'Secretos de un escándalo', la «peli de tarde» de Todd Haynes: «La IA no es una amenaza para el trabajo que yo hago»
El cineasta estrena un intrincado melodrama con Natalie Portman y Julianne Moore sobre una historia real de una profesora que se casó con su alumno
Todd Haynes reúne los pedazos de la Velvet Underground
![Natalie Portman y Julianne Moore en 'Secretos de un escándalo', de Todd Haynes](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2024/02/20/secretos-escandalo-may-december-kzuC-U601335410186GUB-1200x840@abc.jpg)
No disimula tras sus gafas de pasta una exuberante confianza Todd Haynes, uno de los cineastas con más personalidad y arrojo de todos los criados en la orilla más autoral del Hollywood industrial. «Me han preguntado si tengo más miedo a la inteligencia artificial (IA) ... o a la falta de ideas originales en Hollywood. No me temo que la IA sustituya a la creatividad. La basura televisiva se seguirá produciendo, ya sea por humanos o por IA, y probablemente ni siquiera notemos la diferencia. Sin embargo, para el tipo de trabajo que yo intento hacer, no creo que la IA sea una amenaza», cuenta a ABC el cineasta, que ahora estrena en España 'Secretos de un escándalo' (el título original es 'May December', más ambiguo y poético).
La película se basa en una historia real, uno de esos «escándalos» que durante meses llenan páginas de periódicos, satisfacen la necesidad de «chismes» de la gente y, a la semana, casi nadie se acuerda de nada. El romance entre una profesora, a la que interpreta Julianne Moore, con su alumno adolescente. Un amor delictivo –juzgado y condenado– con el que el espectador se encuentra décadas después, cuando ya son un matrimonio idílico en apariencia con dos hijos a punto de llegar a la universidad.
Los únicos pasajes de aquellos turbulentos inicios los descubrimos por las páginas de las revistas que aún conservan, por los «regalos» en forma de amenaza que todavía envían a la casa algunos tarados con más memoria que cabeza y porque una actriz, interpretada por Natalie Portman, va a convivir con ellos para protagonizar la película sobre la historia del turbio romance. Cine dentro de cine y actrices interpretando a actrices. Un divertimento para Haynes, que vuelve ha hacer un giro en su carrera y ahora se aleja del drama intimista de 'Lejos del cielo' (también con Julianne Moore) y 'Carol', del thriller político de 'Aguas oscuras' o del originalísimo biopic sobre Bob Dylan 'I'm Not There'. «Disfruté mucho en el rodaje, había un ambiente muy alegre, lo cual es inusual, pero el humor de la historia ya estaba en el guión. Un humor sutil, no hay bromas directas ni nada por el estilo», matiza Haynes sobre su melodrama.
En 'Secretos de un escándalo' imita sin disimular y con indisimulado disfrute esas películas de tarde donde el giro de guion se descubre antes de la primera frase de diálogo. Solo que aquí, claro, quien dirige es Todd Haynes y lo obvio se enrevesa de una manera sutil y pesada, como una bruma de agosto cargada de humedad. De pronto, la mirada de Natalie Portman al mundo idílico de Julianne Moore hace que todo se tambalee –«mi referencia más inmediata es Bergman por esas dos mujeres fusionándose en una personalidad», llega a decir–. Es la idea del antropólogo que va a mirar a la tribu de caníbales y estos, observados por la mirada juzgadora, cambia la manera de actuar. Lo idílico pasa a ser perturbador y que no haya «salchichas para la barbacoa» –imperdible escena– hace que las caretas se resquebrajen, la tristeza se extienda y el personaje de Natalie Portman se crezca. Pero el espectador tiene esa media sonrisa que se dibuja cuando lo turbio se envuelve de cinismo. «No me di cuenta de lo divertida que sería la película y lo agradable que es para algunas personas verla hasta que comenzamos a editarla y a mostrársela a la gente».
Una mirada diferente a un mundo mil veces explorado. Y eso que se cortó de su idea primigenia. «Llegué a plantearme rodar la película en una sola toma, en un plano secuencia. Pero pensé que el público, en el mejor de los casos, se distanciaría, que quedara como una experiencia más intelectual», afirma. Así que decidió experimentar menos, aunque no por ello renunció a su sello. «Traté de encontrar un enfoque visual, sonoro y estilístico para aproximarme a la forma en que el guión me hacía sentir: confundido, incómodo, constantemente cuestionando en quién confiaba y en quién no en la historia. Pero de una manera que disfruté como lector, y quería que esa misma libertad de navegar la narrativa estuviera disponible para el espectador de la película», enfatiza sobre el libreto que, además, está nominado al Oscar a mejor guion adaptado.
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