otra se entiende porque es género negro, pero del revés: esto es, blanco; una intriga, pero de la salvación. La última tiene que ver con que son telenovelas refinadas. A estas alturas es más fácil encontrar la cura del cáncer que recitar todas y cada una de las combinaciones románticas de los personajes que han pasado por Seattle Grace Hospital.
Así que Meredith se va de Seattle, y esto significa que se va de nuestras pantallas, aunque ha dejado una ventana abierta por si el futuro. Cuando empezó era 2005. Entonces aún se podía fumar en los bares, y la veíamos a ella de resaca y besando y amando y, a veces, salvando a alguien en un quirófano. Le sobraba inteligencia, le sobraba vida, le gustaba el tequila. ¿Cómo no caer rendido? Ha estado diecinueve temporadas, diecinueve, siendo la protagonista de la serie. Esto son, redondeando, cuatrocientos capítulos, doscientas sesenta y seis horas. Lo que dura la eternidad. O mejor: una época.
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