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El loco sueño de unos enamorados del cine por recuperar el cementerio de «El bueno, el feo y el malo»

Guillermo de Oliveira ha recorrido medio planeta entrevistando a los artífices del clásico, entre ellos el propio Clint Eastwood, para rodar «Sad Hill Unearthed», un documental que aborda la inmortalidad de la cinta de Sergio Leone

Una de las imágenes de «Sad Hill Unearthed» donde se muestra la localización de la escena final de «El bueno, el feo y el malo»
Bruno Pardo Porto

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Desenterrar un cementerio. Más que un acto macabro, un canto de amor al cine, un ejercicio de fetichismo romántico. Ocurrió en octubre de 2015, cuando un grupo de fans de « El bueno, el feo y el malo » acudió a Burgos a restaurar la localización de la escena final de la película de Sergio Leone : ese duelo a tres que ha pasado a los anales de la historia del cine. En realidad, no se trató de una locura espontánea, sino de un plan de la Asociación Cultural Sad Hill , que consiguió el permiso de la Junta de Castilla y León para rehabilitar el escenario en septiembre de aquel año.

Cartel de «Sad Hill Unearthed»

La noticia llegó a oídos de Guillermo de Oliveira (Vigo, 1986), que no tardó en coger su cámara e irse a rodar el cementerio, azotado por 49 años de abandono, cubierto por diez centímetros de vegetación. Fue una reacción intuitiva para un «cazador» de localizaciones de cine que ha visitado por capricho las escaleras del Philadelphia Museum of Art (esas que subía con tanto ahínco Rocky) o la presa Verzasca en Locarno, donde se filmó la escena más espectacular de «Goldeneye».

«Grabamos cada fin de semana los trabajos de reconstrucción», explica Oliveira. «Al principio eran cuatro gatos. Pero luego empezamos a ver a gente de toda Europa implicada, personas que recorrían 800 kilómetros para echar una mano». En un primer momento, ese impulso de registrar lo que estaba pasando iba a transformarse en un corto documental o un vídeo para su canal de Youtube, pero la bola se hizo tan grande que solo podía caber en un largometraje: « Sad Hill Unearthed », firmada por el propio Oliveira, que se presentará el próximo otoño.

«A medida que íbamos grabando empezamos a hacer entrevistas que tuvieran relación con la película o la escena del cementerio. Eso nos agrandó la historia, que aborda tanto la reconstrucción del cementerio como el rodaje de la escena en 1966», cuenta el director. El equipo del documental consiguió hablar con figuras fundamentales de la cinta como Ennio Morricone , compositor de la banda sonora, Eugenio Alabiso, montador, o Sergio Salvati, asistente de cámara. Y sí, también charlaron con Clint Eastwood.

Aunque fue el único personaje que no pudieron entrevistar en persona, Eastwood se mostró muy interesado por el proyecto. «Está fascinado por el trabajo de los fans. Desde entonces le cuenta a todo el mundo la historia de cómo han reconstruido el cementerio de la película cincuenta años después», recuerda Oliveira, que tardó más de diez meses en contactar con el bueno de Clint. «Conseguir todas las entrevistas ha sido una lucha continua. Casi hemos rozado el acoso a través de mails, faxes y llamadas de teléfono. Pero una vez que rompíamos las barreras de los agentes y llegábamos a las personas implicadas, todas nos recibieron con los brazos abiertos».

El documental no se encierra en el rodaje del western y el cementerio, sino que también explora el mito que ha supuesto la cinta de Leone, que ha encandilado a un sinfín de cineastas y artistas. Uno de ellos es James Hetfield , vocalista de Metallica, que comienza todos sus conciertos con Ecstacy of Gold, el tema que Ennio Morricone compuso para la escena final «El bueno, el feo y el malo». De hecho, la banda proyecta esos fotogramas durante mientras interpretan su versión. «Pensaba hacerle un par de preguntas sobre la escena y por qué la usaban en sus actuaciones, pero acabamos hablando durante más de una hora y media. Es un enamorado de la película», dice Oliveira.

James Hetfield, vocalista de Metallica, durante el documental

Por supuesto, Oliveira también ha dejado sitio para esos incansables cinéfilos que decidieron desenterrar un cementerio. «Hay una historia preciosa en el sueño loco de este grupo de fans», explica. A día de hoy, la Asociación Cultural Sad Hill ha conseguido levantar 1.500 de las 5.000 cruces originales . Cada una lleva el nombre de una persona que ha donado 15 euros a la causa. «Todavía tienen margen», bromea el director del documental.

En cierto modo, el proyecto de Oliveira tiene también mucho de sueño loco. Empezó como un divertimento, como un «vamos a grabar con un dron ese sitio», y ha terminado convirtiéndose en un documental de hora y media. El camino todavía no ha terminado: en estos momentos el director está haciendo una campaña de crowdfunding para sufragar la postproducción del largometraje y los «carísimos» derechos de autor de la música de Morricone y las escenas de la cinta de Leone.

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