'Ciudad de Dios. La lucha sigue' regresa a la favela más salvaje de Río
La serie, ambientada 20 años después de la película original, recupera la historia de sus protagonistas
Derriban una urbanización de lujo en una favela de Río construida con dinero del narco
![Berenice, Barbantinho y Buscapé en una imagen de la serie](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/cultura/2024/08/26/CIUDADDEDIOS-RLp5liTi6hAMquiUzkPpHCI-1200x840@diario_abc.jpg)
Los 'millennials' –casi 'centenials', aunque pese alguna cana– somos tipos duros. 'El señor de la guerra' nos enseñó las bondades del AK-47, «el arma que todos los combatientes adoran», y 'Master and Commander', el arte de amputar un brazo en las aguas atlánticas del ... siglo XIX –en serio, lo hubo–. Pero incluso una mente curtida como la nuestra sucumbió en 2002 ante la obra magna de Fernando Meirelles y Kátia Lund: 'Ciudad de Dios'. Y es que, gracias a ella, nuestra cabecita europea entendió que los niños armados de las favelas de Río de Janeiro son tan peligrosos como los narcotraficantes de subfusil inquieto y nariz blanquecina.
Con complejo de Rose DeWitt Bukater diré que han pasado ya más de veinte años desde que 'Ciudad de Dios' nos zambulló, sin esperar a terminar la digestión, en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad brasileña. Y, con esa chispa de emoción del que acaba de hacer un revisionado de la película que le marcó la adolescencia, añadiré que 'Ciudad de Dios. La lucha sigue', la serie que estrenará Max en HBO este lunes, se presenta como una secuela digna de su hermana mayor.
Porque sí, con ella vuelven los narcos en bermudas y las autoridades corruptas, pero también esa legión de habitantes dispuesta a luchar para escapar de la dura guerra de las drogas y mejorar la vida en estos barrios.
'Ciudad de Dios. La lucha sigue', juega a lo grande con la nostalgia, y gana la partida. Arranca a principios de los 2000, dos décadas después de la guerra que enfrentó a Zé Pequeño y a Cenoura en los años 80, y sabe recuperar a los personajes que sobrevivieron a esa sangría entre bandas rivales.
Los viejos zorros recordarán al protagonista: uno de aquellos chavalillos que saqueaban los colmados revólver en mano, ahora convertido en un traficante recién salido de la cárcel. Y también a Buscapé, consolidado ya como el mejor fotorreportero de 'Ciudad de Dios', o a su inseparable colega, Barbantinho, obsesionado en esta secuela con ofrecer un futuro digno y alejado de la violencia a los más pequeños de la favela. Aunque tampoco faltan otros tantos protagonistas nuevos y desconocidos.
Pero si hay una clave de bóveda, esa es la continuidad. Al igual que la 'Ciudad de Dios' original, esta nueva serie, que contará con seis episodios estrenados de forma semanal, juega con los grises y huye de los recurrentes maniqueísmos. El grueso de los personajes, que son muchos, navega las olas de la violencia o se adapta a ellas para sobrevivir. Salvo algún archienemigo heredado de la película original –un turbio policía imposible de olvidar convertido en alto cargo político–, el resto sobrevive en un fuego cruzado entre criminales, milicias y policías.
Así que ya saben: buen regreso a la asfixiante atmósfera de 'Ciudad de Dios'. La disfrutarán.
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