Un Capitán América negro y un monstruo en la Casa Blanca: el plan de Marvel para resucitar su imperio caído
La compañía de Disney elige a Anthony Mackie para portar el escudo del primer vengador en 'Capitán América: Brave New World'
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La sombra de Steve Rogers es alargada. Casi tanto como los títulos de crédito de Marvel o los ecos de una crisis que lleva azotando a la franquicia de Disney desde su clímax con 'Vengadores: Endgame', en 2019. La compañía liderada por Kevin Feige se ... repuso entonces al chasquido de Thanos pero murió de éxito tras el estallido de un Big Bang que prometía alumbrar, con 'crossovers' y el multiverso, infinitas posibilidades. Y ahora paga las consecuencias de haber perdido, en el caos de líneas temporales, su don.
Llegó la pandemia y Marvel no echó el freno, todo lo contrario. Salpicó de títulos las salas de cine y el 'streaming', quemando cartuchos tan rápido como se agota la paciencia de Bruce Banner. Se propagaron las dudas, la merma creativa y el hartazgo, con malas críticas y fracasos en taquilla, como 'Ant-Man y la avispa: Quantumanía' y 'The Marvels'. Intolerable para el nuevo rey Midas del séptimo arte entendido como espectáculo. Tras un MeToo que hizo caer al gran villano de la nueva fase y la salida de una de sus productoras estrella, Marvel purga sus fantasmas y confía su reinicio a un nuevo Capitán América, negro, sin poderes y ya conocido en su versión de Falcon para resucitar de sus cenizas y resetear un universo que saltó hace tiempo por los aires. «¡Lo de que Marvel está en una crisis creativa es feroz! 'Endgame' fue un momento monumental en el cine, el 'crescendo' de una explosión de excelencia masiva. No había manera de continuar y construir desde 'Endgame'. Fue imposible. Kevin Feige lo sabía, todos lo sabían. Se llama 'Endgame' (fin del juego) por una razón. Creo que esta película, 'Capitán América: Brave New World', como lo fue en su día 'Capitán América: el primer vengador', es un punto de partida para esta segunda fase, esta segunda vida de Marvel, que se construye del mismo modo que se hizo entonces», cuenta a ABC Anthony Mackie, sobre cuyos hombros, sólidos gracias a la tecnología wakandiana, recae el peso de ese primer ladrillo.
El escudo no es lo único que hereda el Sam Wilson de Mackie. 'Capitán América: Brave New World', súbita e improvisada esperanza de Marvel, se estrena hoy lastrada también por problemas heredados. El nuevo Capi inicia su andadura con nuevo traje y un fiel hidalgo dispuesto a reírle las gracias, pero cimenta su aventura, un thriller convencional, sin intriga, riesgos ni sorpresas pero con mucha acción, sobre el esqueleto de 'glorias' ya pasadas y olvidadas como el increíble Hulk de Edward Norton, base que nutre al filme de Mackie de actores y trama, hasta de villano, pero no de William Hurt, cuya muerte motivó el fichaje de Harrison Ford como el general Ross y el gigante fortachón rojo encolerizado.
'Capitán América: Brave New World', destinada a ser una más en el interminable cronograma de Kevin Feige, se convirtió, casi por calendario, en la piedra filosofal de la nueva Marvel, en la 'Iron Man' aspiracional de la nueva fase, y también en su cobaya, víctima de reescrituras y regrabaciones, de cambios de actores y fichajes, como el de Giancarlo Espósito, improvisados. No deja de ser una metáfora que lo único que queda de algunas de las grandes apuestas de la franquicia de Disney yazca aquí en el Océano Índico como el cadáver del celestial de 'Eternals', cinta marvelita excomulgada.
A quien se rescata y se intenta redimir es al personaje que interpreta, sin mucho énfasis pero con bromas de bigotes, Harrison Ford, un militar con muy mala prensa por intentar ejecutar allá por 2008 al novio de su hija, Hulk, que busca el perdón de esta demostrando al frente de la Casa Blanca cuánto ha cambiado. Pero el pasado vuelve y el poder todo lo corrompe y el que fuera en su esplendor Han Solo se convierte, en un golpe de ira, en un Hulk rojo en su ocaso. Salta la Casa Blanca, destrozada, por los aires; planea un conflicto diplomático con cierto país de Asia... En fin, la metáfora aquí también se hace sola, aunque no sea de color naranja. «La crisis de credibilidad que vivimos como nación, como mundo, no es un problema de los Estados Unidos, es un problema global. No importa dónde vayas, en cualquier país que vayas la gente se está lamentando sobre la política y las figuras políticas. Algunas personas quieren hacer las cosas de una forma, otras de otra. Tenemos que descubrir cuál es el camino colectivo, por eso la democracia y el poder de elegir es tan importante», asume Anthony Mackie durante su visita a Madrid.
Trump y lo 'woke'
No menciona a Donald Trump, pero la analogía grita en silencio. Y planea, además, sobre el volantazo de la propia Disney, que cambia su política de diversidad tras la llegada del nuevo inquilino de la Casa Blanca justo la semana del estreno de una película que abraza precisamente la diversidad.
«Yo no siento ninguna responsabilidad, eso se lo dejo a Kevin Feige. Nunca pensé que me convertiría en Capitán América, ni que participaría en tantas películas de Marvel, pero es emocionante ver cómo Falcon se convierte en él. Amo a Sam Wilson. Amo el hecho de que está teniendo el tiempo para brillar por el personaje que es y amo verlo ahora como Capitán América porque creo que se hace justicia a aquello que ideó, en los sesenta, el propio Stan Lee», dice el actor, en referencia al nacimiento del primer personaje afrodescendiente en compartir, en los cómic, cabecera con un caucásico.
Ahora encabeza, escoltado por el nuevo Falcon al que da vida el actor de ascendencia latina Danny Ramírez, la nueva hornada de superhéroes a los que se ha encomendado suceder a los Vengadores originales. Luego vendrán los 'parias' de 'Thunderbolts*'; 'Daredevil', el ciego repatriado de Netflix, y, por fin, algo fresco pero nostálgico: la nueva versión de 'Los cuatro fantásticos'. El tiempo dirá si la aventura de este Capitán América está a la altura, si servirá para resucitar a un imperio caído... o solo para ser un taquillazo.