Una noche con Brad Pitt
El actor fue el gran reclamo en el estreno de ‘Babylon’, donde volvió a ser la estrella de un gran evento de Hollywood

Los vientos de Santa Ana soplan a finales de año por los cañones de Hollywood y en su rumor se escucha, si se presta atención, la rendición de Joan Didion a Hollywood: « Este lugar hace que todos sean jugadores . Su espíritu es veloz, ... obsesivo, inmaterial. La acción en sí misma es la forma de arte». Y acción se transforma en experiencia artística en uno de los estrenos más esperados del año: ‘Babylon’, del que solo podemos decir que es lo más parecido a subirse a una montaña rusa de casi cuatro horas y sentir vértigo al bajar.
Conduciendo al primer pase de ‘Babylon’ , pensaba en cómo su director, Damien Chazelle, es el ‘it boy’ tras las cámaras, el deseado realizador de ‘La La Land’ y ‘Whiplash’ cuenta con un reparto estelar en ‘Babylon’: Margot Robbie, Brad Pitt, Jean Smart, Tobey Maguire y Diego Calva. En realidad, lo que más llamaba la atención de la velada era encontrarse con Brad Pitt en persona, en carne y hueso. El actor, que lleva un rosario de enfrentamientos con Angelina Jolie , ha estado manteniendo su distancia con la industria, y volverlo a ver en un encuentro así ya era todo un acontecimiento.
La cita era en la Academia de Hollywood, en el teatro Samuel Goldwyn, y la cola para entrar daba la vuelta a la manzana. Es difícil que a estos pases acudan los académicos, pero allí estaban cientos de ellos llenando un teatro con un aforo para más de mil personas. Ellos, como yo, acudían a la llamada de cantos de sirena ofrecida por una de las pocas estrellas que quedan del cine. Porque, aunque le pese a su ex, Brad Pitt es de los pocos actores que ha mantenido su estatus y caché a lo largo de tres décadas. No es poco logro si tenemos en cuenta que en los cien años de este Hollywood de estrellas, desde sus orígenes en 1920 hasta el milenio, apenas un ramillete puede decir lo mismo...
Viendo al personaje de Jack Conrad que brinda Pitt, pensaba en que junto con sus amigos Clooney y Di Caprio , el actor es un Cary Grant moderno. La carta de amor que Chazelle ha escrito y dirigido a Hollywood, al cine, a la experiencia de sentarse en la butaca mientras cuenta la turbulenta transición del cine mudo al sonoro, recibió un largo aplauso de aquellos encargados de votar en los Oscars. Queda claro que Pitt y su ‘Babylon’ van de cabeza a las nominaciones de los premios.

Tras la proyección
«En Hollywood ya no hay tanta droga» , nos dijo Brad Pitt a modo de excusa cuando, con el telón bajado, hablaba con nosotros. Hay tanta cocaína en la pantalla que la película termina siendo un viaje delirante hacia las estrellas, con una caída no menos precipitada. Vamos, una metáfora de muchas carreras en Hollywood. Pitt observó que la decadencia representada en la película está muy lejos de la actual realidad.
En la recepción posterior en uno de los grandes salones de la Academia de cine, entre profiteroles y copas de champán, el actor era el reclamo de los presentes. El cebo de Chazelle para sacar de sus casas en esta tarde de viento a los académicos. Yo, como el sabueso que sigue escrupulosamente a su perro, perseguía a Pitt entre la muchedumbre. La estrella más atípica de este milenio vestía un sombrero raído de fieltro , una chaqueta de algodón casi de andar por casa, una camiseta blanca y unos vaqueros gastados. «En los años 20, Hollywood era el salvaje Oeste», bromeaba él, mientras a su alrededor todos lo mirábamos embobados.
Acostumbrado a moverse con ligereza, Pitt iba escoltado por Lukas Hass, que interpreta a su productor en el filme. Los dos manejaban al personal con infinita mano izquierda. «Hubo un extraño fenómeno a finales de la década de los 1920 cuando Hollywood vivió una ola de suicidios y muertes por sobredosis . Esas muertes coincidieron con la transición de Hollywood del cine mudo al sonoro y les pusieron un rostro brutal a esos cambios».
Sin duda, en las distancias cortas, además de atractivo e ingenioso, Pitt sabe cómo escabullirse cuando se siente acosado por quienes le admiran. Alguien balbuceó en aquel ya reducido grupo si estudió la vida de John Gilbert, aquel actor, guionista y director a quien el público conocía como ‘el gran amante’, para inspirarse en su personaje de Jack Conrad. «Yo jamás he prestado atención a esa época del cine, porque no es un estilo de actuación con el que me identifique. No es lo que nos atrae ahora», admitió Pitt. «Sin embargo, el empeño de Chazelle, me convenció de estudiar la época. Son interpretaciones con demasiado empaque, no hay lenguaje corporal. Los actores comunican sus emociones con el rostro. Pero, a instancias de Damien, vi varias películas y encontré la calidez y el encanto que tienen».
Metidos en el barro, Pitt aseguró que Hollywood había dejado atrás en gran medida sus antiguos excesos. « Ahora hay menos drogas », repitió para seguir bromeando. «La verdad, lo que más me ha sorprendido es verme en tantas escenas de la película. Estaba convencido de que, con un guión de 180 páginas, iba a ver recortado mi papel a la mitad».
La noche siguió para Hass y Diego Calva que se quedaron con nosotros, pero ya sin Pitt que después de pasar una hora toreando el temporal como anfitrión de la noche, huyó a los brazos de su nueva novia, Inés de Ramón, con quien había quedado para ir al concierto de Bono. Como dijo Didion: « Hollywood solo sorprende a los que no viven aquí ».
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