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Paul Thomas Anderson: «Quiero que mi película se vea en las salas y las vuelva a llenar»

El cineasta dirige 'Licorice Pizza', una de las películas del año

Paul Thomas Anderson, durante el rodaje de 'Licorice Pizza'

María Estévez

'Licorice Pizza' es la mejor película costumbrista estadounidense de 2021, otra historia de Paul Thomas Anderson ambientada en el Valle de San Fernando (Los Ángeles). El cineasta ya deambuló anteriormente por esta extensión suburbana en títulos como 'Boogie Nights', 'Magnolia' y 'Punch-Drunk Love'. Anderson creció en el Valle y ahí continúa viviendo con su mujer Maya Rudolph y sus cinco hijos. «Recuerdo que en algún momento pensé: 'Sabes, no voy a ser como mi padre, arrastrando a mis hijos de un lado a otro por Ventura Boulevard'. Sin embargo aquí estoy, feliz de hacerlo».

El director introduce a dos debutantes para contar un tierno amor adolescente, algo inapropiado por la diferencia de edad entre los jóvenes, pero con la carga emocional de una comedia medida hasta el milímetro. La cinta presenta a Cooper Hoffman, el hijo de su viejo amigo y colaborador Philip Seymour Hoffman, como Gary Valentine, un chico de 15 años que intenta cortejar a la veinteañera asistente de fotografía Alana (Alana Haim, de la banda Haim). También muestra a Sean Penn como al actor William Holden y a Bradley Cooper como el productor Jon Peters. Una comedia romántica retorcida cargada de los recuerdos de esta ciudad prefabricada que es Hollywood. «Tengo una conexión emocional con los lugares que aparecen en el filme. Cuando ruedo una película, estoy pidiendo al público que se involucre, que aprecie ese espacio tan querido para mí. Me importa mucho de donde vengo, allí crecí y allí estoy educando a mis hijos. Quiero que mi amor por estos rincones sea evidente en la pantalla », explica el director.

Paul Thomas Anderson , que conocía a la familia de los protagonistas previamente, hizo un guión a la medida de Alana Haim. «Dije que sí de inmediato y luego me fui a dormir. Pero me puse a darle vueltas porque era consciente de que me había metido en un lío», admite la actriz. «Alana se me metió en la cabeza mientras se me ocurría el personaje, como una maldición, igual que me sucedió con Cooper. Creo que ambos están perfectos. Rodar este filme me ha permitido comprobar mi creencia de que no necesitas mucho más que un puñado de amigos, a tu familia y muchas ganas para hacer una gran película», admite el director.

La nostalgia

En realidad, si algo une todas las películas de Anderson es su habilidad para obtener interpretaciones profundamente íntimas de sus actores y capturar momentos impresionantes que logran arrancar al espectador sus propios recuerdos, como esa canción de la radio que te hace creer que está escrita para ti. «Sigo sin poder creer que escribiera el personaje pensando en mí. Yo no soy actriz, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo durante el rodaje . Cuando yo interpreto mis temas junto a mis hermanas, los hacemos escribiendo cosas que nos gustan. La actuación es otra cosa, una experiencia loca que me ha divertido», apunta la cantante.

Con la nostalgia por el pasado estimulando su pasión por contar historias, el cineasta se atreve incluso a utilizar equipos de filmación y procesos técnicos de la década de los setenta. «Hay una luz antigua llamada luz de arco, literalmente un arco de carbono, que utilicé. La experiencia podría describirla como resucitar un viejo Chevy Bel Air del 57 estacionado en un garaje durante 30 o 40 años al que nadie ha puesto en marcha en todo ese tiempo. Te da una calidad de luz que es absolutamente increíble», explica el cineasta. «Encontrar estas luces fue difícil, encontrar personas que supieran cómo hacer funcionar las luces lo fue aún más. Son muy grandes, poco prácticas, incómodas. Técnicamente ha sido un reto que ha valido la pena porque hemos conseguido magia en las imágenes».

Cuando Hoffman y Haim corren como locos el uno hacia el otro después de una larga noche de buscarse y extrañarse en el área metropolitana de Los Ángeles, uno entiende que está frente a un momento mítico del cine. «Para mí lo más importante es el guión, conseguir una historia con una estructura que resuelva de antemano problemas que luego pueda encontrar durante la filmación», dice Paul Thomas Anderson. Con la esperanza de que su película no caiga en el olvido, se atreve a estrenar a la antigua, sin plataforma de transmisión en la que apoyarse. «Confío en el boca a oreja, en conquistar al público con una historia que merece estar en las salas de cine más de dos días. Quiero que la audiencia vea mi película en las salas y las vuelva a llenar». Con temas de Paul McCartney, David Bowie y Nina Simone, 'Licorice Pizza' es una oda al cine de autor, a esa vida análoga que se nos quedó atrás cuando la tecnología nos invadió.

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