Arantxa Echevarría, una directora contra el tiempo y las modas: «Empecé con 50 años y no puedo desaprovechar esta oportunidad»
Estrena este viernes 'Chinas', el segundo guion original propio que ha rodado tras 'Carmen y Lola' mientras no deja de trabajar en otros proyectos para el cine y televisión
Crítica de 'Chinas', por Oti R. Marchante
![La directora Arantxa Echevarría, en el rodaje de 'Chinas'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2023/10/05/FotoChinasrodaje-kuOH-U60349428746xIE-1200x840@abc.jpg)
La primera película que Arantxa Echevarría vio en un cine fue '2001: Una odisea del espacio'. Tenía ocho años y lo más que acertó a decir de la cinta de Kubrick fue imitar a su hermano, que la llevó a la sala. «Una ... obra maestra, claro», recuerda que dijo a carcajada limpia. Él le enseñó a amar el cine, una pasión que le llevó media vida plasmar en la gran pantalla. No es una exageración: su primer largometraje lo estrenó con 50 años, en 2018. Fue 'Carmen y Lola', con la que ganó el Goya a la mejor dirección novel. Desde entonces no ha parado. En seis años ya ha rodado cuatro películas y dos series. Y se ríe cuando se le plantea si es la directora «más en forma» de España. «En forma... soy la que más proyectos tiene, eso seguro».
Hay algo particular en el cine y la personalidad de Echevarría poco visto entre sus colegas de profesión: un agradecimiento sincero por poder rodar cada película y una naturalidad que la aleja de cualquier atisbo de esa impostación tan habitual del «creador». Y nadie duda que sea una artista con sello y mirada propia. Una forma de hacer cine que se filtra en sus proyectos, no importa si, como en el caso de 'Chinas', que estrena hoy, la haya escrito y dirigido o si, como en otros proyectos, firme una comedia de encargo para Atresmedia.
«Es que yo empecé muy tarde, con 50 años, y no puedo desaprovechar esta oportunidad de ninguna manera», apunta la cineasta, que además de 'Chinas' tiene pendiente de estreno la comedia 'Políticamente incorrectos' y prepara el thriller 'La infiltrada', la historia real de una agente de Policía que se infiltró en ETA. «Sé que tengo muchos proyectos, pero no sé cuánto me queda de vida laboral porque cuando te haces más mayor está esa cosa absurda que algunos te dicen que ya no tienes el pulso de la vida...», denuncia, y continúa: «Hay como un estigma con el cine de autor de que hay que hacer un cine sesudo, profundo, festivalero... y sinceramente, disfruto cuando tengo presupuesto y me permiten rodar con actores como José Coronado o Belén Rueda, gente a la que normalmente no tengo acceso y a la que puedo llegar por querer hacer cine», señala, para rematar: «Un buen director puede hacer lo que quiera, si quiere». Y se acuerda de Kubrick. Y de su hermano, ese que la llevó de la mano al cine y le descubrió que el director era capaz de hacer la mejor película de ciencia ficción, la mejor de terror... «Y eso me abrió los ojos», sentencia. Por eso no se ruboriza al evocar cuál sería su proyecto ideal: «Sueño con hacer un musical, me encantan».
En ese navegar entre géneros, en la capacidad para pasar de lo que ella llama «un puñetazo al estómago» para después forzar la risa, se gestó el guion de 'Chinas'. Una idea que nació cuando rodaba cortos («tantos que ya ni me acuerdo») y a base de ir a la tienda de alimentación de debajo de su casa a horas intempestivas para comprar la cena («no tenía un duro yo por entonces») se hizo amiga de la niña pequeña de ojos rasgados que se criaba en la tienda mientras su madre atendía todo el día. Eso ocurrió hace 9 años, cuando 'Carmen y Lola' estaba todavía solo en su cabeza.
![Fotograma de 'Chinas'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2023/10/05/Chinas-abc-estreno-pelicua-kuOH--624x350@abc.jpg)
Larga gestación
Porque el proceso de creación de Arantxa Echevarría es diferente. Casi todo empieza en el casting, donde invirtió más de nueve meses hasta encontrar a sus protagonistas. Le pasó igual con 'Carmen y Lola', en la que accedió al mundo gitano. «Era más complicado entrar en la comunidad china por el idioma, el desconocimiento... Era más alejada a mi cultura, pero sin 'Carmen y Lola' no hubiera habido 'Chinas'», explica. En ese tiempo habló con centenares de personas que le contaron historias que se destilaron en su guion y en sus protagonistas. Algunas vividas por las propias actrices debutantes en primera persona. «Por eso todo parece tan real, porque lo que cuentan apela a su vida, a lo que les ha pasado», presume una directora que navega contra el tiempo y lo establecido firmando una película luminosa y llena de ternura. «Con el mismo concepto podía haber hecho otra película más oscura, pero me apetecía llegar al gran público, no a que la vean cinco o seis en una academia y digan que es muy interesante».
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