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François Ozon lleva el 'Me too' al París de 1935: «La comedia puede tocar temas graves y tenebrosos»

El director francés abre el BCN Film Fest con 'Mi crimen', una farsa ligera y 'amoral'

Susan Sarandon, Omar Sy y François Ozon, estrellas del BCN Film Fest

'Mi crimen', un divertimento de François Ozon, abre el Barcelona Film Fest

El director François Ozon, junto a las actrices Nadia Tereskiewicz (i) y Rebecca Marder (d) EFE
David Morán

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Una actriz y una abogada en horas bajas, un crimen inoportunamente oportuno y una sátira alocada alrededor de los abusos, la sororidad y los difusos límites entre el bien y el mal. «La comedia es muchas veces más eficaz para transmitir un mensaje, ya que permite diferentes niveles de lectura», defiende François Ozon (París, 1967), cineasta de ritmo estajanovista que se ha tomado a sí mismo al pie de la letra para firmar 'Mi crimen' , «farsa tierna e irónica» que cierra la trilogía que completan '8 mujeres' y 'Potiche, mujeres al poder'.

El filme, que se estrenará en España el 5 de mayo, inauguró ayer de forma oficial el VII BCN Film Fest, pasarela cinematográfica por la que pasarán en los próximos días Wim Wenders, Omar Sy, Penelope Wilton, entre otros. En el programa, además de una sesión especial de 'Thelma & Louise' con la presencia de la actriz Susan Sarandon, destacan también 'El primer día de mi vida', de Paolo Genovese;'La impaciencia del corazón', de Billie August;'The lost king', de Stephen Frears; y 'Un cel de plom', cinta de Miquel Romans sobre la vida de Neus Català. En la sección oficial figuran también 'Los colores del incendio', de Clovis Cornillac; 'A bit of light', con Anna Paquin y Ray Winstone; y 'Rebel', de Adil El Arbi y Bilall Fallah.

Juicios y asesinatos

A la espera de todo lo anterior, el protagonismo fue ayer en los Verdi de Barcelona para una 'Mi crimen' con la que Ozon viaja al París años treinta de la mano de Madeleine, una joven actriz pobre y sin (aparente) talento que es acusada de asesinar a un famoso productor cinematográfico. «La comedia puede tocar temas graves, incluso oscuros y tenebrosos. Esta película tiene un final completamente amoral, ya que un crimen hace que todo el mundo salga ganando», añade el realizador a cuenta de una cinta en la que Nadia Tereskiewicz, Rebecca Marder e Isabelle Huppert se enredan en una disparatada historia de juicios y asesinatos que adapta la obra de teatro de 1934 'Mon crime', de George Berr y Louis Verneuil.

«La obra original era misógina, como lo era la época, pero yo quería sacarla de contexto», apunta Ozon. De fondo, una reflexión sobre la justicia, la falsedad y cómo la mentira se convierte en la materia prima con la que trabajan los actores. También, no hay más que ver Jean-Christophe Bouvet en el papel del productor finado, ciertos paralelismos con el 'Me too' y las prácticas depredadoras de tipos como Harvey Weinstein . «Obviamente influyó», asegura Ozon. «Está claro que, al cambiar los personajes de la obra de teatro y convertirlos aquí en actriz y productor, hay un vínculo con el 'Me too', pero no va más allá de eso», añade. Con todo, apunta, nada más lejos que una voluntad moralizante. «No hago películas políticas, no me interesa. Lo que quería era hacer una película para las mujeres», matiza.

Además de servirse de la comedia para explorar temas complejos y hacer malabares con el absurdo y los diálogos veloces y afilados, Ozon también aprovecha 'Mi crimen' para volver la vista atrás y, entre guiños a Billy Wilder, Ernst Lubitsch y los restos del naufragio del cine mudo, homenajear de forma nada velada al cine de los años treinta. Un ejercicio nostálgico que, explica el francés, tiene mucho que ver con la pandemia y que se puede rastrear también en otros títulos recientes como 'Babylon', de Damien Chazelle; 'Los Fabelman', de Steven Spielberg; y el 'El imperio de la luz' de Sam Mendes. «Durante el confinamiento tuvimos miedo de perder ese cine que nos había dado todo, quizá por las plataformas, quizá por el cambio de costumbres... Y eso, la idea del fin de las salas como experiencia común, quizá es lo que nos empujó a todos a rendir ese homenaje nostálgico», relata.

Otra cosa, sin embargo, es aplicar esa mirada sobre su propia carrera. «Últimamente me han empezado a llegar invitaciones para retrospectivas, y eso debe querer decir que ya tengo un pie en la tumba», bromea.

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