Ursula Andress, la chica Bond que salió del agua desde el corazón de Jamaica

Cerca de la jamaicana Ocho Ríos, las aventuras del agente 007 surgieron de la mente de Ian Fleming, no así la idea de que Sean Connery se metiera en la piel del arrogante espía en las películas. Antes que a él, prefirieron a Cary Grant, inviable; a David Niven e incluso a Roger Moore, que terminaría derrochando altanería como Bond en la década de los setenta. Pero algo en la rudeza que desprendía el actor escocés convenció al productor Albert Broccoli para que Connery se convirtiera en el primer James Bond de carne y hueso a los 32 años.

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Al resto no le quedó más remedio que esperar a verlo en acción en su debut en 'Agente 007 contra el Dr. No', que tampoco iba a ser la primera película de la saga pero, igual que Connery, terminó siéndolo y convenciendo, a pesar de su incapacidad para pronunciar correctamente la frase más emblemática del espía: en lugar de «Soy Bond, James Bond», el escocés decía «Sean Bond, James Connery», hasta que, con un trago de alcohol, siempre bien agitado, se libró de los titubeos.

Ya fuera por pura casualidad o como guiño al autor británico, la película dirigida por el cineasta Terence Young se rodó casi por completo en localizaciones jamaicanas, a excepción de los interiores, que se grabaron en Londres –la primera escena en la que aparece James Bond es en el exclusivo casino londinense Les Ambassadeurs– para manetener la esencia del espía al servicio de Su Majestad. Y, entre los paradisiacos parajes que recorrió el equipo del filme, destaca el de la playa de Laughing Water por ser el lugar en el que la primera chica Bond emergió del agua.

En una icónica escena que ya forma parte de la historia del séptimo arte, la actriz Ursula Andress aparece como Honey Ryder saliendo de las aguas cristalinas de la playa caribeña en el primer encuentro entre ambos, con el Bond de Connery derribado cuando se acerca a la orilla con el bikini color crema, el pelo hacia atrás, un cuchillo en un lateral y una caracola en su mano.

—Te prometo que no robaré tus conchas, cariño- le dice Bond.

—¡Quédate donde estás!- advierte ella.

A pesar de su breve aparición en pantalla, paseo incluido, el encuentro entre James Bond y Honey Ryder podría ser considerado un flechazo si no fuera por la ligereza con la que se encama y se despierta olvidando, canon de las relaciones del espía más famoso de la historia que inauguraba en esta primera aventura cinematográfica, en 1962, la picardía icónica que, pese al paso del tiempo y los actores que se han enfundado su traje, todavía mantiene James Bond, la de un tipo descarado e irreverente, mujeriego, algo bobalicón cuando hay líos de faldas y siempre, por encima de todo, elegante. Licencia para matar y también para ligar.

No se congeló el trasero Ursula Andress en la playa de Laughing Water como le sucedió a Halle Berry en Cádiz al replicar su poderosa salida del agua cuando fue la chica Bond de Pierce Brosnan en 'Muere otro día', en una secuencia que volvería a imitar Daniel Craig en 'Casino Royale'. La calidez del agua de la isla caribeña, claro, acompañaba. La escena de la película, vigente más de seis décadas después, es el principal reclamo de un paraje que ha explotado su atractivo como lugar para celebrar bodas en lugar de como museo.

No es la playa de Laughing Water el único enclave, sin embargo, capaz de contagiar las ganas de viajar a Jamaica. Las acertadas localizaciones elegidas para 'Agente 007 contra el Dr. No' incluyen también el pantano de Falmouth y el aeropuerto de Kingston, aunque sobre todo son recordadas las secuencias protagonizadas por la dupla Andress-Connery en unas cascadas situadas a pocos kilómetros al oeste del río Dunn, en Ocho Ríos, y la guarida de la isla Crab Key desde donde el Dr. No, el villano interpretado en la película de Terence Young por el actor Joseph Wiseman, pretende desviar los cohetes de Cabo Cañaveral, es realmente una mina, la Kaiser Termina en plena carretera de la costa A3.