El falso tiburón que aterrorizó para siempre a los bañistas
playas de película
El estreno de 'Tiburón' cambió el cine de verano pese a que estuvo a punto de ser un desastre
«Estuve mucho tiempo enfadado con mi padre. Lo culpaba de todo»
![La presencia de Bruce desata el pánico en la costa de Martha's Vineyard, en una escena de la película, y un detalle de la playa](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/play/2023/07/17/playa-tibueron-U501617583820oPG-RvhfYLZ5ymzD1g9is5bVvjO-1200x840@abc.jpg)
Ya es imposible adentrarse en el mar y escuchar solo las olas, enterrado su sonido plácido por la siniestra banda sonora de John Williams, que marca el despertar de los instintos de la bestia y advierte de la amenaza ineludible del mal, de la ... presencia inmediata de ese terror invisible que acecha a los bañistas hasta cuando no hay probabilidad de que ronden escualos por la playa. En 1975, Steven Spielberg hizo del mundo un lugar más seguro para los éxitos de taquilla en el cine, pero acabó para siempre con la seguridad en las playas. Barrió de un plumazo el miedo clásico a lo sobrenatural, y lo hizo tangible, terrenal, aunque procediera del agua y no se viera. Le bastó para hacer temblar los bañadores solo una aleta.
El terrorífico protagonista de 'Tiburón' a punto estuvo de ser un 'lindo gatito'. Eso pretendía al menos el cineasta, que creía posible contratar a un domador de tiburones para que entrenara a un gran blanco y le pusiera a hacer unas cuantas piruetas, como si fuera un delfín. Fue imposible, claro. Y así nació Bruce, con las tres hileras de mandíbulas de un marrajo pero con metal en vez de cartílago; una máquina artifical que sembró el terror en la imaginaria Amity Island, que en realidad es la playa Joseph A Sylvia State de Martha´s Vineyard, en Cape Cod, Estados Unidos.
Es ahí donde lo que empieza como un zoom 'voyeur' de Spielberg termina con la primera víctima en el contador de Bruce. Como si fuera el inicio de una película de serie B, el tiburón ataca a una joven que se bañaba desnuda. Lo peor viene más tarde, cuando el terror se apodera de los bañistas de la playa después de que el escualo mate a un niño. Los llantos de su madre, los gritos, todo se funde en el chapoteo de la huida y en la histeria colectiva de la isla del Atlántico. El pánico vuelve cuando todo parecía en calma. Después de creer que el tiburón ha sido ya cazado, los turistas celebran el 4 de julio, fiesta nacional, hasta que una broma infantil reaviva el terror en la playa. Bruce, ajeno a su poder, merodeaba por un estanque cercano en el que muere una tercera víctima.
De todas las playas, la mayoría privadas o solo para residentes, de Martha's Vineyard, el asesino silencioso eligió la de Joseph A Sylvia State, de arena blanca y suave y aguas poco profundas, una de las playas públicas de la isla. Con una extensión de ocho kilómetros entre Oak Bluffs y Edgartown, a esta playa orientada al este se accede a través de un puente. Cuando la cámara deja de rodar, los bañistas suelen tirarse desde el puente a las aguas de Nantucket Sound. Pero cuando es Steven Spielberg el que mira a través de su lente, el puente se convierte en el lugar desde el que Michael, el hijo de Brody, ve cómo el tiburón blanco de ocho metros orquesta otro festín para sus fauces.
Dividida en dos actos, 'Tiburón' empieza presentando al asesino marino, su sed de sangre, la lotería con la que elige a sus víctimas. La segunda parte, sin embargo, es la lucha del ser humano contra la bestia; la caza de la Moby Dick de Melville. La película cambió el cine y el imaginario colectivo para siempre, pero todo estuvo a punto de ser un desastre. Varias veces.
Un desastre de rodaje
Las contingencias elevaron el presupuesto muy por encima de los iniciales tres millones de dólares, por los retrasos, los caprichos del director y un elenco que no terminaba de confiar en el proyecto. La localidad donde se rodó aprovechó la presencia de Universal y los acribilló a multas en vez de explotar Hollywood como reclamo turístico; hubo un sinfín de peleas y problemas técnicos. Las réplicas de tiburón se estropeaban; una de las tres se hundió un día y el equipo empezó a llamar a la película 'Flaws' en lugar del 'Jaws' original, que significa mandíbulas.
Pero al final todo fluyó como debía. Hasta Spielberg se salió con la suya y rodó en mar abierto. «Yo estaba empeñado en filmar en mar abierto, y ellos en que no; como insistían tanto en rodar en un estanque, estuve a punto de dejar la película», dice el director en 'Moteros tranquilos, toros salvajes'. «Ese pedazo de polietileno, madera flotante y acero no iba a asustar a nadie a menos que el público se tragase que era real. Los años setenta fueron una época en que el entorno natural era crucial para narrar una historia». Y vaya si lo fue.
Dijo el fallecido Peter Bogdanovich que 'Tiburón' fue devastadora para las películas artísticas. También para los bañistas. Ir a la playa nunca ha vuelto a ser lo mismo desde el atronador «chan, chan, chan».
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